Capítulo V
Continuación (I.2.a.2)


2) Nueva revisión de la hominización desde la perspectiva de la Encarnación del Verbo: interpretación antropológica que pone de relieve los significados y los valores emergentes de los anteriores datos, con vistas a su empleo en la ética y en la moral teológica[1].


29. Las ciencias de la naturaleza – en este caso, física y biología, y sus especializaciones: astrofísica, cosmología, antropología física, genética – así como la antropología cultural nos han proporcionado una serie de indicadores valiosos: nos han hecho re-pensar el valor y el aporte mismo de las ciencias, de su método, sus límites y sus posibilidades; la importancia del trabajo hecho en colaboración; sus intentos reiterados y validados por avanzar en el conocimiento de la realidad, obteniendo resultados que ostentan una relativa seguridad; y, sobre todo, con respecto al ser humano, nos hablan del sinnúmero de alternativas por medio de las cuales, a través del tiempo, se fue decantando el incuantificable abanico de seres, y luego de seres vivos, especialmente, el sinfín de posibilidades que, actualmente, al mismo, desde esa admirable constitución, se le abren. Ahora bien, ante esos hechos que van siendo consignados con pretensión de objetividad y justificación – en medio de una cultura que sólo admite opiniones y excluye certezas, y ha perdido, por así decir, “el hábito de la objetividad” (Carlo Mazzantini[2]) –, se debe afirmar que el resultado final es este sujeto humano, capaz de obrar, a diferencia de las demás criaturas conocidas, de una manera programada y racional[3] (cf. CIV 74 con sus nt. 153 y 154).

30. Llegados a este punto es menester hacer tres anotaciones. La primera, metodológica, a propósito de la importancia y las características de una relación entre científicos y teólogos. En tal virtud, el diálogo[4] – la comunicación[5]se impone como una categoría eminentemente antropológica, por cuanto expresa, tanto como el trabajo, una de las características humanas más sobresalientes. Desde su orilla, Jürgen HABERMAS lo considera así:

“El habla argumentativa es, ciertamente, una forma más especial de comunicación. Pues en ella se convierten propiamente en tema pretensiones de validez que de otro modo permanecerían implícitas, pues esas pretensiones se entablan performativamente; por eso la argumentación tiene un carácter reflexivo, lo cual comporta presupuestos comunicativos más exigentes y por ello, las presuposiciones de la acción orientada al entendimiento resultan más fácilmente aprehensibles en las argumentaciones. Esta ventaja que en términos de estrategia de investigación tiene la argumentación no significa también concederle una primacía ontológica como si la argumentación fuese más importante o incluso más fundamental que el diálogo o incluso que la práctica comunicativa cotidiana, articulada en términos de mundo de la vida, la cual constituye el horizonte más amplio y comprehensivo”.[i]

Por eso mismo, la “comunicación” no es cuestión simplemente de “medio”, de “instrumento”, sino que revela las dimensiones más auténticas del ser humano inserto y partícipe en la acción creadora de Dios. Es JUAN PABLO II quien lo subraya:

“El concepto de «comunicación», en nuestro lenguaje convencional, ha sido prácticamente alienado de su más profunda, originaria matriz semántica. Sobre todo se vincula a la esfera de los medios, esto es, en su mayor parte a lo que sirve para el entendimiento, el intercambio, el acercamiento. Sin embargo, es lícito suponer que, en su significado originario y más profundo, la «comunicación» estaba y está directamente unida a sujetos, que se «comunican» precisamente a base de la «común unión» existente entre sí, tanto para alcanzar, como para expresar una realidad que es propia y pertinente sólo a la esfera de sujetos- personas. De este modo el cuerpo humano adquiere un significado completamente nuevo, que no puede ser colocado en el plano de la restante percepción «externa» del mundo. Efectivamente, el cuerpo expresa a la persona en su ser concreto ontológico y existencial, que es algo más que el «individuo», y, por tanto, expresa el «yo» humano personal, que funda desde dentro su percepción «exterior»”[6]

La razón de ello es que en Jesucristo se ha realizado plenamente el “diálogo entre Dios y los hombres”: Él, que es al mismo tiempo “verdadero Dios y verdadero hombre”, aúna en sí mismo la voluntad salvífica de Dios con la historia del mundo y del hombre. De esta manera nos ha revelado que el proyecto de Dios acerca del ser humano consiste en que éste llegue a ser plenamente “imagen de Dios”, viviendo como “hijo” suyo y como “hermano” de sus hermanos. De igual modo, la encarnación del Verbo ha puesto en evidencia la altísima dignidad que corresponde a cada ser humano, y, de todos, su igualdad.

