Capítulo V
Continuación (III.2)
a. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Arquitectura y Diseño
Y si bien es cierto, ella fue en un comienzo el “Arte de proyectar y construir edificios”[19], hoy en día, sin dejar de hacer lo que ha hecho desde entonces, despliega un campo de acción muchísimo más amplio y envolvente, para el que, como ayer, su consideración – y su plasmación – respecto del ser humano – individual y socialmente considerado –, sigue siendo, efectivamente, definitiva.
No menos importante es el campo que desarrolla el Diseño Industrial, el cual, por su parte, puede ser “interpretado” desde diversos ángulos de visión, ya que
Entre nosotros está muy generalizada aquella comprensión que lo caracteriza como
Adentrémonos, pues, en este campo fundamental de la vida social y de nuestra cultura humana, en el que las universidades – y otros institutos de estudios semejantes – juegan un papel clave y decisivo para su promoción y desarrollo, y, viceversa, campo que, en ellas, como hemos dicho, debe reflejar, a su turno, esa concreta e histórica manera de expresarse lo esencialmente humano[22].
b. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Ingeniería
c. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Comunicación[72]
d. La
experiencia y reflexión de la Carrera de Administración de Empresas de la
Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas[81]
e. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Psicología[92]
f. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Odontología[108]
g. La
experiencia y reflexión de las Carreras de Bacteriología y de Nutrición y
Dietética de la Facultad de Ciencias
Continuación (III.2)
2. Acentos que permiten hacer la dimensión gloriosa y el principio histórico de la resurrección de Cristo en algunas concepciones antropológicas sobre las que se soportan los saberes disciplinares y profesionales hoy, particularmente en Colombia
1.
Tratar de examinar las bases antropológicas sobre las que se sustentan saberes
tanto disciplinares como profesionales, y especialmente en sus componentes
éticos, no deja de ser tarea ambiciosa, pues, de entrada, exige hacer las
precisiones correspondientes a lo que aquí entendemos y distinguimos como
“disciplina” y como “profesión”, nociones y modos de actuar tan íntimamente
ligados que, en muchos casos, no permitirían diferenciación alguna: ello
ocurre, sobre todo, cuando alguien manifiesta que su ocupación o profesión es
ser un “investigador”. Recodemos a este propósito, una vez más, que los cc. que
hemos elegido como objeto de nuestra investigación mencionan también las
“disciplinas”, y que, acerca de ellas, efectuamos ya un primer acercamiento en
el cap. 3° de esta investigación (cf. xlvii, pp. 267-273). Consideremos, inicialmente, los dos primeros puntos
relativos a la “disciplina” y a la “profesión”.
Salgamos
al paso del primer escenario dando espacio a los conceptos que la Academia
Española de la Lengua precisa en su Diccionario
de la Lengua[1]:
“disciplina. (Del lat. disciplīna). 1. f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. 2. f. Arte, facultad o ciencia. 3. f. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto. 4. f. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar. U. m. en pl. 5. f. Acción y efecto de disciplinar.”
“profesión. (Del lat. professĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de profesar. 2. f. Ceremonia eclesiástica en que alguien profesa en una orden religiosa. 3. f. Empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.”
Como podemos observar, nos interesan especialmente
las acepciones segunda, de “disciplina”, y tercera, de “profesión”. Notemos su
coincidencia al tratar ambas de “facultad”; pero, mientras, en el caso de la
“disciplina” las connotaciones del término se inscriben, como “arte” y como
“ciencia” en una dirección o actividad de tipo sobre todo teórico, la
“profesión” tiene que ver primordialmente con algo más práctico, con “empleo” y
“oficio”, que “se ejercen” y por los que se “percibe una retribución”.
Este último aspecto merece, hasta cierto punto, un
contraste, pues da a entender el Diccionario
que las disciplinas, propiamente, no
“se ejercen” – o, si se ejercen, no lo son como se ejercen las profesiones –,
sino que, como saberes, “se
investigan”; y que, por su adquisición y perfeccionamiento, en rigor y en
principio, no se “percibe retribución”: se adelantan, como por así decir, según
una convicción o una vocación, sobre todo, cuando éstas se ofrecen en forma
“gratuita”: por el amor mismo al saber (“ars
gratia artis”), es decir, siguiendo “la
lógica de la entrega”, a la que hemos hecho alusión, pero, ahora, en el campo
de la civitas.
La “profesión”, en cambio, si bien está referida
igualmente al saber, no
necesariamente implica actual “investigación”, pero sí “ejercicio” del “arte,
facultad o ciencia” que se han alcanzado; y, a cambio del mismo ejercicio de
saber adquirido, concordemente se “percibe una retribución”. La profesión,
además, lleva consigo una valoración social que es también otra parte o modo de
la “retribución”; y, en cuanto “ejercicio”, la profesión requiere de un
“espacio” para su realización: este espacio es, en muchísimos casos, un empleo.
Obviamente, las formas “puras” de una y otra
probablemente no existan, y, por el contrario, sí aquellas mixtas, en las que
un porcentaje más o menos considerable de la una o de la otra se hacen
presentes en un determinado sujeto. Más aún, si se examinan los programas de
estudios (universitarios) que preparan para muchas “profesiones” en Colombia[2], el componente “disciplinar” es la parte sustancial y mayoritaria del
denominado “núcleo de formación fundamental (NFF)” (“core curriculum")[3]. Está éste destinado, en efecto, a que se lleven a cabo
“experiencias y actividades de enseñanza y aprendizaje que le
posibilitan al estudiante la apropiación de conocimientos y conceptos básicos,
así como de las competencias y destrezas que definen de manera específica y
esencial la formación en una disciplina o
profesión y que le permiten al egresado ser reconocido como un miembro de
la respectiva comunidad académica o profesional”[4].
De igual modo, como vemos, no existe autoridad
máxima en la materia que haya señalado que aquella manera de comprender los
términos citados únicamente puede ser así; y lo que he expuesto, como propongo,
lo interrelaciono y formulo a partir de los datos que proporciona el Diccionario y que se corresponden con el
uso común en España, en los Países hispanoamericanos y otros vinculados con la
Real Academia[5].
En conformidad con estos presupuestos, bien puede
uno admirarse de la multitud – por no decir la ilimitada – profusión de
“nuevos” saberes, que, junto con los tradicionales, conforman la variedad del
conocimiento y expresan la capacidad de superación de las barreras del
conocimiento que los seres humanos han ido y seguirán desarrollando. Demos sólo
un pequeño, pero actualizado, ejemplo de estos campos de investigación con el
siguiente cuadro, que, como se podrá observar, destaca especialmente las áreas
médicas y técnicas/tecnológicas del saber, mientras otras, por el contrario,
aparecen evidentemente contraídas:
|
Área Mayor
|
Área Menor
|
a.
|
Generalidades, Bibliotecología y Periodismo
|
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|
Conocimiento
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|
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Bibliotecología y Ciencia de la Información
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Medios, Periodismo, Comunicación de Masas
|
b.
|
Filosofía, Religión, Mitología
|
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Filosofía Oriental
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Filosofía Griega
|
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|
Filosofía Occidental Medieval
|
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|
Filosofía Occidental Moderna y Otra Filosofía no-Oriental
|
|
|
Otras áreas/escuelas de Filosofía
|
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|
Ética (Filosofía moral)
|
|
|
Religión y Mitología
|
c.
|
Psicología y otros campos relacionados
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|
Psicología
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|
Lógica
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d.
|
Artes, Arquitectura, Música, Deportes
|
|
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|
Artes
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|
|
Artes Gráficas
|
|
|
Música
|
|
|
Artes Representativas
|
|
|
Artes Recreativas, Deportes y Juegos
|
|
|
Arte Cívico y del Paisaje
|
|
|
Arquitectura
|
e.
|
Literatura e Idiomas
|
|
|
|
Literatura
|
|
|
Idiomas
|
f.
|
Geografía e Historia
|
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Geografía
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|
|
Arqueología
|
|
|
Historia
|
g.
|
Gerencia y Áreas relacionadas
|
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|
|
Gerencia
|
|
|
Finanzas
|
|
|
Contaduría y Auditoría
|
|
|
Administración del Conocimiento
|
|
|
Ciencias de la Conducta
|
|
|
Economía
|
|
|
Comercio
|
|
|
Recuperación de Desastres y Planeación Continua de Negocios
|
h.
|
Ciencias Sociales
|
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|
|
Sociología
|
|
|
Antropología
|
|
|
Ciencia Política y Relaciones Internacionales
|
|
|
Estudios de la Mujer
|
|
|
Derecho y Jurisdicción (Judiciaria)
|
|
|
Administración Pública
|
|
|
Servicios Sociales
|
|
|
Educación y Tecnologías de la Instrucción
|
|
|
Estudios Étnicos y Multiculturales
|
|
|
Comunicación
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|
|
Transporte
|
|
|
Seguridad Nacional y Terrorismo
|
i.
|
Biotecnología e Ingeniería Genética
|
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|
Bioinformática
|
|
|
Ingeniería Biomédica
|
|
|
Remediación Biológica
|
|
|
Terapia Genómica
|
|
|
Genética
|
|
|
Células Estaminales
|
|
|
Genómica
|
|
|
Biotecnología
|
j.
|
Ciencias Naturales
|
|
|
|
Física
|
|
|
Química y Ciencias conexas
|
|
|
Ciencias de la Vida y Biología
|
|
|
Evolución y Paleontología
|
|
|
Ecología
|
|
|
Microbiología
|
|
|
Botánica
|
|
|
Ciencias de la Agricultura y la Alimentación
|
|
|
Ciencia Veterinaria
|
|
|
Ciencia Forestal
|
|
|
Zoología
|
|
|
Geociencias y Ciencias de la Tierra
|
k.
|
Ciencias Matemáticas y Astronomía
|
|
|
|
Matemáticas
|
|
|
Astronomía y Ciencias conexas
|
|
|
Geografía Astronómica
|
|
|
Matemáticas Aplicadas
|
|
|
Estadística
|
l.
|
Biología Humana, Medicina y Ciencias de la Salud
|
|
|
|
Enfermería y Manejo de Enfermería
|
|
|
Anatomía Humana y Fisiología Humana
|
|
|
Neurociencia
|
|
|
Salud, Nutrición, Bienestar y Medicina Deportiva
|
|
|
Medicina Forense, Jurisprudencia Médica
|
|
|
Salud Pública y Medicina Preventiva Pública
|
|
|
Epidemiología
|
|
|
Oncología
|
|
|
Medicina Nuclear
|
|
|
Cirugía y Disciplinas relacionadas
|
|
|
Pediatría
|
|
|
Ginecología, Obstetricia, Andrología
|
|
|
Medicina de Emergencias
|
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|
Medicina de la Aviación y Aeroespacial
|
|
|
Cardiología y Cirugía Cardiovascular
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|
|
Ortopedia
|
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|
Oftalmología
|
|
|
Nefrología, Urología
|
|
|
Hematología
|
|
|
Reumatología
|
|
|
Dermatología
|
|
|
Oídos, Nariz y Garganta
|
|
|
Endocrinología
|
|
|
Medicina Pulmonar
|
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|
Medicina de Rehabilitación
|
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|
Medicina Alternativa y Otras Medicinas
|
m.
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Ingeniería y Tecnología
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Ingeniería Eléctrica
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|
Ingeniería de Instrumentación
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|
Ingeniería Electrónica
|
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|
Tecnología de Comunicaciones
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|
Procesamiento de Señales
|
|
|
Redes de Comunicación
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|
|
Ingeniería de Computadores
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|
Ingeniería de Software y Sistemas
|
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|
Ingeniería Óptica
|
|
|
Ingeniería Mecánica
|
|
|
Ingeniería de la Fricción (Tribology)
|
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Ingeniería de Manufactura
|
|
|
Ingeniería Industrial
|
|
|
Ingeniería de Automóviles
|
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|
Ingeniería Aeroespacial y Aeronáutica
|
|
|
Ingeniería Nuclear y Tecnología relacionada
|
|
|
Ingeniería Civil
|
|
|
Ingeniería Marina
|
|
|
Ingeniería de Minas
|
|
|
Ingeniería Medioambiental
|
|
|
Ingeniería Química
|
|
|
Ingeniería de Materiales
|
|
|
Ingeniería Militar
|
|
|
Tecnología de la Impresión
|
|
|
Tecnología de la Pulpa y el Papel
|
|
|
Ingeniería Textil y de la Fibra
|
|
|
Tecnología del Cuero y de la Piel
|
|
|
Ingeniería de Micro y Nanoestructuras (Rheology)
|
|
|
Acústica e Ingeniería Acústica
|
n.
|
Computadores y Tecnología de la Información
|
|
|
|
Ciencia de Computadores
|
|
|
Aplicaciones de Software
|
|
|
Software de Computador
|
|
|
Hardware de Computador
|
|
|
Programación y Lenguajes de Programación
|
|
|
Sistemas Operativos
|
|
|
Middleware
|
|
|
Bases de Datos
|
|
|
Multimedia y Gráficos de Computador
|
|
|
Artes Digitales
|
|
|
Inteligencia Artificial y Tecnologías relacionadas
|
|
|
Internet y Servicios-en-línea
|
|
|
Redes y Comunicaciones
|
|
|
Seguridad de Computadores
|
|
|
Tecnología de la Información y Sistemas de la Información
|
Esquema 44
De otra parte, algo similar puede decirse en
relación con el escenario en el que se maneja el concepto de “investigación”
como distinto de la “docencia/discencia” y del “servicio” (a la sociedad). Las
aplicaciones se presentan como si lo uno debiera ser contrario y excluyente de
los otros: investigación vs. docencia; o investigación vs. servicio; o docencia
vs. servicio. Pero, de igual modo, las simplificaciones excesivas llevarían a
la situación contraria: investigación = docencia = servicio.
2. Por todo lo anterior, al respecto es útil
recordar lo que ya explicaba la tradición que se remonta a ARISTÓTELES cuando
se le preguntaba por las clases de “ciencias”, y si, en efecto, la “ética”,
como parte de la “filosofía”, correspondía a alguna de ellas; y se alegaba:
“[…] hemos de entender por ciencia un conocimiento en el que nuestra
inteligencia va descubriendo las razones de ser de las cosas, va fundando todo
en el ser y en la inteligibilidad.
La ciencia es, entonces, una
disposición estable de nuestra inteligencia para obtener un conocimiento (habitus),
adquirida y no simplemente intuitiva e inmediata, y se aprovecha de lo que va
descubriendo en orden a sacar conclusiones (discursiva). Buscando la causa de
las cosas, la ciencia obtiene un conocimiento cierto, fundado en la evidencia
misma de las cosas.
La ciencia se diversificará
luego según los fines o las intenciones de los observadores: cuando la
finalidad no es otra que el conocimiento en sí mismo, se denomina ciencia
especulativa; si, por el contrario, ella busca dirigir la producción de una
obra o la realización de una acción, se denomina ciencia práctica.
Pero observemos que el
objeto de una ciencia práctica también puede ser objeto de una especulativa:
los actos humanos, p. ej., pueden ser objeto de diversas ciencias (psicología,
metafísica, sociología...); pero entonces la ciencia especulativa considera lo
operable o la operación efectiva más bien que la operación o la obra que hay
que hacer. Según esto, estamos asignándole a la ciencia práctica un objeto
material: lo que puede ser realizado.
No se trata de convertir en
práctico un conocimiento por el hecho de asignarle una finalidad extrínseca a
él (como dedicarse uno a la investigación matemática para ganarse la vida): eso
sería utilizar para fines prácticos una ciencia especulativa. Una ciencia
práctica sólo merece ese nombre cuando es intrínsecamente práctica, es decir,
cuando su objeto mismo tiene una relación esencial con fines prácticos.
Por su parte, la ética no es
una ciencia puramente especulativa: ella no se contenta con describir, analizar
y explicar la actividad humana llegando hasta las causas y las razones de ser y
sin considerar esa actividad humana en relación con el destino del hombre. Ella
pretende ser reguladora y normativa. De ahí su distinción de la metafísica, la
psicología y la sociología, p. ej. Es esencial de la ética contar con esa
dimensión práctica. No busca conocer por conocer, sino para dirigir la acción.
Como saber científico la
ética asegura una dirección concreta, existencial al acto que hay que realizar
"aquí y ahora". Por ello decimos que es una ciencia especulativamente
práctica, es decir, da las razones de ser de la actividad ético-moral del ser
humano y vincula esa actividad con el principio y razón de ser del orden moral,
los fines, y, particularmente con el fin último, el bien”[7].
Con
todo, debemos correr este riesgo de demarcar asumiendo lo que las propias
profesiones y disciplinas dicen acerca de sí mismas – sus Facultades, cuando
corresponde –, más que lo que alguien “extraño” a ellas pudiera decirles acerca
de lo que son y deben ser y hacer… Nos ubicamos, de esta manera, en lo que se
suele denominar las “comunidades científicas”[8] o “académicas”, que delimitan a
sí mismas los campos de su saber, pero, al tiempo, establecen – como así y
cuando así lo desean – las posibilidades
de intercambio con otras áreas: es decir, se miran a sí mismas y en sus
relaciones con otras, con el ánimo de profundizar “ad intra” y “ad extra” en el
conocimiento metódico – el saber –, que viene a ser considerada una magnitud
más global e incluyente. Y, teniendo en perspectiva esta intención, ellas
mismas trazan e innovan, y, aún, crean, los currículos y los planes de estudio
conducentes a formar a sus próximas generaciones. Algo similar ocurre con los
“gremios profesionales” (de todas las profesiones) o “de profesionales” (en
cada profesión).
