SEGUNDA PARTE
APLICACIÓN DEL MODELO HERMENÉUTICO DE LA TEOLOGÍA DEL DERECHO CANÓNICO A LOS CÁNONES SELECTOS SOBRE LAS UNIVERSIDADES CATÓLICAS
Tabla de contenido
Jesucristo y su “lectura” de los
signos del Reino, como praxis de investigación, conocimiento, adhesión y
preservación de la verdad acerca de Dios, de la Iglesia y del hombre, y de las
implicaciones de ésta sobre el obrar
f. Y, al final, ¿qué? La
invitación a la perseverancia en la construcción del Reino en medio de las
vicisitudes del mundo y de la historia.
Conclusiones provisionales a
propósito de la relación que hizo explícita Jesús entre el Reino y los valores
relativos a la verdad y a la vida
c) Por
último, encontramos un texto que considero fundamental en todo nuestro
recorrido, pues tiene que ver, de modo central, con los llamados “signos de los
tiempos” y sus efectos en el desarrollo de la reflexión y de la acción moral y
jurídica: Lc 21,29-33:
c. La encarnación de Jesús: un
enfoque fundamental y necesario para plantear la búsqueda, conocimiento,
adhesión y mantenimiento de la Verdad sobre Dios, sobre su Iglesia y sobre el
hombre.
d. Los títulos cristológicos
relativos al Segundo encarnado y su referencia a la búsqueda, conocimiento,
adhesión y mantenimiento de la Verdad sobre Dios, sobre su Iglesia y sobre el
hombre
c. El seguimiento de Jesús y su
referencia a la búsqueda, conocimiento, adhesión y mantenimiento de la Verdad
sobre Dios, sobre su Iglesia y sobre el hombre
b. La acción creadora,
sostenedora, renovadora y recapituladora de Cristo en dos textos contemporáneos
y en la reflexión actual y su referencia a la búsqueda, conocimiento, adhesión
y mantenimiento de la Verdad sobre Dios, sobre su Iglesia y sobre el hombre
b. La pregunta acerca de la
enseñanza-aprendizaje como acto de formación personal y de transmisión de
cultura
1) Breve referencia a las
palabras, gestos y acciones de Jesús relativas a la necesidad humana de la
enseñanza de diversos saberes conforme a su propia autonomía, conforme al
querer de Dios.
2) Breve referencia a las
palabras, gestos y acciones de Jesús relativas a la necesidad de hacer
explícita en la enseñanza de diversos saberes su enraizamiento común en el
querer salvífico de Dios.
3) Brevísima referencia a las
palabras, gestos y acciones de Jesús relativas a la necesidad de promover en la
comunidad los diversos saberes y su interrelación en el conjunto de la
enseñanza y de la investigación como expresión actual del querer salvífico de
Dios.
a) El ser humano ha de ser considerado desde lo
bío-fisiológico, es decir, en su dimensión corpórea.
a. La resurrección es, ante
todo, la plena inhabitación de Dios Trino en nosotros y de nosotros en Dios
a. La materia “mixta”
teológico-política concerniente a la religión y a su enseñanza en el territorio
de un Estado
c. La situación actual
concerniente a las libertades constitucionales de religión, culto y conciencia.
d. La situación actual
colombiana concerniente a las libertades constitucionales de religión, culto y
conciencia en lo que se refiere a su ejercicio y tutela, particularmente en su
relación con las libertades relativas a la educación, especialmente a la
educación universitaria
e. Algunas manifestaciones de la
situación actual concerniente a verdad, particularmente en relación con la
investigación y divulgación del conocimiento en instituciones de educación
universitaria
h. El pluralismo religioso,
característica de una visión panorámica mundial que describe las relaciones del
hombre contemporáneo con Dios.
a. La investigación y la
enseñanza de las disciplinas en algunas Universidades católicas
latinoamericanas dentro de las coordenadas de la autonomía científica y el
obsequio a la doctrina católica.
b. Asignaturas que se han
constituido para el estudio de aquellas problemáticas en las que convergen, o
son susceptibles de converger, la teología y las disciplinas que son enseñadas
en cada una de las Facultades
a. Diversos caminos en la
historia del acercamiento a Dios y a la Iglesia y los progresos en su
formulación
1) El análisis de s. Tomás de
Aquino sobre las posibilidades del ser humano para conocer a Dios: el aporte de
los saberes como elemento de juicio doctrinal y moral en orden a la fe
1) Ante todo, es fundamental la
materia relativa al contenido del anuncio del Evangelio y a la acogida del
mismo y a su profundización, que hemos denominado la primera actividad de las
Universidades católicas y de las Universidades y Facultades Eclesiásticas.
2) Consideremos ahora, apenas
indicativa y esquemáticamente, lo concerniente a la segunda dimensión de la
acción de las Universidades católicas y de las Universidades y Facultades
Eclesiásticas: la cuestión del método.
3) El problema del límite moral
en la investigación y la docencia en lo concerniente a la doctrina sobre Dios y
la Iglesia. La percepción “católica” del problema.
a. La verdad y veracidad en el
orden del ser en lo que se refiere a la actividad de las Universidades
católicas y de las Universidades y Facultades Eclesiásticas.
b. La verdad y veracidad en el
orden del quehacer en lo que se refiere a la actividad de las Universidades
católicas, así como las Universidades y Facultades Eclesiásticas. El problema
de la verdad y su significado en orden a la realización de las personas.
c) La
verdad en el pensar, como problema de moral pública y privada, y la tarea de
las Universidades católicas y sus estudios de teología
5) En ocasiones excepcionales, de algún secreto se exige su
revelación. La excepción a la excepción.
b. La responsabilidad de los
miembros de la comunidad universitaria católica en relación con el bien
espiritual de los demás
c. Relaciones mutuas entre la
investigación científica y el desarrollo cultural. La perspectiva teológica: un
aporte co-responsable al diálogo con las demás disciplinas.
Misión de las Universidades
católicas en lo que se refiere especialmente a los cc. 748 § 1; 809; 811 § 2 y
820 del CIC
Capítulo IVJesucristo y su “lectura” de los signos del Reino, como praxis de investigación, conocimiento, adhesión y preservación de la verdad acerca de Dios, de la Iglesia y del hombre, y de las implicaciones de ésta sobre el obrar
“Cuando veáis que sucede esto,
caed en la cuenta de que el Reino de Dios
está cerca”
(Lc 21, 29-31).