El Hijo (“Lumen”) todo lo ha recibido del Padre (“Lux”) y por el Espíritu (“Ignis”) nos comunica cuanto ha aprendido de Él[7]. Así, Dios, que es luz (cf. Jn 9,5; 1,4; Mt 4,16), nos hace a nosotros portadores de luz para el mundo (cf. Lc 2,32; 11,35; 12,3; 16,8; Mt 5,14). Nuestra luz, pues, no es propia, y reflejamos de los rayos de Cristo y del calor del Espíritu. Así, los Tres han querido, de esta manera, darnos a participar de su propia vida. Esperan que la hagamos crecer en nosotros. A su “imagen y semejanza hemos sido creados”, desde toda la eternidad nos pensó a cada uno para que le acompañásemos en su vida feliz. A pesar de nuestro pecado, ha querido hacernos sus hijos, cumpliendo la misión que nos ha encomendado de construir un mundo mejor, más humano, más justo, al servicio de los hermanos, sin egoísmo.

Este “intercambio admirable” (“admirabile commercium”) al que se refirieron los Padres de la Iglesia, ese admirable comunicarse de Dios al hombre en el que está contenida a su vez la llamada dirigida a todo hombre – insospechado origen de la Iglesia –, a fin de que, donándose a sí mismo a Dios y donando consigo mismo todo el mundo visible, participe en la vida divina, y para que como hijo adoptivo se haga partícipe de la verdad y del amor que está en Dios y proviene de Dios. Gracias a la encarnación del Verbo, ese “syn-Logo” resultante de procesos multimilenarios, y, más aún, ese “diá-Logo” que Dios personalmente ha establecido con los hombres y con el cosmos, requieren de las mujeres y hombres de hoy, y muy especialmente si ejercen su tarea en la Iglesia y en el mundo como “teó-logos”, que sean ellos, hasta donde más sea posible, “especialistas en temas científicos”. O, al menos, que estén animados de sinceridad y honradez para el coloquio interdisciplinar con los científicos, de modo que con ellos, igualmente bien dispuestos, se vayan alcanzando niveles más altos de armonías, para la mayor gloria de Dios. Y este hecho nos remite a la creación, sin duda, pero también al sentido profundo intramundano que ella posee así como al relato mismo (la teología misma de la Revelación) en el que es expresada la fe del pueblo que la captó, relato, por ello mismo, “profético” (Benedicto XVI).

31. En efecto, en la perspectiva de la fe cristiana, en segundo término, es necesario ubicarnos, como Jesús lo hizo expresamente, en la perspectiva del AT y recuperar también para la naturaleza el sentido profundo de “creación” – que es bien diverso del de naturaleza-recurso –. Así lo recordaba JUAN PABLO II (audiencia general del 2 de enero de 1980):

“Dios se revela a Sí mismo sobre todo como Creador. Cristo se remite a esa revelación fundamental contenida en el libro del Génesis. El concepto de creación tiene en él toda su profundidad no sólo metafísica, sino también teológica. Creador es el que "llama a la existencia de la nada", y el que establece en la existencia al mundo y al hombre en el mundo porque El "es amor" (1 Jn 4, 8). A decir verdad, no encontramos esta palabra amor (Dios es amor) en el relato de la creación; sin embargo, este relato repite frecuentemente: "vio Dios cuanto había hecho y era muy bueno". A través de estas palabras somos llamados a entrever en el amor el motivo divino de la creación, como la fuente de la que brota: efectivamente, sólo el amor da comienzo al bien y se complace en el bien (cf. 1 Co 13). Por esto, la creación, como obra de Dios, significa no sólo llamar de la nada a la existencia y establecer la existencia del mundo y del hombre en el mundo, sino que significa también, según la primera narración "bereshit bara", donación: una donación fundamental y "radical", es decir, una donación en la que el don surge precisamente de la nada”.

Con todo, el pueblo hebreo no llegó a esta conciencia de un momento a otro y sin mediar una relación con los pueblos vecinos: inicialmente, mientras para éstos, según las antiguas mitologías mesopotámicas[8], lo que existe nació de una lucha intradivina, para aquél la palabra vence la nada y crea el ser. La expresión de esta conciencia se efectúa prosiguiendo el despliegue de las innumerables y progresivas “dimensiones humanas” que se van poniendo “a la libre disposición de la palabra divina”, como señala Hans Urs VON BALTHASAR:

“Pero – y esto es igualmente importante – la palabra de Dios se apropia del pueblo de Israel en su lugar histórico, en el conjunto de la evolución universal; se apropia de él no sólo en su situación política, entre las grandes potencias del Próximo Oriente; no sólo en las dependencias culturales de Fenicia (cuyos arquitectos construyen el Templo y cuyos poetas ejercen un gran influjo, en cuanto a la forma poética, sobre numerosos Salmos), sino totalmente en aquellas estructuras más hondas que solemos llamar imagen del mundo, visión del mundo, interpretación de la vida, sabiduría, filosofía, metafísica y religión. Todo esto se desarrolla – sobre todo en el mundo antiguo – según unas ciertas leyes unitarias, dentro de las cuales tienen lugar el despliegue total de la naturaleza humana y la formación de la conciencia de la humanidad… Cada grado de desarrollo de la evolución total puede convertirse (si Dios quiere servirse de él) en la condición previa necesaria para un nuevo despliegue de la revelación. Gracias a esta vinculación existente entre la experiencia histórica de Israel y la experiencia de la humanidad, las leyes de la historia universal se subordinan en cierto sentido a las leyes de la historia de la revelación”[9].


32. En tercero y último término, el mismo Papa, JUAN PABLO II, no dejó de subrayar también que este acontecimiento creador – objetivo, en este sentido –, por parte de Dios, ocurre “casi sincronizado” con los procesos en los que participa el ser humano, es decir, que en la creación concurren “casi” simultáneamente la acción gratuita y amorosa de Dios con la toma de conciencia de la misma por parte del ser humano:

“Añadamos que el segundo relato de la creación del hombre conserva, hasta cierto punto, una forma de diálogo entre el hombre y Dios-Creador, y esto se manifiesta sobre todo en esa etapa en la que el hombre (adam) es creado definitivamente como varón y mujer (is-'issah)[10]. La creación se realiza casi al mismo tiempo en dos dimensiones: la acción de Dios-Yahwéh que crea se desarrolla en correlación al proceso de la conciencia humana.”[11]

Trayendo estas reflexiones al terreno del saber, y, en particular, al universitario, quizás la dimensión antropológica se evidencia, más bien, por contraste. Vivimos en un mundo no sólo atomizado y súper especializado, sino fragmentado. Y ello ocurre no sólo en relación con el ser humano, sino también en relación con el resto del cosmos. Los saberes, cada uno de ellos, corren por su cuenta y riesgo; incluso, es posible que desacreditándose los unos a los otros, o, en el menor de los casos, ignorándose. Inclusive, universidades se hacen eco de esta situación, por cuanto una dispersión y aislamiento en facultades y escuelas, en ciencias y especialidades, en carreras y programas, olvida por completo que la sociedad está llena de problemas muy complejos que reclaman una acción interdisciplinaria que le ayude a comprender y a aclarar sus perplejidades y las causas de sus desesperanzas actuales. Es tal el caso, p. ej., del creciente fenómeno de la “depresión” que se está dilatando entre nuestros adolescentes y jóvenes, incluso universitarios, que los conduce lenta, sutilmente, hacia una vida sin esperanza[ii]. El mismo ser humano, considerado tanto individual como socialmente, por todo lo que hemos visto, reclama contra este abuso, cuando aparece profundamente “orgánico” en sus componentes diversos.

En efecto, a causa de este déficit – ¿deliberado? –, y por los graves efectos que esta carencia lleva consigo, se evidencia la aspiración, y, más aún, la necesidad imperativa, de contribuir a que las personas, sus agrupaciones y las sociedades enteras, re-descubran el llamado a recomponer una nueva “síntesis” dinámica de los saberes, y se tomen todas las medidas conducentes a lograrla: a que, de los saberes, se llegue “al saber” articulado, que en nada mengua las autonomías de aquellos, pero que sí beneficia al conjunto con su capacidad de diálogo y de comunicación “mediante la entrega de sí mismos”. Las Universidades católicas, al menos, han considerado que forma parte de su propia identidad este cometido, el cual no es artificial ni superfluo sino el resultado de su lectura propia de la condición y de la experiencia humana – como concluimos de nuestra búsqueda en este y en el capítulo precedente – desde la perspectiva que les ofrece su profesión de fe y su esperanza[12], en un sano ejercicio de razonabilidad y de responsabilidad social: la integración del saber constituye la razón misma de la Universitas, y, de modo del todo particular, de la Universitas catholica. Y, para hacer visible y permanente esta condición en una Universidad católica, “la Teología está llamada a prestar su propio servicio (ministerium) en la búsqueda de una síntesis del saber, así como también en el diálogo entre fe y razón...”[13] que la propicia. 