Debemos
advertir, también, que es imposible considerar más que unas pocas profesiones y
disciplinas. Sobre todo, cuando de algunas de ellas existen, como hemos dicho y
visto, no sólo especializaciones, sino subespecializaciones y súper
especializaciones, cuyos ámbitos – en lo macro y en lo micro – exigirían, de
igual modo, un criterio fundado de discernimiento y delimitación teórica, y no
sólo el de costumbridad, o práctico. Los terrenos, en esta esfera, son
simultáneamente provincias de varias o muchas disciplinas, o no existe un
criterio comprobado para distinguirlos formalmente.
Las
disciplinas de las que aquí trataremos están todas actualmente presentes en el
ámbito de una Universidad Católica como la Pontificia Universidad Javeriana,
según hemos descrito en el cap. primero de esta investigación. A este propósito
hay que recordar, y resaltar, que en ésta, a lo largo de su historia, y comenzando
por las primeras Facultades de la época actual de la Universidad, además de las
de Economía y Derecho, se hacen presentes las de Ciencias básicas o de la
naturaleza, otras sociales, las humanas y, por denominar con precisión a la
teología, las divinas; todas en un conjunto territorial al que denominamos el
“campus”.
A
diferencia, pues, de otras “Universidades”, la Universidad Javeriana reclama
para sí, por una parte, ser prolongación del estilo y del modo de ser
universitario, así como de los objetivos que originalmente dieron curso a la
existencia de las Universidades en la Edad Media, en las que, junto con la
filosofía, la teología y el derecho, se comenzaron a cultivar “artes y letras”[9]; pero, por otra parte, demanda
ser partícipe del reto de correr las vicisitudes y los contrastes de las mismas
“universitates” hasta el presente: vicisitudes entre las que, por su
importancia histórica, valga mencionar las “escuelas técnicas napoleónicas”, v.
gr., o el concepto de “Faculty” que se ha desarrollado en ciertos países, con
lo que ello lleva consigo – p. ej., ¿quiénes hacen “investigación” hoy en día?
–. Etc.[10] Lo anterior nos conduce a
replantearnos la identidad de la “Universidad” en las condiciones actuales: no
puede ser simplemente una palabra sonora, ni tampoco una forma institucional
estancada, sino que debe ser un estado colectivo cuya trascendencia se logra
percibir en medio del saber humanizado
y se logra experimentar en la honda vivencia de lo social.
En
efecto, como iremos viendo a continuación, con “la Universidad”, tampoco a
nuestra Universidad le son ajenos los problemas relativos a las realidades de
globalización y de mercado, con los énfasis – a veces silenciadores y
manipuladores – de la importancia de la vida privada a la que se relegan los temas
espirituales y morales, o de los así llamados mujeres y hombres de “éxito”, y
con la promoción de una propuesta antropológica que fundamenta una ética
pragmática y llena de desesperanza.
Empleamos
en nuestro cometido los aportes más recientes que tenemos a disposición y que
hayan sido elaborados por las propias Facultades – o Carreras, si fuera del
caso – a propósito de la pregunta por los fundamentos antropológicos sobre los
que ellas mismas consideran que se construyen y constituyen como saber y como
práctica social[11]. No olvidemos, sin embargo, que
este marco de reflexión se da dentro y como aplicación de los principios
contenidos en la propuesta de la Misión
y el Proyecto educativo de la PUJ, en
un contexto como el colombiano de hoy, a comienzos del siglo XXI.
Al
respecto hay que decir que resultó de enorme utilidad la realización de “Foros”
por parte del antiguo “Programa de Ciencias Religiosas” de la Universidad, en
el que intervinieron estudiantes, profesores y directivos de las Facultades.
Oportunamente iremos exponiendo las citas que así lo expresan y dando las
referencias correspondientes. Las agrupaciones o diferenciaciones de Facultades
y Carreras corresponden, si no se advierte otra cosa, a las que están vigentes
actualmente en la Pontificia Universidad Javeriana.
Un
detalle adicional a este propósito consiste en que las preguntas que dieron
origen a la actividad se ubican en el contexto “pedagógico” que las suscita y
las exige: preguntas por el “cómo” desarrollar una actividad educativa en la
situación concreta de una universidad; pero, al mismo tiempo, preguntas de una
honda “filosofía de la educación”, cuando se pregunta por los “por qués” de la
misma y por los “para qués” de la misma. Más aún: son preguntas por el “por
qué” y el “para qué” “último” de la educación y de la formación integral de la
persona, las cuales no se reducen a una – eventual o indiscutible – excelente
aunque neta capacitación teórica y práctica de tipo profesional (o mejor,
profesionalizante), y que entrañan una verdadera “teología de la educación”,
inclusive de la universitaria.
Una
anotación final: los términos “antropología” y “concepción de lo humano” que
frecuentemente empleamos en el presente capítulo, al utilizarlos en la
perspectiva de disciplinas y profesiones, no queremos identificarlos con lo que
se suele denominar “perfiles profesionales” ni “perfiles laborales”, en el
lenguaje corriente. Cuando tratamos de la “antropología” (o, eventualmente de
las “antropologías”) subyacentes a una disciplina y/o profesión, estamos
fundamental y primordialmente refiriéndonos a aquellos rasgos que, según
selecciones y prioridades razonables y razonadas, pueden ser considerados
característicos y específicos del “proyecto de ser humano” que dichas
disciplinas y profesiones promueven – consciente o inconscientemente –, de modo
que éste se realice históricamente. En principio, se supone que ellas mismas
pretenden contribuir a despertar, cultivar y formar tales rasgos en los
estudiantes que optan por ellas.
Se
trata de realzar unos horizontes, líneas
y perspectivas humanas que son
susceptibles de una rica interpretación y apropiación por parte de cada cual,
como hemos dicho a propósito de “la” cultura” y “las” culturas. En efecto, pretendemos “leer los signos de
los tiempos” y detectar algunas – ojalá, en realidad, las más importantes,
necesarias y oportunas – características
humanas (concretadas en sensibilidades, virtudes, valores, aptitudes y
destrezas) que deberían llegar a expresar y cultivar, a adquirir y a proyectar,
en cuanto mujeres u hombres, quienes optaran por llevar a cabo, por impulsar y
transmitir, con esfuerzo permanente de coherencia[12], una determinada disciplina y/o profesión. Y entonces,
primariamente, como por “deducción”, “adaptación” o “traducción”, se llegará a
participar en la “realización” histórico-sacramental de la creación-redención,
concretándola, del proyecto de “hijo” y de “hombre y mujer nuevo”, al cual Dios
llama a todos los seres humanos[13].
Con
todo, no se pretende, como algunos pudieran pensar, de elaborar, idealizar o
adquirir, un “modelo estándar” de hombre o de mujer para imitar, o que haya que reproducirlo
– homogéneamente, como en serie –: porque, ciertamente, cada ser humano es
único e irrepetible, como también lo es su vida.
Estas
preguntas por los valores y las sensibilidades humanas que expresan las profesiones y las disciplinas son de
índole eminentemente científica y, simultáneamente, teológica.
En
efecto, cuando se les pide a las disciplinas y a las profesiones que “se
pregunten” por el “concepto de ser humano” que ellas poseen (reconocen o se
dan) en las bases mismas que las
justifican como conocimiento – inclusive si llegaran a coexistir varios de
ellos –, y así – eventualmente – soporten diversas actitudes éticas, no debería
significar una “intromisión indebida” en su “comunidad” o “círculo
especialista”, sino un sencillo preguntarles, desde lo humano, por su razón de
ser y por el sentido de lo que actualmente hacen. De otra parte, tampoco
significa que, a corto, mediano o largo plazo, ellas deban perder algo de la
“legítima autonomía” alcanzada desde el punto de vista de sus relaciones con
las religiones. Por el contrario, todo ello ayudaría, indudablemente, no sólo a
que se “pusieran las cartas sobre la mesa” de la honradez y de la sinceridad –
precisamente en razón de su relación con la realidad y de su propia metodología
–, características del auténtico desarrollo del quehacer científico.
Pero
también teológica, y por una doble razón: por una parte, como relativas a la
creación y a la escatología, como veremos, tales cuestiones nos ubican ante la
pregunta acerca de Dios: ¿qué quiere Dios para
el ser humano y para el cosmos
considerados ambos en su totalidad?, ¿qué nos dicen nuestros saberes –
temporales, incrementales, perfectibles – acerca de lo que es y de lo que no es
Dios (“si comprehendis, non est Deus”: s. Agustín. También S. Tomás[14])? Y, por otra parte, relativas
a la soteriología: ¿qué espera Dios de
los seres humanos, mujeres y hombres nuevos, y del cosmos? ¿qué está realizando Él en ellos[15]? Estas preguntas hoy no se pueden contestar
adecuadamente, al menos por parte de un creyente sincero que intenta ser
coherente, sin valorar justamente todo el aporte que las ciencias y las
técnicas le ofrezcan para detectar
esos propósitos, tendencias, condiciones
y concreciones del Reino de Dios. Más aún: tendrá que validarlos como
auténticos “signos de los tiempos” en el amplio y público campo de las
interacciones con el mundo de la vida y del saber, buscando y justificando su
racionalidad, su universalidad, su equidad, para con todas las mujeres y los
hombres, y mediante su aporte franco inclusive al diálogo necesario con quienes
no participan de la misma fe cristiana. No otra ha sido la actitud que ha
querido asumir, y de la que ha querido dejar constancia, la Iglesia Católica –
ella, que se “define” solemnemente a sí misma, “en Cristo, como un sacramento, o sea, signo e instrumento
de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1) – cuando ha afirmado:
“[…] Nuevos caminos se han
abierto para perfeccionar la cultura y darle una mayor expansión. Caminos que
han sido preparados por el ingente progreso de las ciencias naturales y de las
humanas, incluidas las sociales; por el desarrollo de la técnica, y también por
los avances en el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre en
comunicación con los demás. De aquí provienen ciertas notas características de
la cultura actual: las ciencias exactas cultivan al máximo el juicio crítico;
los más recientes estudios de la psicología explican con mayor profundidad la
actividad humana; las ciencias históricas contribuyen mucho a que las cosas se
vean bajo el aspecto de su mutabilidad y evolución; los hábitos de vida y las
costumbres…; la industrialización, la urbanización y los demás agentes que
promueven la vida comunitaria…; el creciente intercambio entre las diversas
naciones y grupos sociales…, y así, poco a poco se va gestando una forma más
universal de cultura, que tanto más promueve y expresa la unidad del género
humano cuanto mejor sabe respetar las particularidades de las diversas
culturas.
“En esta situación no hay
que extrañarse de que el hombre, que siente responsabilidad en orden al
progreso de la cultura, alimente una más profunda esperanza, pero al mismo
tiempo note con ansiedad las múltiples antinomias existentes, que él mismo debe
resolver: […] ¿De qué forma hay que favorecer el dinamismo y la expansión de la
nueva cultura sin que perezca la fidelidad viva a la herencia de las
tradiciones? Esto es especialmente urgente allí donde la cultura, nacida del
enorme progreso de la ciencia y de la técnica, se ha de compaginar con el
cultivo del espíritu, que se alimenta, según las diversas tradiciones, de los
estudios clásicos. ¿Cómo la tan rápida y progresiva dispersión de las
disciplinas científicas puede armonizarse con la necesidad de formar su
síntesis y de conservar en los hombres las facultades de la contemplación y de
la admiración, que llevan a la sabiduría? ¿Qué hay que hacer para que todos los
hombres participen de los bienes culturales en el mundo, si al mismo tiempo la
cultura de los especialistas se hace cada vez más inaccesible y compleja? […]”[16]
La
Iglesia, es decir, todos los fieles cristianos, como portadores de la luz de
Cristo para todos los pueblos, en razón de su bautismo tienen como misión y
tarea llevarlo hasta el núcleo más íntimo – y actual – de los saberes en todas
sus áreas – contemplando, admirándose, con curiosidad y ganas de saber –,
invitándolos a interrogarse por el ser humano por el que propugnan o que
pretenden perpetuar, así como por el sentido que le otorgan, o no, a su
existencia, especialmente en relación con Dios, y a cómo están contribuyendo, o
no, mediante la ofrenda de sí mismos, a la vida y a la satisfacción de las
necesidades físicas más básicas, a la fraternidad, a la libertad, al respeto, a
la alegría, al conocimiento, a la felicidad, a la participación, a la unidad…:
a la salvación, en definitiva, de todos los hombres del presente y del futuro.
Estos interrogantes, sin embargo, bien se ve, se los debe hacer la Iglesia a sí
misma, en la medida que somos, precisamente, sus integrantes, en muchísimos
casos, quienes ejercitamos todas las áreas del saber. Todavía es el “tiempo
propicio”, y, como sabemos, contamos con la ayuda de Dios para lograrlo.
Tal es
la tarea que emprendemos, con todas sus limitaciones, en los siguientes
parágrafos.
a. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Arquitectura y Diseño
3.
Comenzar por las dos Carreras pertenecientes a esta Facultad es, a mi juicio,
bien interesante, porque, en relación con lo que hemos referido recientemente,
ostentan – ante todo la Arquitectura – una peculiar significación: ella ha sido
desde la antigüedad como una bisagra que articula diversas disciplinas, lo
teórico con lo práctico, las “ideas” e “imaginaciones” con su realización
plástica y material, etc.
“[…] según Vitruvio[17] «la
arquitectura es una ciencia que surge de muchas otras ciencias, y adornada con
muy variado aprendizaje; por la ayuda de que un juicio se forma de esos
trabajos que son el resultado de otras artes. La práctica y la teoría son sus
padres. La práctica es la contemplación frecuente y continuada del modo de
ejecutar algún trabajo dado, o de la operación mera de las manos, para la
conversión de la materia de la mejor forma y de la manera más acabada. La
teoría es el resultado de ese razonamiento que demuestra y explica que el
material forjado ha sido convertido para resultar como el fin propuesto. Porque
el arquitecto meramente práctico no es capaz de asignar las razones suficientes
para las formas que él adopta; y el arquitecto de teoría falla también,
agarrando la sombra en vez de la substancia. El que es teórico así como también
práctico, por lo tanto construyó doblemente; capaz no sólo de probar la
conveniencia de su diseño, sino igualmente de llevarlo en ejecución»”[18].
Y si bien es cierto, ella fue en un comienzo el “Arte de proyectar y construir edificios”[19], hoy en día, sin dejar de hacer lo que ha hecho desde entonces, despliega un campo de acción muchísimo más amplio y envolvente, para el que, como ayer, su consideración – y su plasmación – respecto del ser humano – individual y socialmente considerado –, sigue siendo, efectivamente, definitiva.
No menos importante es el campo que desarrolla el Diseño Industrial, el cual, por su parte, puede ser “interpretado” desde diversos ángulos de visión, ya que
“Existen diferentes puntos
de vista sobre el diseño industrial, especialmente dos ramas:
funcionalista, que coloca la utilidad del producto por encima de las demás
variables del diseño, y la
esteticista, que prima la visión estética, más artística esta que la anterior,
si bien, tiene en cuenta los aspectos comerciales, ergonómicos y productivos,
pretende generar mayores cambios formales que funcionales en los productos. Los
diferentes diseñadores industriales se inclinan habitualmente por una de las
dos ramas”[20].
“[…] una disciplina cuyo
objetivo fundamental es la creación de objetos, utensilios, artefactos, bienes
muebles y sistemas que satisfacen necesidades humanas y son aptos para
fabricarse industrialmente. Mediante un proceso sistemático de investigación,
planeación, composición, representación, configuración y desarrollo, el
diseñador industrial transforma
la materia y le confiere a la obra, además de su función esencial,
características estéticas, culturales, emocionales y tecnológicas acordes con
el grupo social al cual se dirige”[21].
1) Algunos rasgos destacables de una antropología de la Arquitectura[23]
4. El
principio “histórico” de la cristología nos conduce a resaltar las
características del “hombre nuevo” que, en sus aspiraciones, ideales y utopías,
se hace presente en los procesos de la cultura y de la sociedad. Cuando
observamos con mayor detalle estas notas profundamente vocacionales,
encontramos que para la Arquitectura es fundamental resaltar que el ser humano,
“hombre o mujer”, se configura gracias a una triple conjunción de “elementos”:
un “deber ser”, un “ser” y una “actividad particular del quehacer de la
Arquitectura”[24].
En tal
virtud, el deber ser “implica una idea de ser que se constituye a sí mismo en
relación con los demás; es como el gestor de su destino”. El ser “recoge la
experiencia de construcción del ser humano que la Universidad ha tratado de
forjar a través de un proyecto pedagógico… tiene cierto carácter de universal y
un sentido humanizador, más allá de creencias religiosas, que trasciende el
ámbito reducido de la misma universidad”. Y, en lo que se refiere a la
actividad particular, ésta “constituye el elemento más problemático” por cuanto
“esta profesión aparece irremediablemente enmarcada en el contexto” social en
el que “el deber ser no coincide perfectamente con lo que sucede en la
realidad”[25].