En los
capítulos precedentes se ha venido preparando y delimitando el terreno para
emprender ahora propiamente nuestra investigación. El Modelo hermenéutico que
empezamos a ejecutar a partir de este momento ha exigido que, al menos de una
forma introductoria y somera, primeramente expusiéramos los presupuestos y los
marcos teóricos y vitales actuales sobre los que se sustenta. Esto nos ha
llevado, en su orden, a “recuperar la memoria” para traer al presente el
proceso que ha ido conduciendo a la renovación de la docencia de la teología en
las facultades no-eclesiásticas de la Pontificia Universidad Javeriana, al
mismo tiempo que para tomar distancia crítica en relación con él; a reconocer
el contexto en el que ha surgido y en el que se ha desarrollado una teología
del derecho canónico; a volver sobre nuestra tesis doctoral en Derecho canónico
(1996) y sobre las situaciones posteriores que imponen nuevos y más actuales y
radicales planteamientos; a retornar sobre las palabras del M. R. P. Péter Hans
KOLVENBACH, S. J., Prepósito General de la Compañía de Jesús y Gran Canciller
de la Pontificia Universidad Javeriana hasta enero de 2008, en la Universidad
de Santa Clara (California) el 5 de Octubre de 2000; a retomar los trabajos
investigativos presentados en los últimos años en nuestra Facultad sobre temas
vinculados más directamente con esta investigación; y, finalmente, a considerar
el Decreto de la Congregación para la Educación Católica (2002) que reforma el
artículo 76 de la Constitución SCh en
relación con los estudios de Derecho canónico en los postgrados.
El
segundo capítulo, por su parte, sirvió para exponer y fundamentar nuestra
propuesta de un Modelo hermenéutico que lleve a efecto una teología del derecho
canónico: después de hacer el planteamiento del problema que se detecta en la
hermenéutica de los cánones, examinamos cuidadosamente la metodología que
planteamos.
El
tercer capítulo, por su parte, nos ha consentido hacer el análisis de los cc.
748 § 1[1]; 809[2]; 811 § 2[3] y 820[4] del Libro III[5] del Código de Derecho
Canónico (CIC) a partir de los términos latinos en los que están
redactados. Nuestro propósito consistió principalmente en conocer los
siguientes asuntos: estar al tanto de la vinculación existente o no, entre
estos cc. y el CIC de 1917; establecer si en la formulación de dichos cc.
concurrieron otras fuentes legislativas eclesiásticas; observar los eventuales
lugares paralelos con el Código de Cánones de las Iglesias Orientales;
destacar algunos elementos particularmente valiosos a partir del análisis
gramatical y lógico de la expresión latina; formular algunos primeros
comentarios en relación con el texto, proponiendo, inclusive, una posible nueva
traducción del mismo; y, por último, hacer un balance, extraer algunas
conclusiones generales del capítulo e intentar una “reductio ad minimum”
de los elementos caracterizados en orden a orientar la aplicación en ellos del
Modelo hermenéutico.
De esta
manera, en el presente capítulo y en los siguientes tendremos que examinar una
serie de problemáticas de la realidad, que pueden ser observadas desde diversos
ángulos:
·
Relativas a las estructuras antropológicas
culturales de sentido y a la historia, tales como:
-
¿Es posible constatar que los seres humanos,
en desarrollo de sus capacidades individuales, de su interrelación social y
cultural, y de su vocación de plenitud, están llamados a buscar, a conocer, a
abrazar y a mantenerse en la verdad, inclusive respecto de Dios y de su
Iglesia? ¿Cómo se evidencia esto en la experiencia de los pueblos? ¿De qué manera
esto se considera que se ha de llevar a cabo? ¿Qué consecuencias y exigencias
pre-morales y pre-jurídicas plantea esta condición para la vida de los
individuos y de sus colectividades?
-
¿Es posible comprobar que, obrando de esta
manera, se facilite y se anticipe el esperado progreso de las ciencias que
acompañe el paso de cada persona “de condiciones menos humanas a condiciones
más humanas”, y culmine en cada época, pero también en la plenitud de todas las
épocas, en el abrazo de los hombres con la verdad total y salvífica? ¿Qué nos
refiere, de alguna manera, la experiencia humana, al respecto?
-
¿Para lograrlo se han creado, entre otras
instituciones, las universidades, las Universidades católicas y las
universidades y facultades eclesiásticas? ¿Qué ventajas representa ello?
·
Relativas a la pedagogía, a la administración
educativa y, jurídicamente, al Derecho canónico, entre las cuales:
-
¿De qué manera las universidades, las
Universidades católicas y las universidades y facultades eclesiásticas han de
realizar esta misión y qué criterios de exigencia han de tener para cumplirla?
-
En el supuesto de que ello sea así, en
desarrollo esencial de esta misión suya, ¿a las universidades, en general,
concierne la preocupación por hacer que todas las disciplinas se cualifiquen,
desarrollen y avancen más por medio de la investigación, de la docencia y de la
mutua cooperación entre ellas? ¿De qué manera han de lograrlo?
-
¿A las Universidades católicas incumbe, en
consonancia con esa misma misión, crear, desarrollar y mantener unas
asignaturas teológicas, cuyo objetivo sea investigar y transmitir el potencial
que posee una teología elaborada en diálogo respetuoso con las variadas y
autónomas disciplinas que se cultivan en las diversas facultades?
-
¿A las autoridades y profesores de las
universidades y facultades eclesiásticas corresponde, en relación con las demás
universidades, especialmente de las católicas, un incansable papel motivador y
propositivo? ¿De qué manera habrían de realizarlo?
Sin
duda, a estos interrogantes no basta contestar con una simple afirmación o
negación. De lo que se trata aquí es de intentar encontrar y explicar el por
qué y el para qué de todo ello.
Personas
e instituciones inquietas por estas problemáticas, provenientes no sólo del
ámbito de la teología, también nos ponen de presente estas mismas inquietudes,
especialmente al referirlas a nuestro contexto colombiano. Es así como se
considera grave y urgente la situación que manifiestan hechos reconocidos en la
actualidad de nuestro País al diagnosticarse, según los expertos, que
“1. No existe un ‘Sistema
Integrado de la Educación’ con un norte claro, fundamental para definir la
calidad. 2. No existe, en consecuencia, un consenso claro entre el MEN y las
IES sobre la forma de entender y medir la calidad de la educación en el país, ni
sobre sus indicadores […] 5. No existe un consenso sobre la necesidad de
distinguir claramente entre el sistema de “aseguramiento” de la calidad
(preservar algo que ya se tiene), y el sistema de “fomento y promoción”
de la calidad (impulso al deber ser) […] 7. No existe un consenso
suficientemente claro acerca de los límites de la función de la legítima
inspección y vigilancia del gobierno, y los límites de la legítima autonomía
universitaria”[6].
De
igual modo, en lo que se refiere a la integración o coordinación de las
actividades que se refieren a la Educación Superior en toda su amplitud afirman
que
“4. Existen en el país
diversos organismos que apoyan y procuran la calidad, pero no parece haber una
suficiente coordinación e integración entre ellos […] 6. Existen actualmente
muchos componentes del “Sistema de “aseguramiento” y “fomento” de la Calidad”,
pero no están suficientemente integrados entre sí, dando lugar a confusión”[7].