Notas de pie de página



[1] Afirmaba el Papa JUAN PABLO II: “la teología moral, entendida en su especificidad de reflexión científica sobre el Evangelio como don y mandamiento de vida nueva, sobre la vida según «la verdad en el amor» (Ef 4, 15), sobre la vida de santidad de la Iglesia, o sea, sobre la vida en la que resplandece la verdad del bien llevado hasta su perfección […] No obstante los eventuales límites de las argumentaciones humanas presentadas por el Magisterio, los teólogos moralistas están llamados a profundizar las razones de sus enseñanzas, a ilustrar los fundamentos de sus preceptos y su obligatoriedad, mostrando su mutua conexión y la relación con el fin último del hombre […] Uniendo sus fuerzas para colaborar con el Magisterio jerárquico, los teólogos se empeñarán por clarificar cada vez mejor los fundamentos bíblicos, los significados éticos y las motivaciones antropológicas que sostienen la doctrina moral y la visión del hombre propuestas por la Iglesia […] El servicio que los teólogos moralistas están llamados a ofrecer en la hora presente es de importancia primordial, no sólo para la vida y la misión de la Iglesia, sino también para la sociedad y la cultura humana. Compete a ellos, en conexión íntima y vital con la teología bíblica y dogmática, subrayar en la reflexión científica «el aspecto dinámico que ayuda a resaltar la respuesta que el hombre debe dar a la llamada divina en el proceso de su crecimiento en el amor, en el seno de una comunidad salvífica. De esta forma, la teología moral alcanzará una dimensión espiritual interna, respondiendo a las exigencias de desarrollo pleno de la "imago Dei" que está en el hombre, y a las leyes del proceso espiritual descrito en la ascética y mística cristianas»”: enc. VS del 6 de agosto de 1993 nn. 110 y 111, en: http://www.vatican.va/edocs/ESL0044/__P11.HTM#-4R.
[2] Cf. las anotaciones del autor, Carlo Mazzantini, a la obra de George Berkeley: Trattato dei principi della conoscenza umana Paravia Torino 1932.
[3] Cf. JUAN PABLO II: encíclica Laborem exercens 14 de septiembre de 1981, nn. 2 y 6. En: http://www.vatican.va/edocs/ESL0037/_INDEX.HTM
De otra parte, afirmaba el Cardenal Joseph RATZINGER que “Werner Heisenberg, en el ámbito de las ciencias naturales, ha demostrado con su "Unsicherheitsrelation" que nuestro conocimiento no refleja sólo lo que es objetivo, sino que siempre está determinado también por la participación del sujeto, por la perspectiva en que se plantea las preguntas y por su capacidad de percepción […] Por tanto, fe y ciencia, Magisterio y exégesis no se contraponen ya como mundos cerrados en sí mismos. La fe misma es un modo de conocer. Quererla marginar no produce la pura objetividad, sino que constituye la elección de un ángulo que excluye una perspectiva determinada y ya no quiere tener en cuenta las condiciones casuales del ángulo elegido. Sin embargo, si aceptamos que las sagradas Escrituras provienen de Dios a través de un sujeto que vive aún -el pueblo de Dios peregrinante-, entonces también racionalmente resulta claro que este sujeto tiene algo que decir sobre la comprensión del libro”: “Ponencia con ocasión de los cien años de la constitución de la Pontificia Comisión Bíblica”, del 10 de mayo de 2003, en:  http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_20030510_ratzinger-comm-bible_sp.html
[4] Del Papa PABLO VI es digna de recordar su encíclica Ecclesiam suam, 6 de agosto de 1964, en la que el tema del “diálogo” es desarrollado a propósito de diversos temas, y muy especialmente en los nn. 27-46, sobre con quiénes se debe dialogar hoy. Cf. http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_06081964_ecclesiam_sp.html
[5] Sobre el tema, por supuesto, innumerables obras. Recuerdo solamente dos, a mi juicio, sobresalientes: de Ignace LEPP: La comunicación de las existencias Carlos Lohlé Buenos Aires 1964; Jürgen HABERMAS: Teoría de la acción comunicativa Taurus Madrid 1989, con toda la profundización que se ha hecho, por parte del mismo Habermas como de otros autores, en el tema.