Por
eso, declara reflexivamente el Foro de “antropología” en Arquitectura,
“[…] el arquitecto parece
estar condenado, desde la constitución misma de su oficio, a ser tan solo un
reproductor de lo que existe, pues su tarea se muestra objetivamente carente
del elemento utópico. Las actividades del arquitecto se reducirían entonces a
unos actos proyectuales por completo descontextualizados, desde los que se quiere
imaginar una ciudad del futuro, pero desarticulada con los problemas
fundamentales de la realidad actual[26]”.
Tratando
en concreto de planes de estudio de la Arquitectura, se afirma, muchos
consideran – o consideraban – el paso del estudiante por la universidad una
ocasión para “suministrarle a la sociedad el tipo de producto por ella
requerido, sin pensar en la universidad como espacio para el crecimiento del
hombre y de la mujer”. La nueva propuesta académica que ahora se pretende
implementar en la Carrera intenta, en cambio,
“empezar a reconocer
dimensiones e intereses que no podían ser reconocidos desde la estructura
anterior… (mediante) la autogestión por parte del estudiante, en ciclos que
contienen todos los elementos necesarios para desarrollar y ejercer su
profesión:
En la primera etapa, el
nuevo currículo privilegia el desarrollo integral porque implica el
conocimiento y la potenciación de las dimensiones físicas y emocionales de la
persona, ocupándose, además, de la realidad del país…
El segundo ciclo hace
énfasis en el quehacer, y, a través del él, busca la apropiación del proceso
por parte del estudiante, quien, con un profundo fundamento ético, sienta las
bases para construir su proyecto de vida y extenderlo sobre el campo
disciplinar.
Finalmente, viene la
confrontación del quehacer con la realidad nacional. En este momento surge el
proyecto de grado como un compromiso del estudiante consigo mismo y con la
sociedad…”[27]
Como se
observa, la propuesta quiere ser mucho más “integral”. Ahora bien, se observa:
“estar al servicio de la sociedad” puede significar dos cosas diferentes: o
bien, que la Carrera, en forma poco crítica, que transmite también a sus
estudiantes, prepara arquitectos para zambullirlos en la sociedad que existe y
mantenerla; o bien, prepara arquitectos para su inmersión en una sociedad que
queremos construir. La sociedad que existe, p. ej., se rige, en lo fundamental,
por el dinero; “pero el punto límite hasta el cual la necesidad de felicidad
del ser humano se ve satisfecha por el dinero, muestra la necesidad de un
cambio”[28]. Se hace imperiosa, pues, la
exigencia de “la creación de una conciencia acerca de la realidad en que
vivimos”, y a ello la pedagogía universitaria habría de conducir, pues no sólo
se trata de enseñar a “criticar” sino de proporcionar las ocasiones para que
“cada persona se dé cuenta de la realidad por sí misma”[29]:
“La única estrategia, por
tanto, tiene que ser un honesto proceso de inducción a la comprensión
estructural de la realidad nacional y universitaria para todas las personas
(estudiantes, profesores, directivas)[30]”.
El Foro
mencionado quiso también llamar la atención sobre otros aspectos del problema
actual. El primero de ellos, en relación con lo que se denomina “el mundo del
mercado” o la “ideología del mercado”, que tiene una concepción muy peculiar de
lo que son los “seres humanos” y la “naturaleza”:
“En el mundo no sólo existen
las relaciones de competencia: están la familia y los amigos; y en la
interacción cotidiana con la naturaleza ella se muestra no como un puro
recurso”[31].
Se
obraría “reductivamente”, por lo tanto, si de la realidad actual sólo se
destacaran la riqueza, la abundancia de bienes y de servicios, el avance de la
tecnología, las comodidades: aspectos que en sí mismos no son desdeñables de
dicha realidad contemporánea, pero que, ciertamente, no la agotan.
De otra
parte, es importante destacar la concepción de un ser humano al que se valora
en sus diferencias, inclusive en la diversidad de sus lenguajes y en las tomas
de posición políticas. A ella concurre, sin lugar a dudas, una formación de los
estudiantes para la interdisciplinariedad, en la que la interacción les permita
“reconocer la contribución de las demás disciplinas que entran a complementar
la suya”[32].
La
atención, sin embargo, no habría de dirigirse sólo a los estudiantes de
Arquitectura, sino, más ampliamente, al gremio de los arquitectos, y no
exclusivamente, inclusive, al de los ex-alumnos javerianos. La mirada, sin
embargo, es aún más amplia:
“Es necesario […] empezar a
actuar desde allí, y las bases para (lograr) este cambio no se agotan en el
cambio de currículo. Es el destino de la profesión lo que está en juego y con
ello el destino de toda la sociedad. Eso es lo que en verdad compromete al
currículo […] Cuando la Universidad se rige sólo por las normas de la
eficiencia renuncia a su capacidad de definir los criterios fundamentales (los
del Evangelio) que están en torno a la pregunta por la verdad, la humanidad, la
realidad, el bien, la sociedad, preguntas que la Universidad no puede dejar de
plantearse. Un proyecto basado en el Evangelio implica emprender una lucha
contra la pobreza y la desigualdad, pues la fraternidad es un elemento
eminentemente evangélico […] La principal tarea evangelizadora de la Universidad
es promover una acertada visión del hombre y de la mujer, su tarea es
humanizadora…”[33]
La
mención de la “teología”, sin duda, no aparece en el texto; no así la “lectura
evangélica” de los hechos y de los problemas que examina y trata la
Arquitectura. Pero, por los elementos descritos, bien se podría decir que se
trató de hacer una alusión implícita a la misma[34].
2) Algunos rasgos destacables de una antropología del Diseño Industrial[35]
5. Con
franqueza y valentía, la investigación se realiza actualmente en orden a
visualizar un proyecto humano en el que los diseñadores industriales
esclarezcan, definan y aporten la parte que les corresponde. Se trata de una
tarea, en realidad, interminable. Sólo en los estudiantes de la Carrera, al
concluir su paso por las aulas universitarias, y al proyectarse en la sociedad,
se podrá observar si las semillas que en ellos fueron sembradas germinaron. De
esta manera, es necesario comprender que los cambios más radicales en el
currículos no se orientan actualmente a los contenidos propiamente de la
“carrera”, cuanto a favorecer todo lo que permita a los estudiantes alcanzar
una “madurez” personal y social, que les consienta contribuir positivamente al
mejoramiento del país.
En
razón de lo anterior, se pretende robustecer cuatro áreas consideradas básicas
en ese propósito:
En
primer lugar, se trata de ofrecer a los futuros diseñadores industriales una
“formación íntegra”. ¿A qué responde ella? ¿En qué consiste?
“El estudiante está en
libertad de acoger la formación integral o dejarla; pero para la Carrera de
Diseño Industrial es fundamental que el estudiante reflexione sobre su sentido
en el universo, (que) tenga una posición religiosa ante su vida y la vida en
general, pues se trata de descubrir la trascendencia desde el servicio y el
compromiso solidario a los que le llevan los signos y las celebraciones
religiosas. De esta reflexión se deriva una concepción ética del mundo, posible
gracias al auto-cuestionamiento en la propia vida. El ser javeriano es una
opción de tremendas implicaciones y pone en tensión a superarse cada vez como
ser humano”[36].
De igual modo, en segundo lugar, se observa la necesidad de una
formación que contribuya al “desarrollo afectivo” de los estudiantes:
“El plano afectivo es de
alto relieve en la formación de los estudiantes; pero es importante y
lamentable constatar que en la Facultad un 25% de ellos han caído en el consumo
de droga. Por eso la Facultad ofrece medios para que puedan superarse, siempre
que quieran. Esto se relaciona con la fortaleza y la capacidad para solucionar
problemas”[37].
En tercer lugar, el Diseño Industrial, como hemos visto antes, posee
una intrínseca relación con la “estética”, de modo que ésta debe enfatizarse:
“La influencia foránea hace
necesario potenciar el sentido de lo estético desde nuestra cultura y esto
comporta los problemas de la identidad y el conocimiento de lo propio. La
estética es una dimensión constitutiva de la disciplina del diseño industrial,
pero va, inclusive, desde la manera como se maneja la corporeidad”[38].
Por
último, el aprendizaje del servicio, como una característica “ética” que se
quiere deliberadamente abrazar:
“La ética del javeriano
viene alimentada principalmente por la enseñanza de Jesucristo de amar a los
otros”[39].
Los
valores son fundamento de toda clase de decisiones. Por ello, es muy
significativo que estas temáticas que el Foro ofrece permitan volver sobre lo
fundamental de la universidad y de la vida social.
Los
tres ciclos del programa de estudios y del currículo de la Carrera pretenden
claramente ir en esa misma dirección. El diseñador industrial tiene hoy en día
responsabilidades enormes en relación con todas las personas, con la cultura
nacional, con el País considerado en sus componentes económico, político,
tecnológico, medioambiental, científico… Y esa conciencia se comienza a formar
desde las aulas y desde los escenarios educativos universitarios. Se trata de
formar personas con una capacidad humana y profesional muy grande y muy honda,
lo cual exige procesos lentos y graduales, y establecidos en un diálogo
permanente con los propios estudiantes, y acogiendo, inclusive, con amplitud y
franqueza, sus iniciativas.
Atender
todos estos frentes, delicados y, para muchos, no propiamente “académicos”,
tiene unos costos financieros, muchas veces altos[i].
Así mismo, dar la debida importancia a tales factores puede incidir en que el
estudiante descuide, o, por lo menos, no aproveche suficientemente, y bien, su
tiempo, con lo cual su trabajo se llegue a represar y a acumular, cuando no
desatienda – presencial y/o autónomamente – los demás deberes ordinarios. Lo
que sí es muy claro es que tales valores es imprescindible se los pueda
adquirir o profundizar mediante experiencias prácticas[40].
b. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Ingeniería
6.
Durante el año 1995 las Carreras pertenecientes a esta Facultad quisieron
hacerse sinceramente la pregunta consabida acerca de las líneas fundamentales
que contenía el “proyecto antropológico” sobre el que edificaban su Currículo
y, en consecuencia, sus Programas académicos. Mediante los mencionados “Foros”
efectuaron su propia introspección, que conoceremos en los siguientes apartes,
destacando, especialmente, las “experiencias” que dichas Carreras consideraron
más características suyas, en su momento, y que nosotros referiremos más
particularmente al proyecto de “hombre nuevo” al que invita e impulsa el
principio histórico derivado de la resurrección de Cristo.
Según el U.S. DEPARTMENT OF LABOR - BUREAU OF LABOR STATISTICS[41], las Ingenierías “se dedican a la aplicación de los principios de la ciencia y de las matemáticas para desarrollar soluciones económicas a problemas técnicos. Su trabajo consiste en servir de enlace entre las necesidades sociales percibidas y las aplicaciones comerciales”. Con todo, las matemáticas no se emplean exclusivamente dentro de las ingenierías[42].
1) Algunos rasgos comunes destacables de una antropología de las Ingenierías[43]
7. Uno
de los aspectos que, quizás, más pueden llegar a llamar la atención, cuando se
pregunta por la formación de los ingenieros consiste en la unión y
complementación de temas tan diversos como los “administrativos”, los
“financieros”, los “productivos”, los de “mercadotecnia” y los de “recursos
humanos”, ligados con los propios de las disciplinas particulares de las
diversas Ingenierías. Se trata, seguramente, de una de las más marcadas
diferencias que existen “entre ésta y las otras Facultades”. Inclusive, esta
condición, se ve reflejada en los procesos de selección e ingreso de los
estudiantes, en las condiciones intelectuales exigidas, y en las
interpersonales, que refleja la entrevista.
La
persona así dispuesta, mediante los caminos universitarios que se le
propondrán, llegará a
“ser diestra en la operación
de proposiciones formalizadas y en la capacidad de comprobar hipótesis, inferir
conclusiones lógicas, así como también en la versatilidad para realizar y optar
por ejecuciones diversas”[44].
En el
contexto colombiano, el ingeniero debe llegar a ser una persona que,
“primordialmente”, “ayude a construir su País”:
“No se trata sólo de hacer
proyectos, sino de crear reflexión, civismo, responsabilidad y respeto, de
buscar un mejoramiento en el nivel y calidad de vida de nuestra gente
contribuyendo a la creación de valores inmateriales como la justicia. Es por
esto que el ingeniero debe ser capaz de integrarse como miembro activo dentro
de la sociedad”[45].
Y, en
sus dos ciclos, es decir, el “disciplinario” y el “complementario”, abarcan
tanto las ciencias básicas, los procesos tecnológicos, las lenguas, etc., así
como el estudio del pensamiento sistemático, los principios ético-morales, la
habilidad de comunicación oral y escrita, la sensibilidad social y el sentido
comunitario, etc.[46]
a) Atributos destacables de una antropología de la Ingeniería Industrial[47]
8. La
búsqueda de la excelencia y la valoración de todas las oportunidades que se le
presenten al futuro ingeniero industrial se destacan entre sus principales
objetivos de formación. Ello tiene que ver principalmente con cuatro áreas
principales de actividad: la tecnología, la personalización o los recursos
humanos, los procesos productivos y la infraestructura. En tal virtud, se
insiste en la importancia de su contribución al desarrollo del país, de modo
que esta sea fruto de un “hondo compromiso no sólo consigo mismo y con los
suyos, sino también con las personas que no se relacionan inmediatamente con él
o con ella (los ingenieros)”[48].
Otras
“cualidades” que deberían caracterizar al futuro profesional deberían ser:
“justo y equitativo, consciente
y razonable… agente del cambio, partícipe de un engranaje de desarrollo,
calidad y progreso, que busca mejorar la calidad de vida”[49].
Por
todo ello, se consideran sumamente “necesarias las actividades
extracurriculares que permitan la formación integral de los estudiantes
(deportes, encuentros de diversa índole)”. Y esto que se trata de obtener no es
por otra razón distinta que la de ofrecer
“una adecuada formación que
responda a los retos que presenta hoy la realidad colombiana. La situación nacional
muestra que el papel del ingeniero industrial es trascendental y a esto se debe
prestar mucha atención”[50].
Así mismo, en todas las actividades se debe
“erradicar la mediocridad y
la ineficiencia… privilegiar la investigación con el propósito de formar
personas que aporten soluciones a los problemas sociales… (que) contribuyan a
instaurar un estado de justicia… Acompañar (esto con) el fomento del diálogo
directo y permanente entre los directivos de la Facultad y los estudiantes…
(proporcionando) unas líneas filosóficas y teológicas claras que impulsen la
transmisión de valores y que permitan reconstruir lo humano. Establecer líneas
de investigación… que despierten la creatividad y fortalezcan la competencia de
los ingenieros… Igualmente, se debe atender a la importancia que tiene el
inglés como herramienta para la investigación en ingeniería…”[51]
Obsérvese
que se encuentra aquí la primera referencia explícita y concreta a la
importancia de que la “teología” sea invitada a desarrollar un papel específico
en la formación de los futuros ingenieros, por cuanto ella es considerada
(¿capaz?, ¿espacio?) “útil”, o “necesaria”, a fin de “impulsar la transmisión
de valores”, pero, en últimas, para “reconstruir
lo humano”.
b) Algunas características destacables de una antropología de la Ingeniería Electrónica[52]
9.
Además de los elementos comunes con las demás Ingenierías, resalta el Foro que
en la Carrera de Ingeniería Electrónica se pretende “llevar a cabo el Proyecto Educativo” de la Universidad:
“no sólo se debe cumplir con
un currículo que incluya, además del plan original de estudios, otras
actividades propuestas por la Universidad, pues más allá de toda instrucción
los estudiantes deben prepararse para hacer frente a una realidad concreta. La
ingeniería electrónica responde en forma dialéctica al contexto presente y
futuro del país”[53].
En su
momento (1995), según estudios realizados por la Universidad, y dado el “boom”
de las comunicaciones satelitales, de la telefonía celular, de las televisiones
pública y privada, más del 41% de los egresados se dedica, precisamente, al
área de las telecomunicaciones. Ello exige que los estudiantes posean una
excelente formación científica y técnica y una actualizada información sobre
las “nuevas tecnologías”, de modo que puedan contribuir en la creación de la
“infraestructura” necesaria para su implementación.
Se
confía en que los futuros ingenieros serán, por lo mismo, personas capaces de
asumir con “gran compromiso” las “responsabilidades”; pero, indican, ello se
aprende, básicamente, de las “actitudes” que manifiestan los “profesores”.
Dentro del componente disciplinario se destaca que:
“En la realidad del
Departamento, no alcanza a darse esta transmisión de valores, como se ve en el
caso de las ciencias básicas, fundamentales para la solidez y manipulación
conceptual, área en la que, a pesar del arduo trabajo del Departamento, sigue
con algunos vacíos en la formación científica, en variable compleja y en
geometría”[54].