Por su
parte, a estos desafíos, entre otros, el Director del Departamento Nacional de
Planeación (2006), Santiago MONTENEGRO TRUJILLO respondía con las siguientes
palabras con las que concluyó su intervención en la PUJ:
“Todos los demócratas de
Colombia necesitamos lograr un consenso fundamental sobre metas y estrategias y
convencernos que podemos dejar un mejor país para las próximas generaciones.”[8]
Como
podemos observar se trata de asuntos que son de primerísima magnitud también
para el Derecho canónico, reconocido como marco global institucional de la vida
de los cristianos. Ahora bien, si confesamos y conceptuamos que la persona de
Jesucristo es propiamente aquello que diferencia, distingue, fundamenta y,
especialmente, urge las normas canónicas, al tratar acerca de estas cuestiones
debemos, pues, volvernos a Él como la motivación última y definitiva del obrar
cristiano que prescriben los cánones 748 § 1; 809; 811 § 2 y 820. Así, pues: ¿Qué tanto, qué tan
cercanamente ello es así? Es lo que
intentamos responder desde ahora. Procederemos a hacerlo de la siguiente
manera:
En un
breve primer momento y de forma introductoria trataremos de ubicar la cuestión
relativa a Jesús y a los documentos que recogieron su enseñanza: ¿por qué, y de
qué modo, Jesús llegó a ser tan importante para los cristianos de la primera
generación, y qué nos puede decir esto a nosotros, cristianos de comienzos del
siglo XXI? Luego realizaremos las dos grandes partes de nuestra investigación
cristológica: la sección primera, dedicada a la “cristología narrativa” y,
posteriormente, la dedicada a la “cristología reflexivo-sistemática”, cada una
de ellas con sus subdivisiones o subsecciones. En cada una de ellas la
preocupación será siempre encontrar y destacar, en cuanto sea posible, lo que
los textos evangélicos y/o neotestamentarios nos refieren de Jesús de Nazaret
en relación con los temas o líneas maestras de nuestra investigación: a) de qué
manera Jesús buscó, conoció, abrazó y se mantuvo en la verdad, inclusive
respecto de Dios y de su Iglesia, y qué repercusiones tuvo ello en los que le
rodearon; b) si en tales comportamientos, palabras, actitudes y valores que
Jesús vivía, exponía y urgía, se evidenciaba ante todo un “tipo” de ser humano
– individual, social y culturalmente – apto y exigido constitutivamente en lo
que se refiere a la búsqueda, conocimiento, abrazo y mantenimiento en la
verdad, inclusive respecto de Dios y de su Iglesia, y si en ello se expresaba
el querer de Dios en relación a Jesús y a todo hombre; c) si algunas de las
diversas comunidades que entonces acogieron a Jesús y su Revelación llegaron a
expresar, a vivir y/o a formular algunas mínimas normas (morales y/o jurídicas)
relativas a la búsqueda, conocimiento, abrazo y mantenimiento en la verdad,
inclusive respecto de Dios y de su Iglesia, como necesarias para que cada
persona pase consciente y voluntariamente, en la estructura social de su época,
de condiciones menos humanas a condiciones más humanas.
El
hecho de que hubiera una comunidad de personas, mujeres y hombres, adultos,
jóvenes y niños, que no sólo creyó al mensaje de Jesús sino que creyó en Él;
que interiorizó sus palabras, sus gestos y sus acciones como resultado de la
experiencia y de las vivencias que mantuvo con Él, y que luego las transmitió a
otros contemporáneos y a las sucesivas generaciones, primero oralmente e inmediatamente
después por escrito, nos dice que su interés consistía no sólo en contarnos una
historia, sino en ser los testigos de
su presencia viva en medio de ellos y a través de los tiempos[9]. Muchas de esas experiencias y
vivencias originales quedaron recogidas en los textos evangélicos, sin duda
alguna, pero también en las celebraciones litúrgicas que a partir de Él y en
memoria suya se efectuaban, así como en diversas expresiones reglamentarias,
fueran ellas morales o incluso jurídicas, que llegaron a ser debatidas y
convenidas, porque los caracterizaban y los organizaban.
De
Jesús nos ha quedado el testimonio histórico de su persona, de su contingencia,
de su humanidad. Y es precisamente este Jesús histórico la norma, al menos
negativa, contra cualquier manipulación que se quisiese llegar a hacer del
Cristo. La Iglesia cree que en ese hombre Jesús actuaba la libertad de Dios, y
que nuestro tiempo (καιρός) se llenó con Él de Dios y de gracia.
Jesús,
el Cristo: es imposible separar estos dos momentos, el de la existencia terrena
de Jesús y el del anuncio del Resucitado. No sin infligir a la fe cristiana una
herida mortal. Y este es el acontecimiento totalmente nuevo y original de la
historia humana. A él se dedica el estudio de la Cristología. Nosotros no
tenemos el propósito de teorizar sobre él, sino de hacer una consideración
global de estos dos aspectos, con el fin de obtener un perfeccionado
conocimiento de lo humano que en él se expresaba[10], y de profundizar y motivar
mejor un comportamiento moral y jurídico típico cristiano.
En el
encuentro de Jesús con la mujer samaritana, que nos narra Jn 4, 3-42[11]; en el de Jesús con los
discípulos de Emaús, que nos describe Lc 24,13-35[12]; o aún quizás en el de Felipe
con el funcionario etíope, que nos relata He 8,26-39, quisiéramos ver la
que pretendemos que sea nuestra manera de proceder, característica de la
“cristología histórica” o “cristología genética”: esmerarnos por reproducir en
nuestros interlocutores el proceso que siguieron un día los Apóstoles, y hoy en
día siguen los creyentes, y que va desde el encuentro humano con la persona de
Jesús (cristología narrativa) hasta la fe religiosa en su trascendencia
(cristología reflexiva-sistemática)[13]. Y la de la “teología de
rodillas” (H. U. Von Balthasar): como María, que “guardaba todas estas cosas
(acerca de su niño), y las meditaba en su corazón[14]” (Lc 2, 19; cf. Jn
19,25-27).
Pero
aún más. Nuestro propósito conduce a comprender las exigencias que se derivan
para el presente de esa fe en Él, unas exigencias que son morales, e,
inclusive, canónicas. Como teólogos y canonistas, es necesario tener presente
la necesidad de fundamentar adecuadamente ese modo de proceder, y contribuir a
despertar y a educar la conciencia moral y jurídica de los creyentes, de modo que
sus actitudes y actuaciones respondan a la madurez de la fe en Cristo que han
ido alcanzando y sean expresión del seguimiento de Jesús. Su Evangelio, en
efecto, que es todo un modo de vida, está orientado a que los seres humanos
lleguen a su plenitud divina, a que todos “tengamos vida en abundancia[15]”, conforme al querer de Dios[i].
Por eso, en lo que hace referencia concreta a las Universidades católicas, es
absolutamente necesario indagar si, en efecto, existe una razón original,
valedera y legítima, para que “la enseñanza evangélica inspire su
administración y gestión”[16] y se deba transparentar en
ellas. Tendremos ocasión de irlo viendo en el transcurso de las siguientes
páginas, como en un crescendo.