[6] JUAN PABLO II: Audiencia general del miércoles 19 de diciembre de 1979, n. 4, en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19791219_sp.html
[7] La analogía fue propuesta por San BUENAVENTURA (1221-1274). Cf. entre sus obras: Comentarios al Libro de las Sentencias; Breviloquio; Itinerario de la mente hacia Dios; múltiples “Comentarios a la Sagrada Escritura”. El estudio monográfico del tema es de nuestro autor, Manuel TREVIJANO ETCHEVERRIA: De doctrina lucis apud St. Bonaventuram Eset Vitoria 1961, al que alude en su texto Fe y ciencia. Antropología, o. c.  p. 42, nt. 87,312-313. También fue San Buenaventura maestro, por su influjo, del Papa Benedicto XVI, como él mismo lo reconoció en su catequesis del 3 de marzo de 2010, en: http://212.77.1.245/news_services/bulletin/news/25194.php?index=25194&lang=sp
En relación con el estudio de las antiguas cosmogonías mesopotámicas, éstas han sido hechas objeto de muchas investigaciones, especialmente por parte de los exegetas bíblicos, y, sobre todo, a partir del descubrimiento de su Poema por antonomasia, el “Enuma Elish”. Un estudio reciente de estos mitos puede verse en: José María BLÁZQUEZ MARTÍNEZ: “Mitos de creación en Mesopotamia”, en: Ma. L. SÁNCHEZ LEÓN (ed.): II Cicle de Conferències. Religions del món antic: la creació Palma de Mallorca 2001 37-61; publicado con las debidas autorizaciones en (consulta noviembre 2008):
[9] Hans Urs VON BALTHASAR: Ensayos teológicos. I. Verbum caro Ediciones Cristiandad (Guadarrama) Madrid 1964 117s.
[10] “El término hebreo 'adam expresa el concepto colectivo de la especie humana, esto es, el hombre que representa a la humanidad; (la Biblia define al individuo utilizando la expresión "hijo del hombre", ben-'adam). La contraposición: 'is-'issah subraya la diversidad sexual (como en griego aner-gyne). Después de la creación de la mujer, el texto bíblico continua llamando al primer hombre 'adam (con artículo definido) expresando así su "corporate personality" (“personalidad corporativa”), en cuanto se ha convertido en "padre de la humanidad", su progenitor y representante, como después Abraham es reconocido como "padre de los creyentes" y Jacob se identifica con Israel-Pueblo elegido.” (El texto de la nota 1 es del original): cf. Audiencia general del
Miércoles 7 de noviembre de 1979, en:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19791107_sp.html#_edn1
[11] La cursiva está en el texto. Audiencia general del Miércoles 7 de noviembre de 1979, en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19791107_sp.html#_edn1
La actitud de Jesús, como vemos, no fue diversa: la creación es un dato de revelación históricamente previo a la elección del pueblo de la primera alianza, si bien ésta es la razón de aquella (causalidades material y final). El Papa BENEDICTO XVI, como vimos, volvió sobre este tema en su homilía de la vigilia pascual del 23 de abril de 2011 (cf. p. 787, nt. final cxviii). Véase el texto completo en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/27296.php?index=27296&po_date=23.04.2011&lang=sp#TRADUZIONE%20IN%20LINGUA%20SPAGNOLA
Sin pretender obrar de modo anacrónico o descontextualizado (cf. lo dicho anteriormente, I,2.a.1)f), p. 829), permítaseme volver sobre un episodio y un personaje, Elías, a los que hemos aludido en otros lugares (cf., p. ej., cap. IV, I,6.d.3), p. 544 con la nt. 1390), ya que no puedo dejar pasar inadvertida la siguiente anotación, que no deja de causarme asombro: que, en mi concepto, dos textos bíblicos puedan interpretarse como referidos a este suceso, la conciencia histórica, – trascendental, como se entiende – para la existencia del ser humano “moderno”.