Pero
también es necesario observar el resto de la formación del universitario:
“Resulta también esencial
que exista un buen desempeño de maestros y alumnos en otras áreas, sobre todo
las de tipo humanístico, pues su presencia dentro del currículo es de gran
importancia para la formación integral que el Proyecto educativo prevé. Así, aunque asignaturas como ética,
legislación, administración, economía y finanzas, no han logrado gran acogida
entre la población estudiantil, en definitiva son indispensables para el
correcto desempeño del profesional en el marco de su carrera”[55].
Esa
formación humanística habría de ser la ejecución, por parte del mismo
estudiante, de una “preocupación personal”. Con todo, la Universidad quiere
colaborarle “poniéndole a su alcance herramientas tales como literatura,
conferencias, educación continua, etc.”. Más aún, un tema del que son
particularmente conscientes en la Carrera, como se ve, es la referencia al
país, el aporte concreto que los profesionales deben brindarle. Por lo mismo,
se considera que es básica una formación específica para el “liderazgo”,
que les permita a los estudiantes adquirir “conciencia política” y “poder de
persuasión”, “tan importantes para el desempeño profesional como el propio
conocimiento técnico-científico”[56].
El Foro
hizo, sin embargo, unas constataciones ante la – aparente, o primera evidencia
de – “falta de respuesta positiva” que se halla en numerosos estudiantes,
egresados y docentes. Si bien es cierto, por una parte, que
“Se impone la necesidad de
cambiar, pues aunque se desea colaborar en la formación y transformación de las
personas, no se encuentra una respuesta positiva, lo que es preocupante, pues
las influencias negativas del medio externo son muy agresivas (TV, calle, mass
media, etc.), y atentan contra la armonía de la persona y de la sociedad”[57];
Por
otra parte también hay que decir que
“Lo que propone la
Universidad muchas veces es obsoleto y no se alcanza a ver que se trata (es de
ofrecer) una colaboración para la formación. Cuando las propuestas no convencen
por sí (mismas), la alternativa es imponer. Cada uno es artífice de su destino:
el transformar al estudiante – por mucho que se quiera – es una utopía”[58].
Se ha
destacado, como se ha podido ver, la importancia que tienen los “maestros” en
los procesos de “instrucción” y de “formación” de sus estudiantes. Se constata,
sin embargo, que “su experiencia profesional” es objeto de “fuerte competencia”
por razones “laborales”, en forma tal que los “buenos maestros” son “robados” a
la Universidad por las actividades y por los empleos que ellos deben ejercer
por fuera de ella.
c) Perfiles destacables de una antropología de la Ingeniería Civil[60]
10. Las
exigencias intelectuales de entrada a la Carrera, como suele ocurrir, son
elevadas, concretamente aquellas que se refieren a las capacidades para
abstraer y formalizar, estructurar, ubicar, comunicar y orientar el
conocimiento. De otra parte, el horizonte profesional se dibuja muy claramente
con las necesidades del país, y, en especial, con las áreas que tienen que ver
con su infraestructura física: aguas, vías, estructuras, geotecnia…
Generalmente
los programas de estudio de la Ingeniería Civil son muy densos en las
asignaturas obligatorias y necesarias que deben cursar los estudiantes; pero,
una vez graduados, en muchos casos la situación colombiana del momento no les
permite acceder a las asistencias técnicas que les posibilitarían desarrollar
su campo de acción con una mayor eficacia.
Las
características de este tipo de formación y los regímenes de selección
sumamente estrictos hacen que popularmente se considere a los ingenieros
personas con mentalidad excesivamente “cuadriculada”. A ello se suma que el
mercado laboral en Colombia, tan competido, plantea una serie de “exigencias
que no se avienen del todo con la política humanista de la Universidad”. La
respuesta ha sido proporcionar un “más fuerte sentido social a la profesión,
orientándola en la línea organizacional y procurando crear actitudes de comunicación,
creatividad, organización y pensamiento sistémico”, así como una formación
ética que les permita a los egresados “la superación de la mentalidad
legalista” que reduce su perspectiva ética al solo “cumplimiento de un
reglamento” [61].
d) Algunas expresiones destacables de una antropología de la Ingeniería de Sistemas[62]
11.
Después de un “largo proceso” de investigación y de consulta, en el que fueron
llamados “ingenieros de sistemas de la IBM y de grandes sistemas de visión
exacta”, así como estudiadas las exigencias, “necesidades y problemas” de
múltiples empresas, “se encontró que la formación (que por entonces recibían en
las universidades los futuros) ingenieros de sistemas era unidimensional, que
se consumía mucho dinero y tiempo en los problemas y no se encontraban
soluciones”[63].
En
respuesta a dicha situación, se observó que era necesario que los egresados de
la Universidad Javeriana recogieran y se aprovecharan de tales experiencias, y,
además, que, por el hecho de que esta Carrera se ofreciera en la Universidad,
debería hacer que los elementos comunes a la Ingeniería de Sistemas fueran
acentuados o especificados por el Proyecto
Educativo de la Universidad, del que forma parte su currículo “dinámico”.
Este currículo expresa, entonces, que, en tal virtud, son conscientes los
miembros de esta esa disciplina y profesión de ser “técnicos y científicos” “de
los sistemas”, dedicados a “manipular la variable tecnológica dentro de las
organizaciones”. No se trata principalmente, pues, de que nuestros egresados
aprendan con destreza los “lenguajes” de programación de computadores, sino de
que sean capaces de “resolver problemas, es decir, analizarlos, pensarlos. No
importa en el qué lenguaje (ello) se implemente, lo importante es el plan de
desarrollo y el concepto que se tiene del problema”.
El
elemento “organizacional” requiere, sin embargo, su propia comprensión y
tratamiento, mediante “la teoría organizacional” y la “fundamentación jurídica
de la ingeniería”, además de otros aportes, tales como la “gerencia
estratégica, las finanzas y al producción de mercadeo”. Esta comprensión propia
del elemento organizacional incluye, entre otros aspectos, todo lo referente a
aquellas “soluciones tecnológicas” que le permiten a un determinado tipo de
entidad “salir adelante”, “incrementar su productividad”. Estas soluciones,
además, de ser “operativas” deben ser “soluciones de proyección organizacional
que permitan simulaciones soportadas por modelos matemáticos que consientan
tomar decisiones garantizadas”.
Las
organizaciones, por su parte, pretenden dar una respuesta y “solución” a
diversos problemas presentes en la sociedad, no sólo colombiana, de hoy y del
mañana. Los ingenieros de esta especialidad, por lo tanto, deben estar
suficientemente capacitados, como se ha dicho, para “analizar” dichos problemas
y para brindar su “experiencia”, adquirida no sólo en espacios intramurales,
para el tratamiento de los mismos. Se trata de una capacidad que ha de ser
“innovadora y creativa”:
“No se puede enseñar a la
persona a ser innovadora y creativa, pero sí se pueden generar los espacios
suficientes para que trabajemos formas alternativas de pensamiento, para ver
otras maneras de hacer las cosas, nuevas maneras que nos den a nosotros
herramientas para poder solucionar los problemas de distintas formas”[64].
La
creatividad “tiene mucho que ver con la genética y con la estimulación
temprana”, pero la Universidad debe ofrecerle al estudiante los espacios y los
medios que le permitan
“contar con otra forma de
ver las cosas. Cambiando así la percepción, las cosas aparecen diversas y los
problemas se resuelven de manera diferente. No es fácil, pero se pueden hacer
ver las cosas de otra manera”[65].
La
“variable tecnológica”, como se sabe, está en permanente desarrollo y
modernización, razón por la cual se requiere del profesional y de la
profesional de esta área “la actualización” como hábito “vital” y arraigado que
debe suscitar en ellos una capacidad de “competencia tecnológica” puesta al
día, que sea aplicada al servicio de los “usuarios, nuestros clientes”,
“comprendiéndolos con rapidez para darles soluciones, y esto implica ser muy
receptivo”[66]. El manejo de tecnologías hace
también un llamado al empleo de “tecnologías de aprendizaje” durante el estadio
discente, las cuales permiten “una mayor profundización de las áreas de la
carrera”[67]
Es muy
importante, igualmente, desarrollar una “capacidad de comunicación” en los
estudiantes, la cual consiste en que “el ingeniero pueda desempeñarse bien […]
ante juntas directivas, ocupar cargos importantes a nivel gerencial”, y no sólo
“quedarse detrás de un equipo”. Y, a propósito de este aspecto, se resalta el
“fuerte vínculo que hay entre la comunicación social y el comportamiento
ético”. Para cumplir este objetivo cumplen un papel fundamental los docentes,
por cuanto
“ellos refuerzan con su
práctica todo lo que se habla sobre la ética, la conciencia social y todo este
tipo de cosas adicionales que no son técnicas y que no se pueden encontrar en
los contenidos, porque las encontramos en el medio en que vivimos. Todo este
tipo de cosas son las que nos van a confirmar el currículo”[68].
Forman
parte, también, del currículo de esta Carrera elementos provenientes del Proyecto educativo, tales como la
“construcción de la comunidad educativa javeriana” y la “formación integral”.
En el primer caso, será fundamental el desarrollo de una
“política de acercamiento a
los estudiantes; es una buena estrategia para entablar diálogo… entre los
alumnos y las directivas, pues buscamos, sobre todo, ser amigos para sacar
adelante el Proyecto. Se trata de una política de amistad, mutuo aprecio y de
muto respeto”[69].
De esta
manera, el ingeniero industrial irá haciendo ejercicios que después le ayudarán
a “convivir” con muchas personas. De la misma manera, la “formación integral”
será una práctica que le permita posteriormente “interactuar”
“responsablemente” con profesionales de otras áreas, “abogados”, “médicos”,
etc., “resolviendo problemas en muchas áreas del conocimiento”, de ahí la
necesidad de que cuente con “una amplia formación” y que sus “proyectos de
investigación, en la medida de lo posible, sean de carácter
interdisciplinario”.
Más
aún,
“Las consecuencias del
Proyecto Educativo Javeriano se ven en el hombre y la mujer de la Universidad,
seres libres y autónomos, debido al principio de diversidad. Pero el individuo
mismo es quien se educa, pues sólo se tienen personas que guían y ayudan en el
proceso. La Universidad colabora con la formación del profesional, pero todos
estamos comprometidos de forma directa en la formación integral (directivas,
docentes, estudiantes)”[70].
Los
proyectos propician “la metodología de investigación” “aplicada dentro de la
Universidad y fuera de ella, en las empresas”, según “las normas ICONTEC”. Es
tal la importancia que esta manera de proceder tiene en la formación de los
futuros profesionales, que ha requerido la designación de un “coordinador de
investigaciones” y de tutores que posean esa experiencia.
El plan
de estudios quiere ser coherente con el currículo descrito en sus elementos más
fundamentales, y en sintonía con las características comunes a todas las
Ingenierías. Por lo tanto, posee un “área de fundamentación científica”
(cálculos, físicas) y de “modelos matemáticos” (estadísticas, investigaciones
de operaciones). Con tales elementos el ingeniero de sistemas tendrá que
“apoyar las áreas de mercadeo, producción, presupuesto, provisión, etc., con
modelos que proporcionen aciertos en las decisiones”.
El
mismo plan de estudios quiere asegurar “la adecuación a las necesidades y la
visión global de la realidad”, para lo cual posee el
“área de formación social
donde está toda la parte de los cursos de Ciencias Religiosas (teología), la
problemática social, la Constitución colombiana y la consultoría”[71].
Finalmente,
el “eje central de nuestra formación” lo constituye “el área de informática y
sistemas” compuesto por asignaturas tales como “comunicación, sistemas de
información, gerencia estratégica y tecnología”.
c. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Comunicación[72]
12. La
actual Facultad de Comunicación y Lenguaje (1994), que se inició hace hoy
(2006) setenta años con los cursos sobre Periodismo que ofrecía la Facultad de
Filosofía y Letras, posee tres
Departamentos: Comunicación social, Lenguas modernas y Ciencia de la Información
– Bibliotecología, y ofrece sendos programas de pregrado. Como hemos observado
en diversos lugares, la “comunicación” es, como pocas, característica esencial
de los seres humanos, mujeres y hombres nuevos, dadas las particularidades que
ella alcanza en éstos.
La
primera constatación que hizo el Foro de la Carrera de Comunicación consistió
en recordar los “días y noches”, las “luces y sombras” del quehacer humano. Tal
es la historia, y en ella, sus múltiples elementos, como en una ciudad, se
entrecruzan, se amalgaman, se separan, se interrelacionan. Sólo que en los
vértices de esas múltiples intersecciones y partidas se encuentran, en
búsquedas, especialmente de sentido, los seres humanos, mujeres y hombres
nuevos. Se trata de confrontar los “juegos de metamorfosis” que “se afirman
como realidades independientes”, de conocer sus procesos y sus
transformaciones, incluso aquellas que dan origen a los currículos y desean
responder a las preguntas por los comunicadores que se están formando y por los
que se deberían formar.
De otra
parte,
“Las transformaciones, los
cambios de época, las generaciones, muestran una serie de valores, de
creencias, una pluralización de estilos de vida en la Universidad y en la
Facultad, por eso se asiste allí a la expresión de lo múltiple y lo diverso”[73].
Los
argumentos del Foro no estaban ausentes de intereses diversos, pero con una
“honesta preocupación intersujetiva para cualificar la experiencia
universitaria”, tales argumentos aparecían “no tan contradictorios como
complementarios”: “El Proyecto Educativo Javeriano está enfocado a la formación
integral”, y su cristalización actual en los currículos de la Facultad integran
las sucesivas evoluciones realizadas por el mundo, por el país, por la
Universidad y por la Facultad misma desde sus tempranos orígenes en 1936[74].
De una
concepción de la comunicación “entendida sólo como disciplinaria-técnica” se ha
pasado a otra, bajo el influjo del mercado laboral, consistente en “una ciencia
especializada en los problemas comunicológicos”. Es propio del comunicador
social, en esta perspectiva, el desarrollo y el ejercicio de la
“habilidad interpretativa,
formativa e informativa de la opinión pública, dentro del contexto de una
acción comunicativa en la formación de un consenso y la posibilidad de
participación cívica a través de los medios, masivos y no masivos”[75]
Los
aspectos disciplinares específicos del comunicador consisten en la
“comunicología” que se nutre de la “filosofía de la comunicación, la
antropología, sociología, economía, historia, metodología de la investigación y
la teoría de la comunicación”. En el campo de las ciencias se pretende “dar
cuenta de las condiciones constitutivas y reproductivas de su propio discurso
teórico, así como de los mensajes que percibe y que produce”. En tal virtud,
“conoce y maneja críticamente las teorías y los métodos propios” de la ciencia,
así como de las restantes ciencias sociales que le aporten a su constitución y
desarrollo. Como se puede observar en tales enunciados, es neta la orientación
humanística de la carrera, pero, al mismo tiempo, es profunda su correlación
con el momento histórico en que se vive, local, nacional e internacional, con
sus tendencias y rupturas, para investigarlo, para proponerle alternativas y
diseñar para él “modelos comunicacionales en todos los campos del saber”[76], “técnicamente elaborados, que
favorezcan el surgimiento de una sociedad más justa y participativa”[77] a partir de “un orden vigente
injusto, que no es humano ni es cristiano”[78].
Estos
profesionales, particularmente en la propuesta javeriana, se forman en la
“creatividad, capacidad de opinión y crítica” en el amplio campo de la
“cultura”, así como en el fomento de la comunicación como un “espacio para la
interacción social y las mediaciones, no sólo como usos y prácticas, sino como
lugar de acción del disenso y del consenso de la opinión pública”. En un
contexto como el Latinoamericano, se destacan las tareas relativas a la
“actitud crítica constante ante problemas de justicia social, cultura popular,
comunicación y democracia, y la legitimidad de la opinión pública”. De esta
manera, los comunicadores se manifiestan como elementos indispensables para la
mediación social y política mediante las áreas de acción predilectas, las
cuales van en las líneas del periodismo, la publicidad, la comunicación organizacional
y la comunicación educativa con énfasis en la investigación y la televisión.
Ello les exige, entre otros aspectos, una capacitación tal que permita
“utilizar científica y técnicamente, con la suficiente competencia, las
distintas modalidades de expresión y medios en la producción de mensajes, y
evaluar procesos de comunicación y valorar críticamente los contenidos y
tratamientos de los mensajes que se producen en los medios”[79].
De esta
manera, las prácticas pedagógicas mediante las cuales se forman los futuros
comunicadores deberían expresar aún más adecuadamente los elementos
comunicacionales que las caracterizan, en lugar de ser obstáculos para ellos:
las barreras que plantean las ausencias de diálogo son un ejemplo, así como la
mera trascripción de conceptos o la apatía para participar institucionalmente.
Sólo en la interacción surge la creación. Incluso, los espacios físicos mismos
propician, o dificultan, la comunicación. Así como sucede también en el
conjunto de la sociedad.
Más
aún, mirando más ampliamente hacia el entorno en el que ejerce su profesión el
comunicador social es necesario estar muy atentos a los diversos peligros que
se ciernen no sólo sobre su ejercicio profesional, sino sobre la universidad y
sobre la sociedad entera: la facilidad para crear “imagen” o para caer en
estereotipos, la ceguera para descubrir y reconocer valores humanos, la miopía
para diseñar proyectos y para actuar bajo criterios de auténtica “formación
integral” e “interdisciplinariedad”.[80]
d. La
experiencia y reflexión de la Carrera de Administración de Empresas de la
Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas[81]
13.