Teología
Moral y Derecho canónico están llamados a ser, cada uno a su modo, dentro de su
propio ámbito y, como veremos aquí, en su interrelación e interdependencia, una
expresión válida, abierta y propositiva de ese seguimiento[17], que a una y a otro toca en
forma tan directa y central. Seguimiento que, entre sus características
primordiales destaca no sólo el llamado a conducir esta vida presente con
los demás hombres y a favor de ellos, sino a que todo el proceso comunicativo teologal, es decir, la búsqueda de la
verdad, su conocimiento, su acogida y la permanencia en ella, sean una decisión
personal que se vuelva un nuevo modo de obrar, característico de
individuos y colectividades, y se integre en ese movimiento de construcción de
mujeres y hombres nuevos. Al igual que Jesús de Nazaret, en continuidad
con la tradición[18] viva de la Iglesia
("depósito" = gr. Parathéke: Παραθήκε) y recuperando los
núcleos fundamentales y permanentes de su enseñanza, tanto la una (la Teología)
como el otro (el Derecho), en consecuencia, están llamados a promover una
constante “conversión” a la verdad de todas las personas y de los sistemas y
estructuras sociales, mediante el anuncio y la denuncia evangélicos. Pues “sin
la verdad no puede el hombre vivir en sociedad”[19], ni aún siquiera puede
dirigirse hacia su propia perfección[20], ya que la verdad aflora no
sólo como un tema epistemológico, ni aún siquiera como un problema ético, sino
como un asunto profunda y radicalmente humano, que le concierne y que le exige
ser considerado en toda su plenitud; inclusive, si lo quisiera aceptar, y como
lo es en realidad, considerarlo como un asunto divino. A esto llama la
tradición bíblica “hacer la verdad”, “caminar en la verdad”, “ser de la
verdad”.
A esta
perspectiva y horizonte hizo Jesús su propio y magistral acercamiento y
vivencia. Su persona, sus gestos, acciones y palabras son lo que las siguientes
páginas pretenden descubrir y mostrar.
Notas de pie de página
[1] “Todos los hombres están obligados a buscar la verdad en aquellas cosas que miran a Dios y a la Iglesia; y, una vez conocida, en razón de la ley divina, están urgidos a, y gozan del derecho de, acogerla con los brazos abiertos y mantenerse en ella”. (Traducción del autor).
[2] “Las Conferencias de los Obispos, si pudiera hacerse y se pusieran a punto todas las cosas, preocúpense por que existan en su territorio Universidades o, por lo menos facultades, distribuidas convenientemente y con enlace armonioso entre ellas, en las cuales se indaguen y se transmitan mediante la enseñanza las variadas disciplinas, teniendo en cuenta la doctrina católica y ciertamente manteniendo intacta la científica autonomía que ellas poseen”. (Traducción del autor).
[3] “En todas y cada una de las Universidades católicas ha de haber asignaturas en las cuales sean tratadas, reflexionadas y académicamente gestionadas ante todo aquellas problemáticas teológicas que están lógicamente encadenadas con las disciplinas de las mismas Facultades.” (Traducción del autor).
[4] “Las Autoridades no menos que los profesores de las universidades y facultades eclesiásticas preocúpense de que las diversas facultades de la universidad se pongan al servicio mutuamente en la medida que el asunto lo permita, y de que exista una cooperación mutua entre la propia universidad o facultad y otras universidades y facultades, incluso no eclesiásticas, por medio de la cual ellas mismas se pongan de acuerdo para (lograr) efectivamente, en acción conjunta, un mayor incremento de las ciencias, mediante congresos, investigaciones científicas coordinadas y por otros medios.” (Traducción del autor).
[5] “De Ecclesiae munere docendi”: “Sobre la función (o misión) educadora (de enseñar) de la Iglesia”.
[6] PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA: “Calidad, Ciencia y Tecnología. Aportes de la Mesa de Trabajo MEN-ASCUN sobre esta temática al Foro sobre el Documento «2019 Visión Colombia II Centenario»” (8 de junio de 2006), en: http://www.javeriana.edu.co/puj/rectoria/Planeacion_2007_2016/Documentos/Calidad_Ciencia_y_Tecnologia.pps#258,3,Diapositiva 3
Según el Documento CONPES 3527, versión del 23 de junio de 2008, elaborado por el DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN – CONSEJO NACIONAL DE POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL de Colombia, que traza la Política Nacional de Competitividad y Productividad, se señala entre los “ejes problemáticos que impiden que Colombia sea más competitiva”, el “8. Baja calidad y poca pertinencia de la educación”. General y principalmente el problema educativo colombiano se está mirando desde una perspectiva económica y, más exactamente, laboral. En efecto, si se observa el mencionado Documento se observa allí que su propósito es hacer que “los sistemas educativos y de formación para el trabajo formen el recurso humano requerido para aumentar la productividad y la competitividad del país”; por lo cual se han de priorizar acciones que formen en “competencias laborales” que conduzcan a “Impulsar un nuevo modelo de Formación Profesional en el país, coherente con los actuales requerimientos de transformación y modernización del aparato productivo colombiano y con los retos que impone la Sociedad del Conocimiento”, si bien no se deja del todo de lado el hecho de que se ha de mantener la “Implementación de esquemas flexibles que promuevan la movilidad entre subsistemas, con el desarrollo de competencias básicas, científicas, ciudadanas y laborales como el eje articulador” (p. 46). Un criterio nada desdeñable pero apenas insinuado es el “5. Promoción de la cultura de la responsabilidad social universitaria” que busca “Poner en marcha el Sistema del Servicio Social Universitario que permita a las IES y los estudiantes involucrase en proyectos sociales que contribuyan a la reconciliación y el desarrollo regional” (p. 47). En (consulta diciembre 2008): http://www.dnp.gov.co/PortalWeb/Portals/0/archivos/documentos/Subdireccion/Conpes/3527.pdf
[7] PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA: “Calidad, Ciencia y Tecnología. Aportes de la Mesa de Trabajo MEN-ASCUN sobre esta temática al Foro sobre el Documento «2019 Visión Colombia II Centenario»” (8 de junio de 2006), en: http://www.javeriana.edu.co/puj/rectoria/Planeacion_2007_2016/Documentos/Calidad_Ciencia_y_Tecnologia.pps#259,4,Diapositiva 4
[8] Santiago MONTENEGRO TRUJILLO, Ex-Director Departamento Nacional de Planeación: “2019. Visión Colombia. II Centenario” Pontificia Universidad Javeriana, 21 de junio de 2006, en (consulta julio 2006):
[9] Estas ideas las tomo globalmente de: Jon SOBRINO: Cristología desde América Latina México 1977 1-34; 75; 235-267; y de José Ignacio GONZÁLEZ FÁUS: La humanidad nueva. Ensayo de Cristología Santander 1984 15-50 y 122; íd.: Acceso a Jesús Salamanca 1979 76-85.
Sobre los aspectos propiamente histórico-literarios de la transición de lo oral a lo escrito y de los impactos culturales que, aún hoy en día, este hecho ocasiona, puede verse de Jack GOODY: El hombre, la escritura y la muerte Península Barcelona 1998 141-161 "La escritura y sus consecuencias".
[10] Soy consciente de toda la problemática que plantean algunos autores sobre el contenido, y no sólo sobre el sentido revelatorio, que tiene la persona de Jesús, conforme a GS 22, y a sus implicaciones antropológicas. Con todo, no podemos sino remitir a los textos que tratan del particular, participando en la tradición de la Iglesia.