Afirma el primero de dichos textos (en realidad: ¿cuál de los dos fue primero? ¿O fueron los dos contemporáneos?), el texto de 1 Re 19,11-13, que el verdadero “Dios” no estaba “en el viento huracanado”, ni “en el terremoto”, ni en “el fuego”: todo ello, cuanto infunde miedo en los seres humanos – y en otros vivientes –; por el contrario, sí en “el rumor de una brisa suave”. ¡Elías “desmitifica” los elementos como portadores de divinidad y de leyes eternas “astrológicas”! El segundo texto (¡de escuela teológica!) “recoge” la experiencia “individual”, la de ese israelita “radical”, como fue Elías (de mediados del siglo IX a. C.), para convertirla en una experiencia “universal” – al menos en potencia –, como la característica y típica de cualquier ser humano, en sus mismos orígenes, como elemento definidor suyo: en el contexto de la transgresión original, el texto se refiere a Adán y Eva, es decir, a los primeros seres humanos, y dice: “Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él, entre los árboles del jardín” (Gn 3,8). Como quien dice, sólo el hombre llega a tomar conciencia de sí plenamente – y de su obrar en libertad, y, en consecuencia, no sólo de la posibilidad sino de la realidad de su obrar pecaminoso –, cuando se produce un encuentro con Dios. Pero, también, sólo el hombre llega a tomar esta conciencia de sí (un modo nuevo de conocer y de conocerse) tras un proceso, largo y complejo (en el que todo su desarrollo evolutivo se convierte en condición previa para llegar a ser él mismo). Por supuesto, con lo anterior no pretendo afirmar que la conciencia, así como la experiencia religiosa, y, más aún la experiencia de fe, sólo vinieron a ser posibles en el s. IX a. C. No se entendería entonces cómo (Israel) se llegó hasta aquí, como recién hemos descrito. Yo lo comparo (“toda comparación es odiosa”) con aquel proceso que comenzaría cuatro o cinco siglos después en Grecia, con el “paso” del pensamiento “mítico”, que caracterizó a los “poetas”, al pensamiento “lógico”, que caracterizó a los “filósofos” y del que hoy ¡tantos se regodean! (dicho con todo respeto).
[12] Cae, por esto, “como anillo al dedo”, la encíclica del Papa BENEDICTO XVI, Spe salvi, del 30 de noviembre de 2007, precisamente sobre “la esperanza cristiana”: en: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi_sp.html#_ftnref4
[13] M. R. P. Peter-Hans KOLVENBACH S. J., Prepósito General, en su visita a nuestra Universidad en octubre de 2001, Publicación de la Facultad de Teología, páginas 13-14: "El diálogo de la Teología con las otras Disciplinas".
Muy oportuno a este propósito me parece el texto del acuerdo al que llegaron altos representantes de la Iglesia Católica y del Islam sobre tres temas relativos a “Fe y razón en el Cristianismo y en el Islam”: “Fe y razón: ¿qué relación?; Teología/Kalam como búsqueda en la racionalidad de la fe; fe y razón confrontadas con el fenómeno de la violencia”. Especialmente destaco la referencia a que los libros sagrados de cada una de estas religiones requieren “una visión holística así como un adecuado método hermenéutico” (“A holistic vision as well as an adequate hermeneutical method”). El sexto coloquio se efectuó bajo el patrocinio del PONTIFICIO CONSEJO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, presidido por el Card. Jean-Louis TAURAN, y del Centre for Inter-religious Dialogue of the Islamic Culture and Relations Organization (Tehran, Iran) en Roma entre el 28 y el 30 de abril de 2008. Cf. el texto en: http://212.77.1.245/news_services/bulletin/news/22064.php?index=22064&lang=sp
Por su parte, el Papa BENEDICTO XVI, en su Audiencia del 30 de enero de 2008, ha recordado a san Agustín, Obispo de Hipona, como “modelo válido para hoy” de hombre que trató de esclarecer los vínculos entre fe y razón en su “búsqueda de la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano”. Cf. http://212.77.1.245/news_services/bulletin/news/21603.php?index=21603&po_date=30.01.2008&lang=sp
Me permito sugerir, de nuevo, en la misma forma, la lectura de mi texto: La aventura humana, o. c., p. 90, nt. 214, particularmente los capítulos 3º “El origen del hombre y la evolución” (35-44) y 8º “Hominización, evolución y pecado original” (80-102).