Tanto el estudio de la carrera como el ejercicio de la profesión poseen unas
circunstancias éticas evidentes: para acceder a lo primero, es necesario formar
parte del 5% de la población colombiana que puede hacerlo; para participar en
lo segundo, una de las acciones que corresponde ejercer a los administradores
consiste en la asignación óptima de los recursos, lo cual se ve enfrentado con
otros intereses y propósitos, tales como la desviación de los recursos de
capital, lo cual genera corrupción administrativa. De esta manera, se ve
claramente que la contribución de los estudiantes y de los profesionales de la
Administración en la transformación del medio social pasa tanto por ser
“conscientes” de su “responsabilidad histórica” como por una “preparación
sólida en las disciplinas de la profesión”. Y sobre esos dos polos se articulan
las dos “directrices igualmente relevantes” en la actividad de la Facultad: “el
ser humano y las organizaciones”.[82]
Debe
considerarse que el “sujeto de la Administración” es “el estudiante”, por ser
él “principal protagonista de su propia formación”[83]. Ha de ser reconocido como tal
tanto en sus fases de formación humana como en las que llevan consigo su
preparación profesional:
“La idea es dirigir la
atención hacia el ser humano como
centro de la Administración y pensar mucho más en el gerente o en el
empresario, que en la gerencia o en la creación de empresa. Lo anterior
significa privilegiar el desarrollo de un potencial personal del futuro
profesional y maximizar la función que se establece entre sus aptitudes y
habilidades administrativas y empresariales, y el contexto en que se ha de
desempeñar el egresado, tanto organizacional como funcionalmente.
Todo esto implica formar y
preparar un administrador que sea un conceptualizador de situaciones y
problemas complejos, un negociador, un comunicador, un gestor de empresa, un
auténtico líder, un estratega, un visionario ético y responsable.
En síntesis, el currículo
está diseñado para desarrollar en el estudiante capacidades que le permitan aprender a ser, aprender a hacer”[84].
En esta
línea, se propende porque cada estudiante potencie “el desarrollo armónico
entre espíritu, mente y cuerpo”, y alcance así
“una profunda convicción
moral, una auténtica vocación humanística, una clara conciencia histórica, una
acertada sensibilidad social, una profunda formación intelectual y cultural, un
nítido sentido de responsabilidad profesional, una duradera y positiva actitud
de pertenencia a su Universidad y a su grupo de colegas, una marcada
inclinación hacia la cooperación y el trabajo productivo en grupos humanos,
unas sólidas aptitudes, conocimientos y habilidades en la disciplina y el arte
de la administración”[85].
En
relación con las “organizaciones” ha de “reconocerse que el desempeño de la
persona acontece desde las organizaciones”, sean ellas públicas o privadas,
pequeñas, medianas o grandes, productoras de bienes o de servicios. Son ellas
“el objeto de la acción de la administración y la unidad del análisis
fundamental de la disciplina administrativa” y, ciertamente, “posibles campos
de acción para el administrador”[86]. Por eso será necesario
“estudiar cuidadosamente las
tendencias que afectan el perfil y la dinámica de las organizaciones, así como
la comprensión y el análisis de los contextos nacionales e internacionales que
permiten entender su dinámica y su papel en la realidad colombiana”[87].
Entre
las actuales tendencias que experimentan las organizaciones se pueden
mencionar: “la privatización, la democratización, la competitividad, la
integración regional, la internacionalización”. ¿De qué tipo de ser humano
estamos hablando en cada caso? La pregunta cobra especial importancia dados los
impactos notables que tales tendencias poseen en la sociedad y en los
individuos que las componen:
“(La) importancia de crear
valor, entendido como la generación de agregados, no necesariamente económicos
(valores materiales, emocionales, funcionales, de conocimientos, etc.);
(el) aumento de la
importancia de la innovación tecnológica;
(la) necesidad de
organizaciones flexibles de rápida adaptación a las condiciones del mercado y
del contexto;
(la) declinación de las
nuevas organizaciones aisladas y (la) presencia de nuevas formas de
cooperación;
(el) compromiso para
satisfacer las necesidades reales de forma eficiente;
(la) generación de espacios
de participación democrática al interior de las organizaciones que posibiliten
el desarrollo de sus miembros”[88].
El
currículo correspondiente a la formación del administrador de empresas
javeriano quiere destacar, pues, un “sello” inconfundible “de sensibilidad
humana que hunde sus raíces en diáfanos principios del individuo y en una
condición de trascendencia”. Así mismo, habrían de ser “características
propias” suyas, “su sentido de grupo y la solidaridad con sus compañeros y
colegas, al igual que su espíritu e inclinación hacia el trabajo en equipo y la
cooperación”.[89]
El plan
de estudios adecuado comprende, en consecuencia, tres niveles o ciclos:
formativo (humanidades, ciencias sociales, matemáticas, economía y
administración), profesional específico (funcional e instrumental) y
profesional de integración (estrategias institucionales y de gestión, y gestión
de proyectos). Entre los temas que se
tratan durante los tres ciclos se pueden mencionar los relativos al “liderazgo”
ejercido a partir de capacidades “analíticas, críticas y reflexivas” así como
para “comunicar, orientar y dirigir seres humanos” y para “pensar y actuar
creativamente”; al “talento para formular y resolver situaciones y problemas
complejos”; a la “disposición para la toma de decisiones” y “señalar el rumbo
de las organizaciones, comandarlas y transformarlas”; a la “capacidad para
entender y actuar en los contextos nacional e internacional”.
Ahora
bien, esta propuesta, que teóricamente es muy coherente, encuentra dificultades
en su realización concreta por diversas circunstancias. Entre las principales
de ellas, algunas atañen a los “profesores” y a la falta de “acuerdo” entre
ellos, debido a que trabajan los temas “desde una diversa perspectiva y a un
nivel de profundidad diferente”, “sin ahondar en el análisis”, con “temas
repetidos”, “con una uniformidad que genera pérdida de interés” entre los
estudiantes. La abundancia de “humanidades” en el plan de estudios en la
actualidad parece “no contribuir a la formación integral de los estudiantes”
toda vez que “no propician un espíritu crítico”. Otras circunstancias
conciernen a los propios estudiantes, quienes, en muchos casos, no dedican su
atención a las “humanidades” y les aplican el suficiente “interés” que
requieren y no advierten sino “después de muchos años, cuando viene a revelarse
la utilidad de estructurar el pensamiento” y que no ha sido de ninguna manera
conveniente “reducir todo a la ciencia y a la técnica”[90].
Las
deficiencias resaltadas evidencian que es posible que se pueda caer, o se haya
caído, en un clima de “mediocridad” con la que no se puede “estar casado” y, a la
que ni siquiera se puede “aceptar”. Se trata de un hecho de tal “gravedad” que
“debe revisarse” considerando que, en tales situaciones, es necesario examinar
la correlación entre “profesores” y “estudiantes”, pues la mutua “exigencia”
entre ellos es fundamental para el proceso y el progreso de unos y otros, de la
propia profesión y, por supuesto, de la misma Universidad. Es necesario ser más
cuidadosos y rigurosos en los procesos y en los instrumentos de “evaluación”,
por lo tanto, de modo que la Facultad pueda llegar a “tomar decisiones de tipo
correctivo”.
Deben
mejorarse, de igual modo, “los canales de comunicación” en la Carrera así como
las formas de “participación en la vida de la Facultad”, ya que tanto los unos
como las otras son ocasión de “formación integral” y de “desempeño en el
semestre social”. Es necesario trabajar por mitigar la “apatía” que impide a
muchos una verdadera comunicación y participación explorando y “concretando”
“nuevos canales” y “nuevas iniciativas”[91].
e. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Psicología[92]
14. Con
la aproximación a los aportes que hizo la Facultad y Carrera de Psicología
entramos a la consideración de algunas Carreras relativas a los ámbitos de la
salud y de la vida. Se trata de unos campos problémicos que ameritan unas
nuevas interrelaciones de las áreas del conocimiento relativas a las ciencias
básicas y a las ciencias sociales y humanas.
La
promoción del desarrollo de diversas “competencias” con vistas a la formación
integral a la que se compromete la Facultad exige considerar que se trata de
“procesos formativos continuos”:
“Alguien se hace competente
en un campo cada día, y puede hacerse cada día más competente, en la medida en
que sus comprensiones se hacen más claras, profundas y complejas; sus conocimientos
se hacen más diferenciados y se actualizan; acumula una experiencia
reflexionada que potencia y cualifica sus posibilidades de actuación académica
y profesional”[93].
Por
eso, no se puede aceptar que los “esfuerzos formativos” de una Facultad se queden
en la aspiración a impartir, y, por parte de los estudiantes, a “adquirir”,
“información, habilidades y destrezas”, cuando de lo que se trata es de “ir más
allá” de modo que los psicólogos lleguen realmente a ser
“capaces de asumir crítica y
responsablemente su papel de profesionales, científicos sociales y ciudadanos
con sólidos conocimientos, que les permitan contribuir al desarrollo de la
Psicología y con un alto nivel de compromiso con el análisis y planteamiento de
alternativas de solución a los problemas que aquejan a nuestra sociedad”[94].
Tales
competencias se promueven básicamente en cuatro direcciones: “disciplinar”,
“interdisciplinar”, “investigativa” y “social”.
La
competencia disciplinar mira a que el estudiante “apropie” y “recree el
conocimiento psicológico”, sea en el orden “teórico” y “epistemológico”, como
en el “metodológico” e “histórico contextual”. En esta línea de acción docentes
y estudiantes buscan
“identificar y analizar las
problemáticas y paradigmas que han caracterizado el desarrollo histórico de la
Psicología como ciencia, con una perspectiva abierta y pluralista que no
desvaloriza de antemano los aportes de ningún enfoque o escuela, sino que prepara
para optar y asumir posiciones argumentadas y éticamente responsables”[95].
La
competencia interdisciplinar, por su parte, apunta a que se llegue a comprender
de qué manera los problemas psicosociales poseen una naturaleza y unas
complejidades tales que hacen necesario emprender su atención y tratamiento con
los medios más adecuados, esto es, no gracias a la acción y a los “alcances de
cualquier disciplina aisladamente considerada”, sino mediante la “necesaria
complementariedad del conocimiento teórico y metodológico proveniente de (las
diversas) disciplinas”, pues todas ellas,
cada una a su manera, permite que se llegue a obtener “la adecuada comprensión
de lo humano”. De esta manera y con este objetivo también la Psicología
manifiesta sus “aportes” propios y característicos[96].
La
competencia investigativa es una “meta fundamental” y “un componente
prioritario de la formación del psicólogo como profesional y científico
social”. Gracias a esta competencia se expresan “dos funciones inherentes a la
Universidad: la de producción de conocimiento y su proyección a la sociedad”[97].
La competencia
social “hace referencia a la formación del estudiante como ciudadano”. En esta
perspectiva, es necesario que se le propicien las condiciones para que él pueda
“comprender e interpretar las características y problemas de su época”, así
como para decidirse “comprometiéndose activamente en la construcción de un
orden social que posibilite mejores y más justas condiciones de vida para
todos”[98].
Con
esta concepción a la base del currículo, el plan de estudios se organiza
“alrededor de problemas”, lo cual facilita al estudiante “integrar el
conocimiento psicológico” tanto disciplinar como interdisciplinar y promover en
él “la capacidad para identificar y documentar problemas, desarrollar
elaboraciones conceptuales y alternativas de intervención e investigación sobre
las mismas”[99].
Las
grandes áreas problémicas se refieren a lo siguiente: 1ª) génesis y condición
de lo humano (estudio de los procesos biológicos, psicológicos y sociales que
hicieron posible la constitución de lo
humano, tanto en las evoluciones de hominización, como en los desarrollos
de humanización, considerando particularmente “los fenómenos de simbolización,
cultura y lenguaje como formas específicas de actuación humana”[100]); 2ª) desarrollo ontogenético
(analiza los problemas centrales de este desarrollo “en términos de procesos,
mecanismos y configuraciones estructurales y funcionales”, pues es por medio de
éstos como el individuo se constituye como ser y construye “su identidad”
dentro de su propia especie, “construyendo representaciones del mundo y de la
sociedad, que caracterizan sus variadas formas de relación social”[101]); 3ª) las instituciones y la
socialización (pregunta por “la construcción de la identidad personal y social”
“en interacción con otros y en contextos socioculturales e históricos
específicos”[102]); 4ª) alternativas de actuación
social del psicólogo (conceptualiza la Psicología como “disciplina y profesión”
y de ello “deduce” las posibles “actuaciones de intervención”, “da cuenta de lo
disciplinar a través de elementos tecnológicos instrumentales, preguntas
centrales de investigación, posibilidades reales de articulación entre áreas de
aplicación”[103]; 5ª) la investigación y la
intervención sobre problemas prioritarios (según el área que conduzcan los
profesores, los estudiantes son invitados a “investigar sobre los aspectos
psicológicos relacionados con problemas sociales específicos”, y a “diseñar y evaluar estrategias de
intervención”[104].
A cada
una de estas líneas problémicas hay que concederle el tiempo debido durante la
formación; pero, de la misma manera, hay que buscar, en forma permanente, los
medios a fin de que se logre el máximo aprovechamiento de las materias y los
estudiantes puedan constatar “la importancia que se da a la autonomía y a la
libertad en el proceso formativo del psicólogo”[105]. Más aún: “la participación de
los estudiantes” en el examen de estos temas que se orientan a conocer y a
profundizar en los fundamentos de los currículos y de los planes de estudio, en
los diversos momentos de los procesos mediante los cuales se los revisa y
renueva, “es básica”, les “permite a los estudiantes, como futuros
profesionales, sentirse parte de la Universidad y ver cómo los ideales y metas
planteados por ésta concuerdan con los objetivos” que ellos “quieren alcanzar”.
De la misma manera se considera sumamente “conveniente que las prácticas
(profesionales) se sigan realizando en sectores sociales marginados, pues esta
experiencia proporciona la posibilidad de presenciar de cerca las necesidades
del país, y muestra cómo, por medio de la Universidad, se atiende a los
problemas nacionales”[106].
El Foro
concluyó con otras intervenciones, en las que se expresó que
“Se debe seguir avanzando en
contra de la mediocridad, en la búsqueda de la excelencia académica, y la
formación integral; pero esto supone un previo trabajo interdisciplinario que
fomente la cultura de (la) investigación y profundice la consolidación de
valores morales como los que necesita Colombia hoy […]
Es importante que se
propicien estos espacios de diálogo con mayor frecuencia […] Es claro que la
Universidad proporciona una profunda formación en valores, y esto posibilita
que los futuros profesionales en Psicología puedan luego desempeñar un papel
determinante dentro de la sociedad, capaces de transformar el mundo”[107].
f. La
experiencia y reflexión de la Facultad de Odontología[108]
15.
Dentro de las ciencias y profesiones relativas a la vida y a la salud humana
encontramos la Odontología. Su currículo se viene revisando de modo que “se
logre la formación integral” de los estudiantes, pues, “antes que formar
técnicos odontólogos, interesa más ayudar a que las personas lideren la
sociedad de manera acertada en medio de la crisis”: “¡Cuán lejos estamos en
este momento de que nuestra sociedad sea mucho más civilizada, más justa, más
culta, dentro de la inspiración de los valores del cristianismo!”[109]
Son
“cuatro”[110] las “dimensiones que el
estudiante de Odontología tiene que desarrollar” con el apoyo de los equipos
que están a su servicio, y que enseguida se enumerarán. Tales “dimensiones”
son: histórico-social, trascendente, psicológica, biogenética y profesional
odontológica. Para atenderlas debidamente, la Facultad “se está apoyando
también en la Facultad de Psicología (Departamento de Psicología), la Facultad
de Teología, la Facultad de Ciencias (Biología), la Facultad de Medicina”[111], y la Facultad de Ciencias
Sociales[112], entre otras, así como
realizando actividades propias. Ahora bien, no se trata sólo de obtener
conocimientos de tales áreas, sino de considerarlos en su relación con la
Odontología:
Las
ciencias sociales proporcionan un conocimiento de la “realidad nacional” que le
permitirá al futuro profesional “ubicar su labor” y las diversas “funciones”
que ella tendrá que desempeñar: “diagnóstico, prevención, curación, rehabilitación,
docencia, investigación y administración”[113]. Y de estas, muy especialmente,
la “prevención”, por cuanto “queremos fortalecer como ética social que la
prevención es mil veces más importante que la curación y la rehabilitación”[114]. Esas mismas ciencias
contribuyen a detectar “la situación de morbilidad y su distribución… la
realidad económica y cultural, demográfica, de los pacientes y no se tiende
exclusivamente a la solución tecnológica”[115]. Es importante lograr, al
respecto, “que los estudiantes se motiven”:
“El objetivo es que no todo
se agote en las clases, sino que se implementen actividades que promuevan un
desarrollo social del estudiante incorporando toda la actividad del primer
semestre, las actividades extramurales de séptimo y octavo semestre, así como
el ‘ruralito’ de noveno semestre, para desarrollar la dimensión social del
estudiante no solamente con clases, clases que, como en este caso, no cumplen
las expectativas que los estudiantes tienen”[116].