[11] Para un análisis exegético del texto, cf. Fidel OÑORO C.: “«Si conocieras el don de Dios». El encuentro de Jesús con la samaritana: Jn 4,1-42” (Texto de estudio en curso de nuestra Facultad de Teología, 28 de febrero de 2002) 31pp.
[12] Ya los discípulos de hecho conocían las Escrituras, pero Dios les da una capacidad a sus mentes para que, con una luz nueva e inteligible, puedan juzgar sobre lo que ya conocían; o también, para que puedan juzgar de acuerdo con la verdad divina (en su perspectiva) los acontecimientos cuyo curso natural captan las personas; o, inclusive, para juzgar más veraz y eficazmente lo que habría que hacer, enseñados por Dios. Cf. S. Tomás DE AQUINO: ST II-IIae q. 173, a. 2, resp. Véase el comentario del S. P. BENEDICTO XVI en su audiencia del 12 de diciembre de 2012 a propósito del “memorial”, de su antecedente veterotestamentario y de su iluminación y plenificación en Cristo, en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/30184.php?index=30184&lang=sp
[13] Hemos explicado anteriormente el empleo que hacemos en esta investigación de ambos términos, al referirnos a la cristología narrativa o histórica, y cristología sistemática o soteriológica, o, mejor aún, categorial, cf. p. 120.
En términos muy precisos el Cardenal Marc OUELLET, P.S.S., se refiere a esta, la experiencia fundante de la Iglesia, ayer y hoy: “El Papa Benedicto XVI ha traducido en una célebre fórmula este carácter de acontecimiento de la revelación: «Hemos creído en el amor de Dios» - escibe el Santo Padre – así el cristiano puede expresar la elección fundamental de su vida. Al comienzo del ser cristiano no está una decisión ética, o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da a la vida un nuevo horizonte, y con ello la dirección decisiva» (DCE 1b). El cristianismo no es, pues, el fruto de una sabiduría humana, o de una idea genial, sino de un encuentro y de una alianza con una persona que da a la existencia humana su orientación decisiva y su forma. Desde esta óptica, la figura de la Virgen María que ha cooperado en el misterio de la Encarnación del Verbo, permanece como el paradigma insuperable de la Iglesia en relación fecunda con la Palabra de Dios”: “Papa Benedetto XVI ha tradotto in una celebre formula questo carattere di evento della rivelazione: «Abbiamo creduto all'amore di Dio - scrive il Santo Padre - così il cristiano può esprimere la scelta fondamentale della sua vita. All’inizio dell’essere cristiano non c’è una decisione etica o una grande idea, bensì l’incontro con un avvenimento, con una Persona, che dà alla vita un nuovo orizzonte e con ciò la direzione decisiva»6. Il cristianesimo non è dunque il frutto d’una saggezza umana o d’una idea geniale ma di un incontro e di una alleanza con una Persona che dà all’esistenza umana il suo decisivo orientamento e la sua forma. In quest’ottica, la figura della Vergine Maria che ha cooperato al mistero dell’Incarnazione del Verbo, rimane l’insuperabile paradigma del fecondo rapporto della Chiesa alla Parola di Dio”: Presentación de la Exh. Apost. Postsinodal Verbum Domini, 11 de noviembre de 2010, “A. El paradigma mariano”, en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/26387.php?index=26387&lang=sp
De igual modo la Iglesia, como Jesucristo-Acontecimiento, es necesario ubicarla en su naturaleza íntima en el plan de Dios: “propter nos homines et propter nostram salutem”. El Papa BENEDICTO XVI lo ha subrayado con precisión y claridad, y ha urgido que ella – en la persona de cada uno de los cristianos – lo exprese realmente, vital y vivencialmente: que así como Jesús, antes que ser un Maestro de ética o de moral, como lo reiteramos en estas páginas, tampoco ella lo es ni primera ni principalmente, sino consecuencialmente: “Hoy en día muchos tienen una concepción limitada de la fe cristiana, porque la identifican con un mero sistema de creencias y de valores y no tanto con la verdad de un Dios que se ha revelado en la historia, deseoso de comunicarse con el hombre de tú a tú, en una relación de amor con él. En realidad, como fundamente de toda doctrina o valor existe el acontecimiento del encuentro entre el hombre y Dios en Cristo Jesús. El Cristianismo, antes que una moral o que una ética, es acontecimiento del amor, es acoger la persona de Jesús. Por esto, el cristiano y las comunidades cristianas deben por encima de todo mirar y hacer mirar hacia Cristo, verdadero Camino que conduce a Dios”: audiencia general del 14 de noviembre de 2012 (consulta en la fecha), en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/30024.php?index=30024&po_date=14.11.2012&lang=sp (Traducción mía).
[14] Acerca de la contraposición que en términos contemporáneos se ha caracterizado como entre “Jerusalén y Atenas”, con todo lo que lleva consigo, bueno es recordar que esta consideración a la que aluden Lucas y los demás autores sagrados, tan “orientales”, diverge de la “razón razonante” y del “pensamiento discursivo”, tan “occidentales” y, sobre todo, típicos de la “modernidad”. Paul EVDOKIMOV, desde la ortodoxia rusa, examinó complexivamente el asunto en su libro L’Orthodoxie Paris Delachaux et Niestlé 1959 7 y 138.
Refiriéndose, de nuevo, sobre el tema, el Papa FRANCISCO apremiaba el 10 de abril de 2014 a los docentes y estudiantes de los Pontificios Instituto Bíblico y Oriental y de la Pontificia Universidad Gregoriana, instituciones confiadas a la Compañía de Jesús: “Existe necesidad de una verdadera hermenéutica evengélica para comprender mejor la vida, el mundo, los hombres, no de una síntesis sino de una atmósfera de investigación y certeza basada sobre las verdades de razón y de fe. La filosofía y la teología permiten adquirir las convicciones que estructuran y fortalecen la inteligencia e iluminan la voluntad… pero todo esto es fecundo sólo si se lo hace con la mente abierta y de rodillas. El teólogo que se complace de su pensamiento completo y acabado es un mediocre. El buen teólogo y filósofo tiene un pensamiento abierto, es decir, incompleto, siempre abierto al maius de Dios y de la verdad, siempre en desarrollo, conforme a aquella ley que san Vicente de Lerins describe así: «annis consolidetur, dilatetur tempore, sublimentur aetate» (Commonitorium primum, 23: PL 50, 668): se consolida con los años, se dilata con el tiempo, se profundiza con la edad. Esto es el teólogo que tiene la mente abierta. Y el teólogo que no ora y que no adora a Dios termina hundido en el más repugnante narcisismo. Y esta es una enfermedad eclesiástica. ¡Hace tanto mal el narcisismo de los teólogos, de los pensadores, es repulsivo!”: discurso de la fecha en: http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/04/10/0257/00576.html (Cursiva en el texto es mía).
[15] “Presentando el núcleo central de su misión redentora, Jesús dice: « Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia » (Jn 10, 10). Se refiere a aquella vida « nueva » y « eterna », que consiste en la comunión con el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador. Pero es precisamente en esa « vida » donde encuentran pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre”: JUAN PABLO II, enc. EV 1.