Notas finales


[i] Y prosigue: “En este sentido, tampoco el análisis de los actos de habla no goza sino de una ventaja heurística. Constituye la llave para un análisis pragmático que, como Tracy exige con razón, ha de extenderse a todo el espectro del mundo de las formas simbólicas, a los símbolos e imágenes, a los índices y gestos expresivos, a las relaciones de semejanza, es decir, a todos los signos que quedan por debajo del nivel del habla proposicionalmente diferenciada y que pueden encarnar contenidos semánticos aun cuando no tengan ningún autor que los dote de significado. La semiótica de Ch. S. Peirce abrió la perspectiva de tal arqueología de los signos; la riqueza de esta teoría está muy lejos de estar agotada, ni siquiera para una estética que muestre la capacidad de abrir mundo que tienen las obras de arte en esa su materialidad carente de lenguaje (Ch. S. Peirce, Chronological Edition III, p. 104). A la crítica repetida por Tracy a esos puntos débiles de una estética expresivista, de esa estética que la Teoría de la acción comunicativa parece por lo menos sugerir, he tratado de hacerle frente mientras tanto partiendo de los trabajos de A. Wellmer (A. Wellmer, «Wahrheit, Schein, Versohnung. Adornos Ästhetische Rettung der Modernität», en Íd., Zur Dialektik von Moderne und Postmoderne, Frankfurt a. M., 1985, pp. 9-47; trad. Española de J. L. Arantegui, Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad, Visor, Madrid, 1993; M. Seel, Die Kunst der Entz. weiung, Frankfurt a. M., 1986) y M. Seel (H. Habermas, «Questions and Counterquestions-, en R. J. Bernstein, Habermas and Modernity, London, 1985, pp. 192 55., sobre esta cuestión, pp. 202 55.; cf. también J. Habermas, El discurso filos6fico de la modernidad, cit., pp. 285 55) y desdiciéndome de esa estética sugerida. Aunque tanto al habla profética como al arte autónomo convenga una fuerza innovadoramente abridora de mundo, yo no me atrevería a poner los símbolos religiosos y los símbolos estéticos en el mismo canasto. Estoy seguro de que D. Tracy está bien lejos de sugerir una comprensión estética de lo religioso. La experiencia estética se ha convertido en una parte integrante del mundo moderno, por haberse autonomizado en forma de una esfera cultural de valor (en el sentido de M. Weber). Una diferenciación similar de la religión, que la convirtiese, tal como N. Luhmann lo ve, en un subsistema social especializado en hacer frente y en dominar la contingencia, estabilizaría ciertamente a la religión, pero sólo al precio de una completa neutralización de sus contenidos de experiencia. En cambio la teología política lucha por un papel público de la religión también y precisamente en las sociedades modernas; pero entonces el simbolismo religioso no puede asimilarse al estético, es decir, a las formas de expresión de una cultura de expertos, sino que ha de poder afirmar su posición holística en el mundo de la vida”: Jürgen HABERMAS: “Trascendencia desde dentro, trascendencia hacia el más acá”, en: Israel o Atenas, Anthropos Madrid 2001 107-108.
La expresión de Adorno mencionada por Habermas en referencia a la estética quiere contraponer la realidad con la utopía (cf. Juan HERRERO SENÉS: Nihilismo y literatura de entreguerras en España (1918-1936) (Tesis doctoral) Universitat Pompeu Fabra Departament d’Humanitats 2006 105, en: http://www.tesisenxarxa.net/TESIS_UPF/AVAILABLE/TDX-0704106-112522//tjhs1de1.pdf
[ii] La depresión afecta actualmente en el mundo unos 100 millones de personas. En Colombia, un informe previo indica que un 34,7% de los adolescentes entre los 13 y los 17 años ya tuvo al menos una vez en su vida un período de varios días en que se encontraba vacío, triste y deprimido, por diversas razones. Algo similar se encontró en los jóvenes, en cuyo caso, se refirió un incremento en el número de suicidios. El crecimiento en el número de suicidios tiende a concentrarse en edades más tempranas, esto es, nuestros jóvenes se están matando. En los últimos quince años se suicidaron en Colombia 25.000 personas, 1.817 sólo en 2004, en su mayoría jóvenes (de 15 años en adelante, tanto mujeres como hombres), según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. El total nacional es de 5,5/100.000, cuarta causa de mortalidad (cf. “Biblioteca virtual para la Vigilancia en Salud Pública de Colombia”: “Indicadores básicos de salud 2005”, en – consulta noviembre 2006 –: http://www.bvs-vspcol.bvsalud.org/xml2html/xmlRoot.php?xml=xml/es/bvs.xml&xsl=xsl/level2.xsl&lang=es&tab=collection&item=130&graphic=yes
Estos datos, entre nosotros, no dejan de ser preocupantes. Ello ha llevado a la realización de numerosos estudios – proyectados o ya realizados – sobre el “suicidio entre universitarios”, de los que mencionamos, como muestra, los siguientes dos. El primero, de Ricardo SÁNCHEZ PEDRAZA, Profesor titular de la Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia - Yahira GUZMÁN, Profesora auxiliar de la Facultad de Medicina, Universidad de La Sabana - Heidy CÁCERES RUBIO, Médica rural en docencia e investigación del Centro de Epidemiología Clínica, Universidad Nacional de Colombia: “Estudio de la imitación como factor de riesgo para ideación suicida en estudiantes universitarios adolescentes”. Se indica que “El objetivo del presente estudio fue evaluar la imitación como factor de riesgo asociado con las conductas suicidas en estudiantes universitarios adolescentes. Se realizó un muestreo multietápico, estratificado, con 197 estudiantes (como representantes de la población universitaria). Los datos de las mediciones se obtuvieron mediante entrevistas psiquiátricas, en las que se evaluaron la presencia de conductas suicidas, así como factores de riesgo, incluida la imitación. Para analizar los patrones de asociación entre variables y su relación con la imitación se utilizó una metodología de análisis estadístico con correspondencias múltiples. Se encontró que 56 estudiantes (28,4%, IC 95%: 22,2%-35,3%) estuvieron expuestos a información sobre alguna persona que cometió suicidio, principalmente un amigo. La exposición a este tipo de información fue llamada, para fines del presente estudio, riesgo de imitación. El pertenecer a grupos sociales (especialmente deportivos), tener diagnóstico psiquiátrico del espectro depresivo, tener acceso a métodos letales e historia de abuso físico en la infancia se asoció con riesgo de imitación.