Así
mismo, es necesario ofrecer a nuestros “odontólogos javerianos” la ocasión de
afianzar “principios y criterios básicos que le posibiliten un desarrollo
continuo de sus propios valores, unos conocimientos y habilidades que le
permitan su adaptación frente a situaciones nuevas”, ya que “hoy Colombia está
en una situación totalmente nueva, un total cambio de valores, y queremos que
nuestro profesional aprenda a comportarse dentro de esas nuevas realidades”[117]. Más aún, es necesario, que sea
realmente un “líder” que promueva activa y responsablemente los grupos a los
que él o ella pertenecen”, inclusive “deportivos y culturales”, por lo cual hay
que “potenciar” en ellos esas “cualidades”[118].
También
las “habilidades sociales” han de ser cultivadas, por cuanto ellas les
facilitarán “en el futuro sus buenas relaciones con los pacientes”. Y con tales
habilidades, se debe acoger “el interés (de los estudiantes) para desarrollar
actividades culturales, artísticas y deportivas, (mediante) el cultivo de la
honestidad, la pulcritud, la puntualidad y la responsabilidad”, ya que “nuestra
profesión es ciencia y arte simultáneamente”[119]. Más aún, junto con tales
“habilidades” se hace imprescindible hoy en día fomentar las “sensibilidades”
de los estudiantes
“ante los problemas sociales
y la comprensión de las limitantes económicas y culturales de la población, en
pocas palabras, profundo compromiso social… pues el área de ciencias de la
salud, antes que una solución económica, de supervivencia, tiene una
responsabilidad social frente a su país y frente a su sociedad”[120].
En “el
fuero de lo religioso, pretendemos que el estudiante nuestro tenga la capacidad
para analizar y resolver su posición frente a la vida y a la sociedad de la que
hace parte”. No se trata de hacer que el estudiante ingrese o se afiance propiamente
en uno u otro credo religioso, cuanto de que, “durante todo el proceso de
formación, sea capaz de cuestionar su (capacidad de) trascendencia frente a la
otra vida, o frente a una vida existente, y que tenga capacidad para resolver
esta situación personal y colectiva”. Así mismo, se pretende que quienes opten
o hayan optado por una dimensión religiosa, ésta “repercuta en la vida como una
ética, una gran responsabilidad y una gran calidad humana”[121].
La
formación estrictamente profesional, sin embargo, no puede descuidarse, y es el
objetivo de “desarrollar la habilidad profesional” del estudiante el que más ha
exigido un esfuerzo en el proceso de revisión curricular: Unidades de
Organización Curricular Interdisciplinarias; coordinadores de semestre, coordinadores
de clínica y tutores “que hacen que el maestro sea esa persona que permite al
estudiante su propia formación, su propio desarrollo, bajo una guía no
solamente profesional, sino personal”[122]. Mención especial requiere la
creación de cuatro Departamentos de Sistemas “en los cuales se ha organizado el
objeto mismo del conocimiento” y son el resultado de un “análisis” del mismo y
de su confrontación con “el proceso de la historia natural de la enfermedad”:
ellos permiten a los estudiantes un “proceso de formación teórico”, con el
apoyo de tres unidades asesoras: “investigación, postgrado y clínicas”. Dichos
Departamentos son: el dentario, el periodental, el bucal y el cráneo-facial[123].
En este
sentido el enfoque epidemiológico presta una ayuda fundamental. Porque el
proceso de salud-enfermedad, en efecto, es “resultante de diferentes
actividades, teniendo presente que los servicios de salud intervienen
escasamente, sólo en un 25%, como solución. El 75% de solución de los problemas
de salud está fuera de los propios servicios de salud”[124]. En efecto, “la situación
(económico-) social de los individuos” condiciona directamente sus situaciones
de salud o enfermedad. Para atender esa relativamente pequeña proporción, sin
embargo, es necesario “pretender una alta calidad científica, un espíritu
investigativo y una actitud positiva que facilite el acceso a las propias
experiencias y conocimientos”:
“Esto muestra cómo se quiere
acabar con el egoísmo de aquellos que han ido descubriendo nuevos campos y
mantener ese conocimiento sólo para ellos mismos y su explotación en dirección
del beneficio propio y exclusivo”[125].
A hacer
crecer estas convicciones, por múltiples pero exiguos medios, en nuestros
estudiantes, quienes son “el centro de nuestros procesos de formación y la
razón de ser de nuestra actividad académica”, a ello se orienta particularmente
el currículo de la Carrera:
“Queremos que el estudiante sea el que
construya su propio conocimiento, que sea el que vaya construyendo su verdad
con el apoyo del docente, de forma que sea el proceso, en la estrategia de
investigación, el que permita generar un nuevo conocimiento.
Si nosotros no formamos a
los estudiantes en los diez semestres que están con nosotros dentro de esa
estrategia de investigación, de descubrimiento, de formación de criterio, no
vamos a hacer sino profesionales con alguna actualización al día y fecha en que
se gradúan, pero no seremos capaces de desarrollar personas”[126].
Con
todo, esta conciencia llegará a ser clara e influyente si se reconoce también
el otro “polo” de la interrelación: “el docente”:
“Es muy notable el esfuerzo
que estamos haciendo para capacitar a nuestros docentes porque consideramos que
a través de ellos se consigue el directo encuentro con el estudiante. Es en la
clínica, en la preclínica, en todos los espacios académicos, en las actividades
extramurales, donde queremos que realmente tenga ese intercambio diario con su
docente, para que sea capaz de desarrollar todas las dimensiones que lo van a
hacer persona, líder de su sociedad, dirigente de la sociedad en la que le toca
vivir”[127].
No
obstante todo lo anterior, se tropieza con un hecho real y concreto: ¿Sí es
efectivamente posible que “una Carrera con una carga académica tan pesada como
la de la Odontología” propicie ese mencionado “desarrollo integral”? La
iniciativa de los estudiantes ha suplido en muchas ocasiones lo que la buena
voluntad de los directivos de la Facultad no logra alcanzar, “pero el espacio
académico que tiene la Facultad para esto es mínimo, y tenemos que reconocerlo
así”[128].
Más aún
si se mira a la Universidad, “tenemos que reconocer que ella (aunque
actualmente) tiene muy poco espacio físico para actividades deportivas, sitios
para teatro, etc.”, está actuando en vista de “ampliar el área del campus, lo
cual favorecería el incremento de actividades de desarrollo integral”[129]. El mejor aprovechamiento de
estos espacios, igualmente, inclusive dentro de la Facultad, convendría
notablemente al logro de estos objetivos.
g. La
experiencia y reflexión de las Carreras de Bacteriología y de Nutrición y
Dietética de la Facultad de Ciencias
16.
Hubiéramos querido tener una presentación de todas las Carreras que se
relacionan con la vida, y en particular con la vida humana, y con la salud,
dentro de nuestra Universidad, pero, en su momento, ello no fue posible. Con
todo, las dos Carreras que vamos a considerar seguidamente nos exponen dos muy
destacables versiones de esas mismas realidades tan estricta y exactamente
“científicas”, en la comprensión positiva que muchos poseen y destacan hoy en
día.
1) Algunos rasgos destacables de una antropología de la Bacteriología[130]
17. Es
fundamental, señala el Foro, comprender a las personas que vienen a estudiar
esta Carrera, como tales, y, en consecuencia, promoverlo en ellas,
“moldeándolas muy humanas, a través de sus valores éticos y morales”, “con
excelencia académica y un gran compromiso social”, “concientizándolas acerca de
su ser: cultas, humanas, sociables, a través de los conocimientos y reflexiones
que les aportan las ciencias sociales, religiosas y de proyección social y
comunitaria: siempre el saber al servicio del país”, para “llevar un mensaje de
esperanza al pueblo colombiano”[131].
Así
mismo, es necesario cuidar la formación científica específica en las áreas de la
Bacteriología, Inmunología, Microbiología, Virología, Parasitología,
Hematología, Banco de Sangre y Química clínica, con los temas “éticos”
respectivos, que abarcan los diferentes “procesos”, la “bioseguridad” y “la
correlación clínica dentro de la variedad de parámetros analizados”. Desde el
punto de vista de la formación para la investigación científica se capacitan
para contribuir “a la conservación del medio ambiente, propiciando un manejo
adecuado de insumos en la aplicación de la tecnología”[132].
En este
sentido, las TICs y “otros avances tecnológicos” prestan una notable
contribución, sin duda alguna. Pero, de igual modo, es imprescindible el aporte
que brinda la disciplina “epistemológica”, por cuanto ella “evita una educación
que se reduzca al entrenamiento en aplicación de fórmulas”. Se trata de un paso
fundamental que “reivindicará el estatus
del bacteriólogo, que se ve desprestigiado” por diversos factores sociales en
nuestro contexto[133].
El
futuro ejercicio profesional de los estudiantes destaca la necesidad de su
formación previa en la interdisciplinariedad. No sólo porque tendrán que
“involucrarse en actividades comunitarias… que tienden a la promoción de la
salud”, sino porque deberán hacer “converger sus intereses con los médicos,
enfermeros, nutricionistas, odontólogos, terapistas y otros profesionales que
se desempeñan en campos afines”[134]. Tanto “directivas, como
profesores y alumnos” debieran “incorporarse a esa mentalidad”. Y se insiste,
en este mismo sentido, en la importancia “fundamental” de una “preparación en
humanidades” “porque en el ejercicio profesional el bacteriólogo ha de
interactuar con pacientes reales, con necesidades complejas que impregnan toda
su vida”[135].
Desde
el punto de vista pedagógico se considera que también deben existir coherentes
planes de acción, que incluyen las “metodologías de los cursos”, “la presencia
de seminarios”, “búsqueda de financiación de proyectos de investigación”, “dar
espacio a trabajos monográficos que den cuenta de las necesidades concretas de
la comunidad” y la concesión al estudiante de “mayor autonomía” ofreciéndole
“menor carga académica” y la posibilidad de un balance por parte del mismo en
lo que concierne al “contacto directo con el profesor” y con “el tutor”. En
todos los casos, estas relaciones se han de efectuar “en mutua animación y
exigencia para eliminar la mediocridad”.[136]
Un
componente de particular importancia en la vida institucional lo aporta, sin
embargo, el docente. No sólo debe “contar con mayores recursos para proveer las
prácticas de material suficiente y así poder esperar resultados notables en la
investigación”, sino que él mismo ha de “contar con una remuneración que le
reconozca la calidad de formación y especialización” lograda, “así como sus
esfuerzos investigativos y pedagógicos”[137].
Más
aún, se pone en guardia al conjunto de la “Universidad” cuando se anota que
ella “debe regirse más por los criterios de la formación integral y menos por
una mentalidad empresarial” cuando se trata del “aumento de los costos y de los
créditos”[138], y cuando se anima a que se
realicen más actividades como estos Foros, que propicien “un mayor contacto
entre las directivas y los estudiantes” y los docentes, a fin de “enriquecer
las apreciaciones en torno al perfil y a las áreas de desempeño del bacteriólogo
javeriano”[139].
2) Algunas características destacables de una antropología de la Nutrición y Dietética[140]
18. El
Foro destacó desde un comienzo que precisamente en el ejercicio de la Nutrición
y Dietética se advierte y se enfatiza que “la formación universitaria de los
profesionales no se agota en el nivel académico, sino comporta también el
desarrollo personal, cultural y humano”[141]. Y, refiriendo esta toma de
conciencia al ámbito javeriano, señaló:
“En la Universidad se sabe
que no se forma sólo con el componente científico, pues se trata de educar
personas que estén defendiendo y luchando para que el pueblo colombiano esté
cada día mejor. Es una gran responsabilidad con el país la formación integral
de los profesionales”[142].
Por eso
mismo,
“las diversas actividades
culturales y deportivas son, al interior de la Facultad, una oportunidad para
que todos los miembros de la comunidad universitaria se integren […] y
compartan”. “La ética debe dirigir las actitudes y comportamientos de los
egresados javerianos […] Los profesores de la Facultad no sólo transmiten
conocimiento, sino todo su ejemplo de responsabilidad, dedicación,
actualización permanente, respeto en el trato hacia las personas y
demostraciones de justicia”[143].
Los
profesionales nutricionistas-dietistas también se han de “distinguir por tener
una actitud científica crítica y analítica”, que “no sean simples receptores de
lo que se les da” y sí “partícipes de su propia formación con un alto sentido
de conciencia”[144]. De la misma manera, en relación
con los problemas nacionales, sabiendo que nuestro “pueblo colombiano” posee
“características especiales” y “problemas como el hambre, la pobreza, la
inseguridad, las dificultades de guerra, y que como profesionales es ahí donde
debemos trabajar, no en países desarrollados”. Para ello
“es necesario tener dominio
sobre el tema de la nutrición con suficientes fundamentos científicos que nos
de la capacidad de hablar, participar, discutir y debatir conceptos errados en
esta área, etc. Se trata de ejercer un liderazgo en la comunidad, grupos
profesionales, que trabajen en el área de la salud, donde todos saben de
nutrición”[145].
A esta
misma toma de conciencia y al ejercicio de este liderazgo contribuyen
notablemente áreas como la de la “historia”, que permiten “saber de las
personas, quiénes y cómo son”.
Porque
es posible mirar la Carrera desde una perspectiva “reduccionista” cuando sólo
se dirigen sus esfuerzos “a trabajar en la alimentación del ser humano”, y no
preparando al futuro profesional “para realizar un trabajo interdisciplinario
dirigido al pueblo colombiano”:
“El objeto de estudio va a
ser el hombre y el alimento, pero ha de tenerse en cuenta al hombre en forma
completa, o sea, su naturaleza biológica, psicológica y social. En el campo del
nutricionista, además de saber acerca del alimento en cuanto a su composición,
comportamiento y transformación, debe también dominarse el tema de la
alimentación balanceada, adecuada, suficiente y equilibrada para el hombre”[146].
Todas
estas constataciones y propósitos curriculares se pretende sean volcados a los
planes de estudio, de forma que ya desde el primer semestre “el estudiante se
prepare para el estudio individualizado e independiente”, y se ejercite en un
“pensamiento… lógico, deductivo, analítico y crítico” con una eficiente
“formación en ciencias biológicas”. El período de formación más estrictamente
profesional trabajará “básicamente cuatro áreas: alimentos, nutrición básica,
nutrición aplicada y planificación”, inclusive en sus patologías, campos en los
que se incluyen “investigación, educación y gerencia”[147], pues también hay que
considerarlos en un marco de “nutrición social”. Las “prácticas” más intensivas
en este contexto, “los foros de actualización”, el “fomento del análisis”
requieren, entonces, mayor “refuerzo”.
El Foro
puntualizó, así mismo, lo siguiente:
“Con todo, para poder hacer
las cosas mejor se busca una gran calidad. Por esto es importante que
estudiantes, docentes y directivas se descubran a ellos mismos, reconociendo la
trascendencia de la vida humana y sus profundas dimensiones vitales. La
profesión la hace cada docente, cada estudiante, y si se desea reconocimiento
para ella, hay que llevarla y ejercerla con altura”[148]
Para
motivar e incrementar la conciencia hacia el logro de estos objetivos, se
subraya la importancia de la celebración festiva del día del
nutricionista-dietista. Y, en el orden pedagógico y didáctico, se resalta la
importancia de los “recursos interactivos… que permiten desarrollar ciertas
capacidades, como es el caso de la utilización de sistemas de computador que
permiten prácticas con respuestas más claras e inteligibles”[149].
Notas de pie de página
[1] Vigésimo segunda edición, Espasa Calpe Madrid 2001. En: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual
[2] Véase, al respecto, p. ej., la intervención del Dr. Jairo H.
CIFUENTES MADRID: “Efecto de los créditos
académicos en la organización
institucional, en las metodologías de enseñanza y en la gestión financiera de
las Universidades”, con ocasión de la Conferencia Internacional “Hacia una
Cultura Abierta y Flexible en la Educación Superior – La Adopción de los Créditos Académicos”. ICFES – ASCUN. Hemeroteca Nacional Universitaria.
Bogotá: Agosto 1 de 2002, en: http://72.14.209.104/u/puj?q=cache:lP9fFVALblYJ:educon.javeriana.edu.co/ViceAcademica/Documentos/EfectosCr%C3%A9ditos%2520Acad%C3%A9micos-ASCUN.pdf+cr%C3%A9ditos+acad%C3%A9micos&hl=es&ct=clnk&cd=7&ie=UTF-8
[3] En la actualidad (octubre de 2006), p. ej., en la Pontificia
Universidad Javeriana, esta proporción indica que, de un total de 160 créditos
en pre-grado (un crédito= 1 hora de clase presencial bajo la dirección del
profesor + 2 horas de trabajo autónomo del estudiante: 18 semanas de trabajo
por semestre), no menos del 90% de los mismos (repartidos así: 70% para la el
NFF, en el que están incluidas las asignaturas correspondientes a la formación
básica humana, teológica, filosófica, social, disciplinaria y profesional; y un
20% para los énfasis y opciones complementarias disciplinares) pertenecen a la
formación disciplinaria y profesional, y un 10%, a las electivas en manos del
estudiante. Es de anotar que, dada la estructura que ha adoptado nuestra
Universidad, el 100% de este componente está dentro del área decisional de la
Vice Rectoría Académica, y de las Decanaturas y Direcciones de Carrera
respectivas; mientras que las actividades diferentes a las indicadas – y que,
como las anteriores, también forman parte del “espíritu universitario y
javeriano” – son llevadas a cabo por la Vice Rectoría del Medio Universitario,
con los medios y espacios que tiene a su alcance.