[16] Misael CAMUS IBACACHE: Prólogo de la obra Las Universidades católicas. Estudios jurídicos y filosóficos sobre la educación superior católica Universidad Católica del Norte Ediciones Universitarias Monografías jurídicas Escuela de Derecho Antofagasta 2007 15. No son suficientes, pues, por sí mismos, y, por el contrario, sí pueden resultar contraproducentes, “procesos de gestión de cambio organizacional” cualesquiera que se pretendan implementar en las instituciones católicas con vistas a generar cambios en ellas.
[17] Tendremos ocasión de desarrollar brevemente el tema en el capítulo siguiente, al tratar de la kénosis (p. 673 ss) y de sus consecuencias antropológicas (p. 914 ss).
[18] Cf. la nota (iii) sobre la tradición que hemos colocado en el capítulo II (1.a.2, p. 92).
[19] ST II-IIae, q. 114, a. 2, ad 1um.
[20] Cf. ibid., q. 118, a. 4, resp.
Notas finales
[i] Ya señalamos en el capítulo segundo (p. 115ss) las dificultades inherentes a un tipo de lectura acrítica de los textos evangélicos desde la perspectiva de la teología moral como de la canonística, como, por otra parte, puede ocurrir con todos los demás textos bíblicos. Para hacer conciencia de esta problemática, la PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA efectuó un estudio en 1993, L'interpretazione della Bibbia nella Chiesa, sobre las diversas tendencias interpretativas de la Sagrada Escritura en el momento actual, señalando sus posibilidades, pero también sus límites, y señalando que el problema que se ponía no era, ni mucho menos, sólo contemporáneo. Decía en efecto: “El problema es, por tanto, antiguo, pero con el pasar del tiempo se ha acentuado: veinte o treinta siglos separan quizás al lector de los hechos y de los dichos referidos en la Biblia, y esto no deja de suscitar varias dificultades. De otra parte, a causa del progreso de las ciencias humanas, los problemas concernientes a la interpretación han llegado a ser, en los tiempos modernos, más complejos. Han sido puesto a punto métodos científicos para el estudio de textos de la antigüedad. ¿En qué medida estos métodos se pueden considerar apropiados para la interpretación de la Sagrada Escritura? A este interrogante, la prudencia pastoral de la Iglesia ha respondido por mucho tiempo de una manera muy reticente, porque con frecuencia los métodos, no obstante sus elementos positivos, se encuentran ligados a opiniones opuestas a la fe cristiana”: “Introducción: A. Problemática actual”.
Por la importancia que reviste para lo que un poco más adelante diremos, es importante advertir que el Documento mencionado trata específicamente las perspectivas lingüísticas y literarias, histórico-críticas, sincrónicas y diacrónicas, retóricas y semióticas de interpretación, y, entre todos ellas, las narrativas: “Para la exégesis de la Biblia, el análisis narrativo presenta una evidente utilidad, porque corresponde a la naturaleza narrativa de gran número de textos bíblicos. Puede contribuir a facilitar el paso, con frecuencia difícil, del sentido del texto en su contexto histórico, así como el método histórico-crítico busca definirlo, en el sentido que tiene para el lector de hoy. De otra parte, sin embargo, la distinción entre ‘autor real’ y ‘autor implícito’ aumenta la complejidad de los problemas de interpretación. El análisis narrativo de los textos bíblicos no puede limitarse a aplicar sobre ellos modelos preestablecidos, sino que debe sobre todo esforzarse por corresponder a su especificidad. Su aproximación sincrónica requiere ser completada por estudios diacrónicos. Debe, por otra parte, precaverse de una posible tendencia a excluir toda elaboración doctrinal de los datos contenidos en los relatos de la Biblia, en cuyo caso se encontraría en desacuerdo con la misma tradición bíblica, que practica este género de elaboración, y con la tradición eclesial, que ha proseguido este camino. Es oportuno, en fin, notar que no es posible considerar la eficacia existencial subjetiva de la Palabra de Dios transmitida narrativamente como un criterio suficiente de la verdad de su comprensión”: “I metodi e approcci per l’interpretazione. B. Nuovi metodi di analisi letteraria. 2. Analisi narrativa”. En: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_19930415_interpretazione_it.html
La traducción de estos textos y la cursiva son mías. Ha de tenerse presente lo que decíamos al respecto en el capítulo II (p. 116ss).
caed en la cuenta de que el Reino de Dios está cerca”
Notas de pie de página
[1] “Todos los hombres están obligados a buscar la verdad en aquellas cosas que miran a Dios y a la Iglesia; y, una vez conocida, en razón de la ley divina, están urgidos a, y gozan del derecho de, acogerla con los brazos abiertos y mantenerse en ella”. (Traducción del autor).
[2] “Las Conferencias de los Obispos, si pudiera hacerse y se pusieran a punto todas las cosas, preocúpense por que existan en su territorio Universidades o, por lo menos facultades, distribuidas convenientemente y con enlace armonioso entre ellas, en las cuales se indaguen y se transmitan mediante la enseñanza las variadas disciplinas, teniendo en cuenta la doctrina católica y ciertamente manteniendo intacta la científica autonomía que ellas poseen”. (Traducción del autor).
[3] “En todas y cada una de las Universidades católicas ha de haber asignaturas en las cuales sean tratadas, reflexionadas y académicamente gestionadas ante todo aquellas problemáticas teológicas que están lógicamente encadenadas con las disciplinas de las mismas Facultades.” (Traducción del autor).
[4] “Las Autoridades no menos que los profesores de las universidades y facultades eclesiásticas preocúpense de que las diversas facultades de la universidad se pongan al servicio mutuamente en la medida que el asunto lo permita, y de que exista una cooperación mutua entre la propia universidad o facultad y otras universidades y facultades, incluso no eclesiásticas, por medio de la cual ellas mismas se pongan de acuerdo para (lograr) efectivamente, en acción conjunta, un mayor incremento de las ciencias, mediante congresos, investigaciones científicas coordinadas y por otros medios.” (Traducción del autor).
[5] “De Ecclesiae munere docendi”: “Sobre la función (o misión) educadora (de enseñar) de la Iglesia”.