Los adolescentes con aislamiento social, trastornos de ansiedad y uso de sustancias psicoactivas tienen riesgo de imitación si el suicidio lo comete un amigo. Este estudio sugiere que la imitación desempeña un papel importante como factor de riesgo en algunos grupos de adolescentes, principalmente cuando hay coexistencia de trastornos psiquiátricos. El seguimiento de estas características es un componente que se recomienda al realizar actividades de prevención de suicidio en jóvenes y resalta la importancia del manejo de la información en lo relacionado con promoción de salud mental. Fecha de Publicación: Marzo 2005: Artículo completo en (consulta diciembre de 2007): Revista Colombiana de Psiquiatría Año 41 Volumen XXXIV Número 1 Marzo 2005, en:
http://www.psiquiatria.org.co/php/docsRevista/195449CAKH6DVO..pdf
Para el segundo caso, no se indicaron los autores del siguiente proyecto: “Ideación suicida en estudiantes universitarios”: “Número de beneficiarios: entre 100 y 5000; Fecha de realización: Del 21/09/07 al 20/08/08; Colaboración solicitada: en especie; Económica; Presupuesto total: de 3.001 a 6.000 euros; Patrocinio mínimo solicitado: 0 €; Tipo de patrocinio: Indiferente; Otros patrocinadores: personalmente; Difusión del patrocinio: Local. Área de actuación: Educación. Descripción del proyecto a patrocinar: El suicidio es una causa creciente de mortalidad. Se encuentra entre las primeras diez causas de muerte y entre la segunda o tercera causa de muertes en la población joven. Las tasas oficiales de suicidio están subestimadas. No obstante, la tasa estimada en las América oscila entre el dos y trece por 100.000 habitantes, aproximadamente. Las tasas de suicidio en Colombia han variado en forma importante durante los últimos 20 años oscilando entre tres y cinco por cada 100.000 habitantes. Mientras que la tasa para la ciudad de Santa Marta ha oscilado entre 3.3 y 7.8 por cada 100.000 habitantes en años recientes. Los pensamientos suicidas son comunes en niños y adolescentes de ambos géneros y no están asociados con otros rasgos de psicopatología. Usualmente asisten a la atención clínica cuando se enuncian como amenazas. Los intentos de suicidio son considerablemente menos comunes que la ideación suicida, pero en el proceso suicida precede el intento y el suicidio consumado. En los adolescentes el proceso suicida es muy corto, incluso de horas, motivo suficiente para tener en cuenta la ideación suicida como factor clave en la prevención del suicidio, ya que si truncamos el proceso al detectar adolescentes universitarios en riesgo y sus características sociodemográficas podremos ofrecer la atención requerida, evitando su consumación posterior. Aunado a esto, se señala que la ideación suicida está estrechamente relacionada con la conducta suicida, lo cual refuerza la importancia de su estudio. De hecho, una recomendación propuesta por las Naciones Unidas es que para la prevención de la conducta suicida en adolescentes se debe lograr una detección precoz de las situaciones de riesgo y de los grupos que más frecuentemente los realizan. En Colombia son muy pocos los estudios sobre el suicidio consumado y mucho más escasos los estudios sobre ideación suicida en adolescentes, en general, y en universitarios, en forma particular. En la ciudad de Santa Marta no se ha efectuado ningún estudio sobre el tema de ideación suicida y menos en estudiantes universitarios. El objetivo principal de este estudio es determinar la prevalencia de ideación suicida y otros síntomas depresivos e identificar las características sociodemográficas que distinguen a quienes muestren mayores puntajes de ideación suicida entre la población universitaria de la ciudad de Santa Marta. El presente es un estudio transversal que tomará una muestra representativa de los estudiantes universitarios de la ciudad. Se determinará la ideación suicida mediante la aplicación del Cuestionario de Tamizaje de Ideación Suicida (Suicidal Ideation Screening Questionnaire, SIS-Q) que permite detectar a 85 de los individuos con ideas suicidas. Los resultados serán dados a conocer la comunidad científica mediante presentación en congresos nacionales y a través de publicaciones en revistas indexadas”: Texto tomado de Tu Patrocinio.Com (consulta diciembre de 2007), en: http://www.tupatrocinio.com/patrocinio.cfm/proyecto/10085050072670506849515367524554.html
Un último apunte, para mí, en el contexto que he querido trabajar – innumerables referencias a ella en esta obra –, sumamente fundamental y visionario: la Esperanza que no defrauda, vivida y ofrecida en las Universidades Católicas. Sobre ella ha versado el estupendo Mensaje enviado por el S. C. Secretario de Estado de S. S., Tarcisio BERTONE, a los participantes del XXXII Encuentro por la Amistad de los Pueblos, reunido en Rímini, entre el 21 y el 27 de agosto de 2011, cuyo tema ha sido “Y la existencia llega a convertirse en una inmensa certeza”. El texto completo, en su versión italiana, puede verse en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/27942.php?index=27942&po_date=22.08.2011&lang=sp

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