[4] Jairo H. CIFUENTES MADRID: “Efecto de los créditos académicos
en la organización institucional, en las metodologías de enseñanza y en la
gestión financiera de las Universidades”, con ocasión de la Conferencia
Internacional “Hacia una Cultura Abierta y Flexible en la Educación Superior –
La Adopción de los Créditos Académicos”. ICFES – ASCUN. Hemeroteca
Nacional Universitaria. Bogotá: Agosto 1 de 2002, en: http://72.14.209.104/u/puj?q=cache:lP9fFVALblYJ:educon.javeriana.edu.co/ViceAcademica/Documentos/EfectosCr%C3%A9ditos%2520Acad%C3%A9micos-ASCUN.pdf+cr%C3%A9ditos+acad%C3%A9micos&hl=es&ct=clnk&cd=7&ie=UTF-8
La cursiva en el texto es
nuestra.
[5] “La Real Academia Española y las veintiuna Academias que con ella
integran la Asociación
de Academias de la Lengua Española
trabajan mancomunadamente al servicio de la unidad del idioma tratando de
mejorar y actualizar un diccionario de carácter panhispánico. Cuanto aparece en
el DRAE es fruto de ese estudio y de la aprobación colegiada”: En: http://www.rae.es/
[6] Se trata de una “Base de Datos” conformada como “recurso
electrónico”, que “fue desarrollado para informar a científicos, profesores y
estudiantes, el cómo publicar sus investigaciones en Congresos, Conferencias,
Seminarios, Simposios, entre otros eventos. Presenta una lista exhaustiva de
documentos llamada ‘Call for Papers’, investigaciones publicadas por
profesionales, editores de revistas y organizadores de conferencias” en
diversas disciplinas. En (consulta octubre 2006): http://www.papersinvited.com/search/index.htm
[7] Iván Federico MEJÍA ÁLVAREZ: Algunos
elementos introductorios a la Teología Moral, o. c., p. 570,
nt. 1590, 24-25. En el texto, recordémoslo, empleaba materiales de René
Simón: Moral Herder Barcelona 1967.
[8] “A la
estructura organizativa que en torno a su específico quehacer formaron los
científicos, tradicionalmente se le ha denominado como Comunidad Científica. Con este término,
popularizado a partir del fin de la 2ª Guerra Mundial por filósofos y
sociólogos, se hace referencia a que los científicos organizan sus actividades
a partir de la sustentación y reforzamiento de valores morales cuyo único
origen y fin es la generación y extensión del conocimiento sobre la realidad.
Conocimiento que obtiene el marchamo de autenticidad, es decir que puede
etiquetarse como científico, tan sólo cuando así lo considere la propia
estructura de científicos constituida en torno al problema debatido. Pero bajo
el término genérico de Comunidad Científica, en realidad, existen diversas formas organizativas
mediante las cuales la red de científicos se articula y se singulariza. En el
nivel más amplio se encuentran las denominadas disciplinas, surgidas en el
momento (S. XIX) en el que las actividades científicas colonizaron las
universidades. Así campos tales como la física, la medicina o las matemáticas
formaron el primer nivel de diferenciación interna del quehacer científico dado
que disponían de un corpus de conocimiento y de unas técnicas de investigación
específicas, acotaron un nicho académico propio, y en definitiva pudieron
establecer un amplio repertorio de medidas cuyo fin era obtener un espacio de
investigación y de reclutamiento perfectamente desarrollado y diferenciado”: Cristóbal TORRES ALBERO: “Comunidad científica”, en: Román
REYES (dir.): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, en (búsqueda octubre 2006): http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/C/comunidad_cientifica-b.htm El autor, sin embargo, llama a la “cautela
conceptual” cuando se emplea esta terminología, y propone que, en casos más
precisos se apele, más bien, a la expresión “sociedad científica”.
[9] Ha de recordarse que los cc. relativos al capítulo II sobre “las
Universidades católicas”, en donde se encuentran dos de los cc. que estudiamos
en esta investigación, se hallan dentro del título III sobre “la educación
católica”. Allí, en sus cc. preliminares, encontramos el c. 795 que inicia de
la siguiente manera: “Como la verdadera educación debe procurar la formación
integral de la persona humana…” La concepción de “formación integral” es, pues,
exigencia inherente a la persona humana y característica propia de las
“Universidades católicas” y de todas las “escuelas católicas” – y que debería
ser máximamente custodiada por ellas –. Puede verse, al respecto, con una
sección especial dedicada a las Universidades católicas, el texto de Julio
César ARIZA COLLANTE: La formación
integral en la Iglesia Digiprint Editores Pontificia Universidad Javeriana
Colección Fe y Universidad 19 Bogotá 2005. Volveremos sobre el tema en el
capítulo siguiente.
[10] Nos hemos referido oportuna y ampliamente al tema en el capítulo
III de esta investigación.
[11] Las actividades interdisciplinarias deberían, o, al menos,
podrían tener ese como uno de sus problemas preferidos, no obstante, en mi
opinión, ello no es así, o, al menos, no tan destacadamente. Para observar dos
reflexiones actuales acerca del asunto, “desde la otra orilla”, cf. Luis Felipe
VEGA: “La actividad interdisciplinaria de la Facultad de Teología y Ciencia
Política en la Pontificia Universidad Javeriana”, en: Edith GONZÁLEZ BERNAL
(comp.): Una historia hecha vida, o. c., p. 10, nt. 18, 328-335; y Rosaura CORTÉS DE TÉLLEZ: “La presencia de la Facultad
de Teología en la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad
Javeriana”, en: ibíd., 336-340.
[12] La entendemos aquí sobre todo como la “actitud
lógica y consecuente con una posición anterior”. Más adelante volveremos a
encontrarla pero en otro sentido, como la “conexión, relación o unión de unas
cosas con otras”, en nuestro caso, entre los miembros de la “academia”. Cf.
REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA: Diccionario
de la lengua española Madrid 2001 22ª en (consulta noviembre de 2006): http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual
[13] La noción de “bien común”, tan fundamental en la Doctrina social
de la Iglesia, halla aquí su máximo referente, es decir, el criterio
fundamental para organizar el conjunto de la vida social. S. Tomás DE AQUINO
enseñaba, p. ej., que “el bien común consiste en
promover la vida virtuosa de la multitud” (De
regimine principum, Marietti Taurini – Romae 1948 2ª, L. I, c. 2 y c. 14,
pp. 2 y 17). Y es claro que entre las virtudes, la “justicia”, en todo el
alcance que tenía para él, era, en su pensamiento una de las más connotadas.
Para s. Tomás era evidente que existía una relación de coherencia entre el ser
humano en sus condiciones constitutivas y el bien común que de ellas se
originaba a la manera de una tarea que había que realizar.
[14] Cf. Summa contra gentiles, lib. II, capítulo III: “Quod cognoscere
naturam creaturarum valet ad destruendum errores qui sunt circa Deum”. Cf. La
traducción castellana de la obra por Laureano
Robles Carcedo, O.P y Adolfo Robles Sierra, O.P., con la introducción de
Eudaldo Forment Giralt: Suma contra
los gentiles Biblioteca de Autores
Cristianos Madrid 2007 2 v.
[15] Porque, como afirmaba s. Alberto MAGNO, es necesario “investigar
las causas naturales, ya que ellas son el instrumento por medio del cual se nos
manifiesta la voluntad divina”. De hecho, s. Alberto profundizó el tema en
diversos lugares, pero especialmente en dos libros relativos a la “Parva
naturalia”: "De causis et processu
universitatis", cf. Opera omnia Apud Ludovicum Vivés Parisiis 1890 v. 10,
360-619, en especial Tract. IV, capítulo IX.
[16] GS 54 y 56.
A lo largo de estas páginas
el sentimiento de admiración y gratitud se expresa ante Dios Creador y
Salvador. De hecho, los artistas, entre otros muchos, se han hecho voceros de
esta experiencia simultáneamente tan íntima, espiritual y trascendente como social
y cultural. Un ejemplo musical entre muchos: de Darius MILHAUD (Aix-en-Provence, Francia, 4 de septiembre 1892 –
Ginebra, Suiza, 22 de junio 1974) se destaca el ballet La Création du Monde
(estrenado por los Ballets Suecos en 1923). Una versión de la obra se puede encontrar en la
interpretación de la Chapman Chamber Orchestra, en
otoño de 2006, bajo la dirección de Daniel Alfred Wachs, del Conservatory of
Music at Chapman University, Orange, California (www.chapman.edu/music); un extracto de la misma se presenta en (consulta
diciembre 2008): http://www.youtube.com/watch?v=NwwT0BX2zBs
Sobre la “admiración” como
inicio de la ciencia, del saber y de “lo humano”, cf. Manuel TREVIJANO, En
torno a la ciencia, o. c. nt. vi, p. 110, 62s.
[17] Siglo I a. C.: De Architectura, Ex
Typis Eiusdem Marinii ad Opus Comparatis Romae 1836 4 v. (Los diez libros de arquitectura, traducción de Ortiz y Sanz,
Imprenta Real Madrid 1787).
[18] “La
palabra «arquitectura» proviene del griego: «αρχ»
cuyo significado es «jefe, quien tiene el mando» y de «τεκτων», es decir «constructor o
carpintero». Así vemos que para los antiguos
griegos el arquitecto
es el jefe o el capataz de la construcción y la arquitectura es la técnica o el arte de quien realiza el proyecto
y dirige la construcción del edificio y las estructuras, ya que, para los antiguos griegos, la
palabra «Τεχνη (techne)»
significa saber hacer alguna cosa […] Aunque en la actualidad se tiende a
considerar que la principal actividad de la arquitectura va dirigida al diseño
de espacios para el refugio y la habitación (las viviendas), en el pasado la disciplina arquitectónica
apuntaba principalmente hacia la construcción de edificios representativos de
los diferentes poderes públicos y privados. Sólo a partir del siglo XIX comenzaron los arquitectos a preocuparse por el problema del
alojamiento, la habitabilidad y la higiene de las viviendas. Una definición de Arquitectura más actual diría que es
el arte de proyectar o diseñar y construir edificios, así como todo el ambiente
o entorno construido: desde el planeamiento
urbano o regional pasando por el diseño
urbano, hasta el diseño de los muebles”: art.
“Arquitectura” en Wikipedia (consulta
octubre 2006), en: http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura#Rese.C3.B1a_hist.C3.B3rica
[20] Art. “Diseño industrial” en Wikipedia (consulta octubre
2006), en: http://es.wikipedia.org/wiki/Dise%C3%B1o_industrial
[21] Presentación de la Carrera en la Universidad de Bogotá Jorge
Tadeo Lozano, en (consulta octubre 2006): http://www.utadeo.edu.co/programas/pregrados/diseno_industri/index.php
[22] Esta conciencia se deja ver muy exactamente, en mi opinión, en la
propuesta que hace la Universidad Javeriana, cuando afirma sobre su Carrera de
Arquitectura, p. ej., que ella “Pretende abordar problemáticas reales y no
temas aislados, con el fin de dar una respuesta desde la arquitectura, dentro
de un contexto real, y liderar
procesos arquitectónicos a través del conocimiento. Respecto a las
problemáticas que debe enfrentar el país y la región en un contexto
globalizado, se han seleccionado aquellas que se consideran pertinentes a la
disciplina de la arquitectura y de las cuales se desprende una dirección
necesaria para la formación de sus futuros profesionales: alto déficit cualitativo
y cuantitativo de vivienda en el país y en la región; la corrupción; generación
de empleo; reordenamiento territorial y articulación regional; amortiguación y
mitigación del impacto ambiental; atraso tecnológico […] Los aportes que la
Carrera de Arquitectura de la Pontificia Universidad Javeriana realiza para que
dicho programa se diferencie de otros de la misma denominación o semejantes,
que ya existen en el país: el Enfoque de la Arquitectura hacia una visión
integral y hacia una realidad existente; la Estructura Curricular; los métodos
y enfoques pedagógicos de la docencia; la Perspectiva Ética de la arquitectura,
del estudiante de arquitectura y de la persona; la proyección de la carrera en
el ámbito nacional e internacional; la construcción del conocimiento”: en
(consulta octubre 2006): http://www.javeriana.edu.co/Facultades/Arquidiseno/principal.html
[23] Empleamos elementos del “Foro de Arquitectura y antropología”,
realizado por el PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ, el 24 de octubre de
1996, con la participación de diversas personas representantes de la misma
Carrera, entre ellas, el Dr. César Rodríguez, a la sazón, Director del
Departamento de Estética. El texto completo se puede encontrar en Proyecto educativo, evangelización y
ciencia, o. c., p. 13, nt. 27,
41-46.
[24] El “perfil del arquitecto” debe responder a las exigencias
sociales que se le formulan a la Arquitectura. Un elenco de responsabilidades
“propias” de los arquitectos se puede deducir del texto siguiente, concerniente
a la ley colombiana relativa al ejercicio ético de la Arquitectura, válido,
como se verá, también para las Ingenierías, que transcribo en su parte
pertinente: “Ley 435 de 1998, "Por la cual se reglamenta el ejercicio de
la profesión de Arquitectura y
sus profesiones auxiliares, se crea el Consejo Profesional Nacional de Arquitectura y sus profesiones
auxiliares, se dicta el Código
de Ética Profesional, se establece el Régimen Disciplinario para estas
profesiones, se reestructura el Consejo Profesional Nacional de Ingeniería y Arquitectura en Consejo Profesional
Nacional de Ingeniería y sus profesiones auxiliares y otras
disposiciones", publicada en el Diario Oficial No. 43.241, del 19
de febrero de 1998, cuyo texto se transcribe a continuación: "ARTÍCULO 16.
. Son deberes éticos de los Profesionales de quienes trata este Código para con la sociedad: a)
Interesarse por el bien público con el objeto de contribuir con sus
conocimientos, capacidad y experiencia para servir
a la humanidad; b) Cooperar para el progreso de la sociedad aportando su colaboración intelectual y
material en obras culturales, ilustración técnica, ciencia aplicada e
investigación científica; c) Aplicar el máximo de su esfuerzo en el sentido de
lograr una clara expresión hacia la
comunidad de los aspectos técnicos y de los asuntos relativos con sus
respectivas profesiones y de su ejercicio; d) Estudiar cuidadosamente el ambiente que será afectado en cada
propuesta de tarea, evaluando los
impactos ambientales en los ecosistemas involucrados, urbanizados o naturales,
incluido el entorno socioeconómico, seleccionando
la mejor alternativa para contribuir a un desarrollo ambientalmente sano y
sostenible, con el objeto de lograr la mejor calidad de vida para la población;
e) Rechazar toda clase de recomendaciones en trabajos que impliquen daños evitables para el entorno humano y
la naturaleza tanto en espacios abiertos, como en el interior de edificios
evaluando su impacto ambiental, tanto en corto como en largo plazo; f) Ejercer
la profesión sin supeditar sus
conceptos o sus criterios profesionales a actividades partidistas; g) Ofrecer desinteresadamente sus servicios
profesionales en caso de calamidad pública; h) Proteger la vida y salud de los
miembros de la comunidad, evitando
riesgos innecesarios, en la ejecución de los trabajos; i) Abstenerse de
emitir conceptos profesionales, sin tener la convicción absoluta de estar debidamente informados al respecto; j)
Velar por la protección de la integridad
del patrimonio nacional". En (consulta octubre 2006): http://www.oas.org/dsd/fida/laws/legislation/colombia/colombia_99-93.doc
[25] Cf. PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS: Proyecto educativo, evangelización y ciencia, o. c., p. 13,
nt. 27,41.
[26] Ibíd., 42. Dos acotaciones. La primera, sobre la
importancia educativa de las familias, su tarea como promotoras de desarrollo
humano y su condición de lugares insustituibles para la acogida de la vida se
deberían potenciar, en consecuencia, al momento de diseñar las ciudades, p.
ej., para protegerlas y facilitarles la realización de estas tareas (cf. CIV
28). La segunda, sobre los denominados “barrios-dormitorio”, sobre todo en las
grandes ciudades. La arquitectura subraya esta característica humana cual es la
de la socialidad. Ante una cultura que insiste en el individualismo, en el
cerramiento sobre sí mismo y en el cultivo del egoísmo de los intereses
propios, tan perjudiciales para la convivencia humana, la arquitectura reclama
la existencia en las ciudades de espacios sociales dignos para las personas,
inclusive de tipo cultural, social y religioso propiamente tal.
[27] Ibíd., 42-43.
[28] Ibíd., 43-44.