[6] PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA: “Calidad, Ciencia y Tecnología. Aportes de la Mesa de Trabajo MEN-ASCUN sobre esta temática al Foro sobre el Documento «2019 Visión Colombia II Centenario»” (8 de junio de 2006), en: http://www.javeriana.edu.co/puj/rectoria/Planeacion_2007_2016/Documentos/Calidad_Ciencia_y_Tecnologia.pps#258,3,Diapositiva 3
Según el Documento CONPES 3527, versión del 23 de junio de 2008, elaborado por el DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN – CONSEJO NACIONAL DE POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL de Colombia, que traza la Política Nacional de Competitividad y Productividad, se señala entre los “ejes problemáticos que impiden que Colombia sea más competitiva”, el “8. Baja calidad y poca pertinencia de la educación”. General y principalmente el problema educativo colombiano se está mirando desde una perspectiva económica y, más exactamente, laboral. En efecto, si se observa el mencionado Documento se observa allí que su propósito es hacer que “los sistemas educativos y de formación para el trabajo formen el recurso humano requerido para aumentar la productividad y la competitividad del país”; por lo cual se han de priorizar acciones que formen en “competencias laborales” que conduzcan a “Impulsar un nuevo modelo de Formación Profesional en el país, coherente con los actuales requerimientos de transformación y modernización del aparato productivo colombiano y con los retos que impone la Sociedad del Conocimiento”, si bien no se deja del todo de lado el hecho de que se ha de mantener la “Implementación de esquemas flexibles que promuevan la movilidad entre subsistemas, con el desarrollo de competencias básicas, científicas, ciudadanas y laborales como el eje articulador” (p. 46). Un criterio nada desdeñable pero apenas insinuado es el “5. Promoción de la cultura de la responsabilidad social universitaria” que busca “Poner en marcha el Sistema del Servicio Social Universitario que permita a las IES y los estudiantes involucrase en proyectos sociales que contribuyan a la reconciliación y el desarrollo regional” (p. 47). En (consulta diciembre 2008): http://www.dnp.gov.co/PortalWeb/Portals/0/archivos/documentos/Subdireccion/Conpes/3527.pdf
[7] PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA: “Calidad, Ciencia y Tecnología. Aportes de la Mesa de Trabajo MEN-ASCUN sobre esta temática al Foro sobre el Documento «2019 Visión Colombia II Centenario»” (8 de junio de 2006), en: http://www.javeriana.edu.co/puj/rectoria/Planeacion_2007_2016/Documentos/Calidad_Ciencia_y_Tecnologia.pps#259,4,Diapositiva 4
[8] Santiago MONTENEGRO TRUJILLO, Ex-Director Departamento Nacional de Planeación: “2019. Visión Colombia. II Centenario” Pontificia Universidad Javeriana, 21 de junio de 2006, en (consulta julio 2006):
[9] Estas ideas las tomo globalmente de: Jon SOBRINO: Cristología desde América Latina México 1977 1-34; 75; 235-267; y de José Ignacio GONZÁLEZ FÁUS: La humanidad nueva. Ensayo de Cristología Santander 1984 15-50 y 122; íd.: Acceso a Jesús Salamanca 1979 76-85.
Sobre los aspectos propiamente histórico-literarios de la transición de lo oral a lo escrito y de los impactos culturales que, aún hoy en día, este hecho ocasiona, puede verse de Jack GOODY: El hombre, la escritura y la muerte Península Barcelona 1998 141-161 "La escritura y sus consecuencias".
[10] Soy consciente de toda la problemática que plantean algunos autores sobre el contenido, y no sólo sobre el sentido revelatorio, que tiene la persona de Jesús, conforme a GS 22, y a sus implicaciones antropológicas. Con todo, no podemos sino remitir a los textos que tratan del particular, participando en la tradición de la Iglesia.
[11] Para un análisis exegético del texto, cf. Fidel OÑORO C.: “«Si conocieras el don de Dios». El encuentro de Jesús con la samaritana: Jn 4,1-42” (Texto de estudio en curso de nuestra Facultad de Teología, 28 de febrero de 2002) 31pp.
[12] Ya los discípulos de hecho conocían las Escrituras, pero Dios les da una capacidad a sus mentes para que, con una luz nueva e inteligible, puedan juzgar sobre lo que ya conocían; o también, para que puedan juzgar de acuerdo con la verdad divina (en su perspectiva) los acontecimientos cuyo curso natural captan las personas; o, inclusive, para juzgar más veraz y eficazmente lo que habría que hacer, enseñados por Dios. Cf. S. Tomás DE AQUINO: ST II-IIae q. 173, a. 2, resp. Véase el comentario del S. P. BENEDICTO XVI en su audiencia del 12 de diciembre de 2012 a propósito del “memorial”, de su antecedente veterotestamentario y de su iluminación y plenificación en Cristo, en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/30184.php?index=30184&lang=sp
[13] Hemos explicado anteriormente el empleo que hacemos en esta investigación de ambos términos, al referirnos a la cristología narrativa o histórica, y cristología sistemática o soteriológica, o, mejor aún, categorial, cf. p. 120.
En términos muy precisos el Cardenal Marc OUELLET, P.S.S., se refiere a esta, la experiencia fundante de la Iglesia, ayer y hoy: “El Papa Benedicto XVI ha traducido en una célebre fórmula este carácter de acontecimiento de la revelación: «Hemos creído en el amor de Dios» - escibe el Santo Padre – así el cristiano puede expresar la elección fundamental de su vida. Al comienzo del ser cristiano no está una decisión ética, o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da a la vida un nuevo horizonte, y con ello la dirección decisiva» (DCE 1b). El cristianismo no es, pues, el fruto de una sabiduría humana, o de una idea genial, sino de un encuentro y de una alianza con una persona que da a la existencia humana su orientación decisiva y su forma. Desde esta óptica, la figura de la Virgen María que ha cooperado en el misterio de la Encarnación del Verbo, permanece como el paradigma insuperable de la Iglesia en relación fecunda con la Palabra de Dios”: “Papa Benedetto XVI ha tradotto in una celebre formula questo carattere di evento della rivelazione: «Abbiamo creduto all'amore di Dio - scrive il Santo Padre - così il cristiano può esprimere la scelta fondamentale della sua vita. All’inizio dell’essere cristiano non c’è una decisione etica o una grande idea, bensì l’incontro con un avvenimento, con una Persona, che dà alla vita un nuovo orizzonte e con ciò la direzione decisiva»6. Il cristianesimo non è dunque il frutto d’una saggezza umana o d’una idea geniale ma di un incontro e di una alleanza con una Persona che dà all’esistenza umana il suo decisivo orientamento e la sua forma. In quest’ottica, la figura della Vergine Maria che ha cooperato al mistero dell’Incarnazione del Verbo, rimane l’insuperabile paradigma del fecondo rapporto della Chiesa alla Parola di Dio”: Presentación de la Exh. Apost. Postsinodal Verbum Domini, 11 de noviembre de 2010, “A. El paradigma mariano”, en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/26387.php?index=26387&lang=sp
De igual modo la Iglesia, como Jesucristo-Acontecimiento, es necesario ubicarla en su naturaleza íntima en el plan de Dios: “propter nos homines et propter nostram salutem”. El Papa BENEDICTO XVI lo ha subrayado con precisión y claridad, y ha urgido que ella – en la persona de cada uno de los cristianos – lo exprese realmente, vital y vivencialmente: que así como Jesús, antes que ser un Maestro de ética o de moral, como lo reiteramos en estas páginas, tampoco ella lo es ni primera ni principalmente, sino consecuencialmente: “Hoy en día muchos tienen una concepción limitada de la fe cristiana, porque la identifican con un mero sistema de creencias y de valores y no tanto con la verdad de un Dios que se ha revelado en la historia, deseoso de comunicarse con el hombre de tú a tú, en una relación de amor con él. En realidad, como fundamente de toda doctrina o valor existe el acontecimiento del encuentro entre el hombre y Dios en Cristo Jesús. El Cristianismo, antes que una moral o que una ética, es acontecimiento del amor, es acoger la persona de Jesús. Por esto, el cristiano y las comunidades cristianas deben por encima de todo mirar y hacer mirar hacia Cristo, verdadero Camino que conduce a Dios”: audiencia general del 14 de noviembre de 2012 (consulta en la fecha), en: http://press.catholica.va/news_services/bulletin/news/30024.php?index=30024&po_date=14.11.2012&lang=sp (Traducción mía).