[29] Ibíd., 44.
[30] Ibíd., 44.
[31] Ibíd., 44.
[32] Ibíd., 45.
[33] Ibíd., 46. Coincide esta percepción muy oportunamente con la
Carta apostólica – Motu proprio – del
Papa BENEDICTO XVI Ubicumque et Semper,
21 de septiembre de 2010, por medio de la cual se creó un nuevo Dicasterio en
la Sede Apostólica: el Pontificio Consejo para la promoción de la nueva
evangelización. Textos latino e italiano en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/26191.php?index=26191&po_date=12.10.2010&lang=sp#TESTO%20IN%20LINGUA%20ITALIANA
[34] Durante los últimos años la Facultad de la Pontificia Universidad
Javeriana ha realizado el “Foro Permanente ‘Hábitat y el Derecho a la vivienda
digna’”, que, como informó Diana Daste, que, en el año 2006 ha concluido con un
“Manifiesto hacia la construcción de una política pública de vivienda social,
democrática, equitativa e incluyente que garantice un hábitat digno para los
colombianos”, como reza el subtítulo del documento “Vivienda digna para todos”
que ha publicado. Puede verse en Hoy en
la Javeriana, noviembre de 2006, 8-9, en: http://www.javeriana.edu.co/boletin/revista_mensual/noviembre_06.pdf
[35] Empleamos elementos del “Foro de Diseño Industrial y
antropología”, realizado por el PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ, el
26 de abril de 1995, con la participación de diversas personas representantes
de la misma Carrera, entre ellas, el Dr. Rafael Uribe, Decano Académico de la
Facultad de Arquitectura y Diseño. El texto completo se puede encontrar en Proyecto educativo, evangelización y
ciencia, o. c., p. 13, nt.
27,63-65.
[36] Ibíd., 63.
[37] Ibíd., 63.
[38] Ibíd., 64.
[39] Ibíd., 63.
El tema, desde el punto de
vista de la reflexión ética del profesional del Diseño Industrial, está en
investigación. Cf. en la PUJ (consulta octubre 2006): “Mesa de trabajo ‘Ética en el
diseño industrial’: Reflexión en torno al aspecto social, legitimidad y
pertinencia de la profesión, valores del Diseño Industrial en nuestro
contexto”: http://www.javeriana.edu.co/arquidiseno/ddi/educont.htm#3
[40] Cf. PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS: Proyecto educativo, evangelización y ciencia, o. c., p. 13,
nt. 27,65.
[41] “Los ingenieros aplican los principios de la ciencia y de las
matemáticas a desarrollar soluciones económicas a problemas técnicos. Su
trabajo es el enlace entre las necesidades sociales percibidas y las
aplicaciones comerciales”: “Engineers apply the principles of science and
mathematics to develop economical solutions to technical problems. Their work is the link
between perceived social needs and commercial applications”: 2006-07
Edition, en (consulta octubre 2006): http://www.bls.gov/oco/ocos027.htm
Otras definiciones consideran que las
Ingenierías tienen en común ser el “Arte de aplicar los conocimientos
científicos para inventar, perfeccionar o utilizar la técnica industrial” (en: Definición.org: en: http://www.definicion.org/ingenieria); o, también, ser el
“Conjunto de técnicas que permiten aplicar el saber científico a la utilización
de la materia y de las fuentes de energía, mediante invenciones o
construcciones útiles para el hombre” (en: Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe S.A., Madrid: http://www.wordreference.com/definicion/ingenier%C3%ADa)
[42] Para citar un ejemplo, se puede mencionar que “los sistemas
dinámicos - lineales y no lineales - son modelos matemáticos de composición
algorítmica y de carácter determinístico que han sido usados para estudiar una
gran diversidad de fenómenos tales como la predicción climática, el análisis
demográfico y el comportamiento de mercados económicos, entre otros.
Precisamente, los sistemas dinámicos y sus aplicaciones en música constituyen
una alternativa para generar señales de control que puedan ser utilizadas en la
creación de gestos musicales” (cf. la conferencia de Juan Reyes y Carlos Román
en la PUJ sobre el tema, 24 noviembre de 2006, en: http://www.javeriana.edu.co/boletin/).
[43] Foro celebrado el 26 de abril de 1995, realizado por el PROGRAMA
DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ, con la participación de diversas personas
representantes de la misma Carrera, entre ellas, el Dr. Ing. Jorge Ignacio
Vélez, Decano Académico de la Facultad de Ingeniería. Su intervención fue común
para los Foros de Ingeniería Civil e Ingeniería Electrónica. El texto completo
se puede encontrar en Proyecto educativo,
evangelización y ciencia, o. c., p. 13, nt. 27,47-50. Para el día de hoy, 2011, la Facultad a
abierto 5 especializaciones, 5 maestrías y un doctorado (véase: http://puj-portal.javeriana.edu.co/portal/page/portal/Facultad%20de%20Ingenieria/INICIO#)
[44] Ibíd., 47.
[45] Ibíd., 47.
[46] Cf. ibíd., 48.
[47] Foro celebrado el 26 de abril de 1995, realizado por el PROGRAMA
DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar en ibíd., 47-50. En lo relativo a la
Carrera, la participación corrió a cargo del Ing. Leonardo Vélez, a la sazón
Director de la misma.
[48] Ibíd., 49.
[49] Ibíd., 49.
[50] Ibíd., 49.
[51] Ibíd., 49-50.
[52] Foro celebrado el 31 de marzo de 1995, realizado por el PROGRAMA
DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar en ibíd., 57-61. En lo relativo a la
Carrera, la participación corrió a cargo del Ing. Francisco Viveros, en su
momento Director de la misma.
[53] Ibíd., 59.
[54] Ibíd., 59-60.
[55] Ibíd., 60.
[56] Ibíd.
[57] Ibíd.
[58] Ibíd.
[59] Ibíd.
[60] A la memoria de mi padre. Foro celebrado el 24 de abril de 1995, realizado por el PROGRAMA
DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar en ibíd., 61-62. En lo relativo a la
Carrera, la participación corrió a cargo del Ing. Germán Rojas, a la sazón
Director de la misma.
[61] Ibíd., 62.
[62] Foro celebrado el día 3 de mayo de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 68-74. En lo relativo a la
Carrera, la participación corrió a cargo del Ing. Diego Torres, en el momento
Director de la misma.
[63] Ibíd., 73.
[64] Ibíd., 69.
[65] Ibíd., 73.
[66] Ibíd., 69.
[67] Ibíd., 69-70.
[68] Ibíd., 70-71.
[69] Ibíd., 73.
[70] Ibíd., 74.
[71] Ibíd., 72.
[72] Foro celebrado el día 17 de mayo de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 88-97. En esta ocasión
participaron: Ing. Carlos Julio Cuartas, P. Eduardo Valencia, Decano del Medio,
y la Dra. Gloria Inés Ceballos, Directora de la Carrera.
[73] Ibíd., 96.
[74] Ibíd., 89.
[75] Ibíd., 89-90.
[76] Ibíd., 90.
[77] Ibíd., 93.
[78] Ibíd., 94.
[79] Ibíd., 93.
[80] Cf. ibíd., 97.
[81] Foro celebrado el día 16 de marzo de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 50-57. En esta ocasión
participó el Dr. Ignacio Vélez, Director de la Carrera de Administración.
[82] Cf. ibíd., 50.
[83] Cf. ibíd., 57.
[84] Ibíd., 51.
[85] Ibíd., 53-54.
[86] “Participación en la gestión de organizaciones ya constituidas
pertenecientes al sector público, al sector privado, o a las organizaciones no
gubernamentales (ONG); generación de empresa; desarrollo de actividades como
consultorías, asesorías e investigación; ejercicio de la docencia para
participar en la vida académica de forma directa”: Cf. ibíd., 54.
[87] Ibíd., 52.
[88] Ibíd., 51-52.
[89] Cf. ibíd., 53.
[90] Cf. ibíd., 56.
[91] Cf. ibíd., 57.
[92] Foro celebrado el día 16 de mayo de 1996, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 101-105. En esta ocasión
participó el Dr. Arnoldo Aristizábal, Decano de la Facultad de Psicología.
[93] Ibíd., 101.
[94] Ibíd.
[95] Ibíd., 102.
[96] Cf. ibíd. Valga
la pena anotar la realización, con el apoyo de la PONTIFICIA ACADEMIA DE
CIENCIAS, del “Working
Group On Human Neuroplasticity And Education, 27-28 October 2010”. El Documento final que se produjo es
valioso al tratar de las diferencias cerebrales que se presentan, y de los
logros tan positivos que de ellas derivan, cuando las personas viven la
experiencia de la educación desde su infancia, y cuando no; de ahí que se
requiera la acción de las familias y de los maestros, y de la sociedad entera,
por crear un ambiente óptimo para vivir dicha experiencia. Estudios como el
presente muestran la importancia de los trabajos interdisciplinares en los que
la educación está involucrada, sobre todo en lo concerniente a la educación
moral, campo muchísimo menos investigado.
Véase el texto en: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_academies/acdscien/documents/newpdf/es37.pdf
[97] Cf. ibíd.
[98] Cf. ibíd., 102-103.
[99] Cf. ibíd., 103.
[100] Cf. ibíd.
[101] Ibíd.
[102] Ibíd., 103-104.
[103] Ibíd., 104.
[104] Ibíd.
[105] Cf. ibíd.
[106] Ibíd., 105.
[107] Ibíd.
[108] Foro celebrado el día 10 de mayo de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 75-87. En esta ocasión
participó el Dr. Nelson Contreras, Decano de la Facultad de Odontología.
[109] Ibíd., 75.
[110] En realidad fueron cinco las dimensiones mencionadas finalmente,
cf. ibíd., 75-76.
[111] Ibíd., 76.
[112] Ibíd., 80.
[113] Ibíd., 76.
[114] Ibíd., 77.
[115] Ibíd.
[116] Ibíd., 80.
[117] “En este sentido, debe notarse que las respuestas que los
políticos dan a preguntas sobre la situación del país hacen parte del gran
monstruo que tiene sobrecogidas todas las instituciones y que penetró con sus
tentáculos toda la estructura y todos los sistemas del país. La historia es la
maestra de la vida y señala cómo es necesario en la reforma del currículo
tratar de dar un lugar a la formación sobre lo histórico y lo social de la
persona humana… Si nosotros no aprendemos de la historia, si no estudiamos la
historia, no podremos modificarla; si no nos interesa lo que acontece en el
país, estamos fuera del contexto nacional contribuyendo al crecimiento de sus
problemas, pues parte de lo que sucede en el país se debe a que le hemos dado
la espalda a la realidad… El caso de la historia no es único, pues consta que
al principio, el currículo de la Facultad era casi exclusivamente de
Odontología, pues había cuatro unidades de Ciencias Religiosas a lo largo de
los diez semestres, era todo lo que se tenía dentro de una Universidad como la
Javeriana, no había nada más. Más adelante, el currículo debió apartar unas
unidades para la Psicología porque, aun con todo el desarrollo que se ha tenido
en este siglo en cuento al conocimiento de la persona humana desde los aportes
de Freíd, Piaget, etc., un estudiante de Odontología que estaba en contacto
permanente con las personas sin embargo no tenía los elementos fundamentales
para la comprensión del comportamiento humano… Lo mismo el inglés… El problema
de la Facultad es el vacío pedagógico que existe… La situación de la
Odontología es diferente a la de la Medicina ya que la Ley 100 a través del
Plan Obligatorio de Salud está cubriendo parte de prevención y la parte de
urgencias (el manejo del dolor), dejando el resto de las áreas como planes
complementarios de salud… Está claro que se necesita formar odontólogos
integrales, y formarlos como seres humanos conscientes de la realidad del país,
pero no se puede relativizar la importancia de la excelencia que debe tener el
odontólogo javeriano y que sólo se puede alcanzar con la carga de la academia…
La excelencia no disputa con la formación integral, y hablar de una educación
integral es fundamental, pero puede llevar a olvidarse de la investigación, que
pierde mucho su importancia cuando una tesis se ve sólo como un requisito para
un grado y no como algo que puede ser útil a la Facultad y a la sociedad
colombiana… Las clínicas muestran que el 50% de los odontólogos son
rehabilitadores, y en verdad, si se es integral tiene que pensarse que el
paciente no sólo tiene dientes y que por eso debe brindársele una consulta completa
que dé cuenta de lesiones, patologías, cirugías… En Odontología y Medicina se
busca conservar la especialidad, pero promoviendo odontólogos generales que
sean especialistas, es decir, profesionales con una visión amplia que les
permita tratar un paciente aunque no sea un caso de su especialidad y tomar
alguna decisión, este es el enfoque de la Facultad… En la Facultad se deben
poner los medios para que se crezca en la formación investigativa… Los
conocimientos en anatomía general deben ser más tenidos en cuenta en la
formación del odontólogo… La anatomía de cabeza y cuello es estudiada de manera
muy superficial… Y en fisiología…”: ibíd., 82-87.
[118] Ibíd., 77.
[119] Ibíd.
[120] Ibíd., 78.
[121] Ibíd.
[122] Ibíd., 75.
[123] Cf. ibíd., 76.
[124] Ibíd.
[125] Ibíd., 77.
[126] Ibíd., 79.
[127] Ibíd.
[128] Ibíd., 79. El tema, no sólo en su momento, suscitó varias
intervenciones en el Foro, como quedó recogido en el texto que examinamos.
Pueden verse otras intervenciones y propuestas en las pp. 79, 80 y 81.
[129] Ibíd.
[130] Foro celebrado el día 28 de abril de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 65-68. En esta ocasión
participó la Dra. Nelly Susana Rueda, Directora de las Carreras de
Bacteriología y Microbiología.
[131] Ibíd., 65-66.
[132] Ibíd., 66.
[133] Se subrayaba en ese momento que, entre los diversos factores, “el
puntaje del ICFES” requerido para el ingreso en la Carrera era “el más bajo”.
Cf. ibíd., 67.
[134] Ibíd., 66. También en el Foro se hizo el reclamo de que
está muy extendida socialmente cierta mentalidad según la cual en “los grupos
de trabajo en salud se ve aún cierto mutuo rechazo, cuando en realidad los
intereses son compartidos y los aportes de cada disciplina son de beneficio
para todos…”
[135] Ibíd., 67.
[136] Ibíd.
[137] Ibíd.
[138] Ibíd., 67-68.
[139] Ibíd., 68.
[140] Foro celebrado el día 11 de agosto de 1995, realizado por el
PROGRAMA DE CIENCIAS RELIGIOSAS de la PUJ. El texto completo se puede encontrar
en ibíd., 98-101. En esta ocasión
participó la Dra. Pilar Suárez, Directora de la Carrera de Nutrición y
Dietética.
[141] Ibíd., 98.
[142] Ibíd.
[143] Ibíd.
[144] Ibíd., 99.
[145] Ibíd., 99.
[146] Ibíd.
[147] Cf. ibíd.
[148] Ibíd., 100.
[149] Ibíd.
Notas finales
[i] Indicaba Roberto
LEAL LOBO E SILVA FILHO,
Ex–Rector de universidades brasileñas y consultor de renombre en educación
superior, que en las universidades latinoamericanas, tanto públicas como
privadas, se presenta un problema grave de “gestión”: en primer término, porque
“existe una dicotomía entre lo académico y lo financiero” que conduce a que “la
autonomía de las unidades académicas” no trabaje en forma coordinada con la
“gestión central”, con ciertos estereotipos: “el académico considera que el
administrador es un burócrata, mientras el administrador piensa que el
académico es una persona utópica, que vive fuera de la realidad… Se hace
necesaria una mayor coordinación central y coherente, con menor autonomía
sectorial, con integración estratégica de las competencias”; en segundo lugar,
“los mecanismos de decisión se los piensa poco eficaces e inmovilistas… sobre
todo cuando están muy politizados e ideologizados”; por último, en las
privadas, el 90% y más del presupuesto – del que sí gozan las públicas,
proveniente de la Nación – se obtiene de los pagos de las matrículas: y los
estudiantes no poseen los recursos para pagarse sus estudios”, con las
consecuencias que ello tiene en discriminar la población que entra en las
universidades privadas. Lo anterior debería conducir a que las universidades
privadas recibieran una ayuda en el financiamiento de los costos por parte del
Estado, el cual, en el mejor de los casos, sólo atiende el 30% de la población
estudiantil; ello se debería hacer de forma que, en atención a sus políticas,
se diferencie entre las instituciones en las que se desarrolla la investigación
de excelencia y aquellas en las que se forma la mayoría de los estudiantes. De
lo contrario, las áreas más costosas de la educación, las ingenierías, p. ej.,
quedarían descuidadas… Además, el dilema es asociar al sector académico con los
resultados financieros de la institución, lo cual implica identificar – con
dicho sector – las fuentes alternativas de ingresos. Por otra parte, es
necesario que las universidades privadas interactúen real y permanentemente con
el entorno e involucren sus áreas fundamentales y básicas en los proyectos,
para evitar la fragmentación; finalmente, procurar el mejor tipo de
competencias para coordinar cada tipo de proyecto”: Entrevista publicada el 25
de octubre de 2006 en http://www.columbus-web.com/es/
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