[14] Acerca de la contraposición que en términos contemporáneos se ha caracterizado como entre “Jerusalén y Atenas”, con todo lo que lleva consigo, bueno es recordar que esta consideración a la que aluden Lucas y los demás autores sagrados, tan “orientales”, diverge de la “razón razonante” y del “pensamiento discursivo”, tan “occidentales” y, sobre todo, típicos de la “modernidad”. Paul EVDOKIMOV, desde la ortodoxia rusa, examinó complexivamente el asunto en su libro L’Orthodoxie Paris Delachaux et Niestlé 1959 7 y 138.
Refiriéndose, de nuevo, sobre el tema, el Papa FRANCISCO apremiaba el 10 de abril de 2014 a los docentes y estudiantes de los Pontificios Instituto Bíblico y Oriental y de la Pontificia Universidad Gregoriana, instituciones confiadas a la Compañía de Jesús: “Existe necesidad de una verdadera hermenéutica evengélica para comprender mejor la vida, el mundo, los hombres, no de una síntesis sino de una atmósfera de investigación y certeza basada sobre las verdades de razón y de fe. La filosofía y la teología permiten adquirir las convicciones que estructuran y fortalecen la inteligencia e iluminan la voluntad… pero todo esto es fecundo sólo si se lo hace con la mente abierta y de rodillas. El teólogo que se complace de su pensamiento completo y acabado es un mediocre. El buen teólogo y filósofo tiene un pensamiento abierto, es decir, incompleto, siempre abierto al maius de Dios y de la verdad, siempre en desarrollo, conforme a aquella ley que san Vicente de Lerins describe así: «annis consolidetur, dilatetur tempore, sublimentur aetate» (Commonitorium primum, 23: PL 50, 668): se consolida con los años, se dilata con el tiempo, se profundiza con la edad. Esto es el teólogo que tiene la mente abierta. Y el teólogo que no ora y que no adora a Dios termina hundido en el más repugnante narcisismo. Y esta es una enfermedad eclesiástica. ¡Hace tanto mal el narcisismo de los teólogos, de los pensadores, es repulsivo!”: discurso de la fecha en: http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/04/10/0257/00576.html (Cursiva en el texto es mía).
[15] “Presentando el núcleo central de su misión redentora, Jesús dice: « Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia » (Jn 10, 10). Se refiere a aquella vida « nueva » y « eterna », que consiste en la comunión con el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador. Pero es precisamente en esa « vida » donde encuentran pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre”: JUAN PABLO II, enc. EV 1.
[16] Misael CAMUS IBACACHE: Prólogo de la obra Las Universidades católicas. Estudios jurídicos y filosóficos sobre la educación superior católica Universidad Católica del Norte Ediciones Universitarias Monografías jurídicas Escuela de Derecho Antofagasta 2007 15. No son suficientes, pues, por sí mismos, y, por el contrario, sí pueden resultar contraproducentes, “procesos de gestión de cambio organizacional” cualesquiera que se pretendan implementar en las instituciones católicas con vistas a generar cambios en ellas.
[17] Tendremos ocasión de desarrollar brevemente el tema en el capítulo siguiente, al tratar de la kénosis (p. 673 ss) y de sus consecuencias antropológicas (p. 914 ss).
[18] Cf. la nota (iii) sobre la tradición que hemos colocado en el capítulo II (1.a.2, p. 92).
[19] ST II-IIae, q. 114, a. 2, ad 1um.
[20] Cf. ibid., q. 118, a. 4, resp.
Notas finales
[i] Ya señalamos en el capítulo segundo (p. 115ss) las dificultades inherentes a un tipo de lectura acrítica de los textos evangélicos desde la perspectiva de la teología moral como de la canonística, como, por otra parte, puede ocurrir con todos los demás textos bíblicos. Para hacer conciencia de esta problemática, la PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA efectuó un estudio en 1993, L'interpretazione della Bibbia nella Chiesa, sobre las diversas tendencias interpretativas de la Sagrada Escritura en el momento actual, señalando sus posibilidades, pero también sus límites, y señalando que el problema que se ponía no era, ni mucho menos, sólo contemporáneo. Decía en efecto: “El problema es, por tanto, antiguo, pero con el pasar del tiempo se ha acentuado: veinte o treinta siglos separan quizás al lector de los hechos y de los dichos referidos en la Biblia, y esto no deja de suscitar varias dificultades. De otra parte, a causa del progreso de las ciencias humanas, los problemas concernientes a la interpretación han llegado a ser, en los tiempos modernos, más complejos. Han sido puesto a punto métodos científicos para el estudio de textos de la antigüedad. ¿En qué medida estos métodos se pueden considerar apropiados para la interpretación de la Sagrada Escritura? A este interrogante, la prudencia pastoral de la Iglesia ha respondido por mucho tiempo de una manera muy reticente, porque con frecuencia los métodos, no obstante sus elementos positivos, se encuentran ligados a opiniones opuestas a la fe cristiana”: “Introducción: A. Problemática actual”.
Por la importancia que reviste para lo que un poco más adelante diremos, es importante advertir que el Documento mencionado trata específicamente las perspectivas lingüísticas y literarias, histórico-críticas, sincrónicas y diacrónicas, retóricas y semióticas de interpretación, y, entre todos ellas, las narrativas: “Para la exégesis de la Biblia, el análisis narrativo presenta una evidente utilidad, porque corresponde a la naturaleza narrativa de gran número de textos bíblicos. Puede contribuir a facilitar el paso, con frecuencia difícil, del sentido del texto en su contexto histórico, así como el método histórico-crítico busca definirlo, en el sentido que tiene para el lector de hoy. De otra parte, sin embargo, la distinción entre ‘autor real’ y ‘autor implícito’ aumenta la complejidad de los problemas de interpretación. El análisis narrativo de los textos bíblicos no puede limitarse a aplicar sobre ellos modelos preestablecidos, sino que debe sobre todo esforzarse por corresponder a su especificidad. Su aproximación sincrónica requiere ser completada por estudios diacrónicos. Debe, por otra parte, precaverse de una posible tendencia a excluir toda elaboración doctrinal de los datos contenidos en los relatos de la Biblia, en cuyo caso se encontraría en desacuerdo con la misma tradición bíblica, que practica este género de elaboración, y con la tradición eclesial, que ha proseguido este camino. Es oportuno, en fin, notar que no es posible considerar la eficacia existencial subjetiva de la Palabra de Dios transmitida narrativamente como un criterio suficiente de la verdad de su comprensión”: “I metodi e approcci per l’interpretazione. B. Nuovi metodi di analisi letteraria. 2. Analisi narrativa”. En: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_19930415_interpretazione_it.html
La traducción de estos textos y la cursiva son mías. Ha de tenerse presente lo que decíamos al respecto en el capítulo II (p. 116ss).
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